lunes, 15 de junio de 2015

POEMAS DE ACHA. REMANSO PARTE 1

Este es su segundo libro de poemas. Comprende los versos escritos desde 1949 hasta 1956. El título se lo dio ella misma y, en la mayoría de los casos, los temas son momentos de la historia, Jesús, la Iglesia de San Roque que fue su parroquia durante muchos años y la confianza en María, que aparece bajo diversas advocaciones.




SONETO GALANTE

(A la incomparable Carmelay)
1949

Este soneto que del alma brota

va impregnado de dicha y alegría.
Y un destello de amor en cada nota
va dejando correr el alma mía.

Para ti que comprendiste mis anhelos
y complacerlos, a la vez, supiste.
Dedico estos versos mensajeros
del gozo que comprendiéndome me diste.

Gozo del alma que será en la tuya
Un mensaje de dicha y de ventura
Porque alegrar al alma donde bulla.

El torrente voraz de los dolores
Es tener de los ángeles ternura
Y del cielo, los astros, los fulgores.


ACROSTICO

Mariano Ospina Pérez
1949

Marcando casi un lustro de la historia

       Arriaste de la bandera los colores
       Repleto de valor y entusiasmo
       Y al escribir vuestra página de gloria
       Anunciando a la Patria días mejores,
       Nacerán como laureles tus memorias
       Orlando del escudo, los blasones.

       ¡Oh, Coloso del bien incomprendido!
       Según todo lo grande y lo sublime
       Para llegar a ser lo que tú has sido,
       Inteligencia, valor, corazón firme,
       Nuestra patria contempla tu apellido
       A tres generaciones que han vencido.

       Poderosa tu fe, nunca declina
       Entre todos tus dones el más firme,
       Recogiendo el valor de los Ospina,
       Enseñaste con gloria, que no puede
       Zurribanda ni astucia con tu estirpe.

LA SUPER RIFA ROQUEÑA

1949

Las rifas en general

Causan gran satisfacción
Porque a un costo muy trivial
Se adquiere hasta una mansión.

Pero esta rifa a excepción
De otras rifas que ha habido
Causa más satisfacción
Por el lugar escogido.

Es grato y muy delicioso
Vivir, en lugar tan bello
Es lo más fresco y sabroso
De los lugares aquellos.

¿Y quiénes la harán a usted
de esta mansión la dueña?
Con tres pesos a saber,
La SUPER RIFA ROQUEÑA.

También obtendrá otros premios
Como la suerte le toque
E ingresará usted al gremio
De benefactor de San Roque.


INSINUACIÓN

1949

En el rincón, do guardo mis recuerdos

Hay una imagen para mi querida,
Es de un amigo que en mis años tiernos
Me distinguió con el título de amiga.

La suerte lisonjera y caprichosa
Lo apartó de sus lares cierto día,
A otra orilla arribó su nave airosa
Y a otros seres arrulló su fantasía.

El bardo que al cantar pone destellos
De un alma delicada en cada nota,
Sus versos son tan suaves que con ellos
Endulzó la agonía de un alma rota.

Yo no sé si cansado o descuidado
De su lira no siento la armonía
Yo quisiera que su canto delicado
Resurgiera otra vez como otros días.

Él con sus versos a manera de sudario
Suavizó la agonía de Julio Flórez,
El gran vate que triste y solitario
Se tragaba el ardor de sus dolores.

Han blanqueado los años sus cabellos
Se han dormido quizás sus energías,
Pero sus versos, como fueron ellos
Han de tener muy bien sus melodías.

Pulsa tu lira ¡Oh, bardo generoso!
Que tu lira no ha de ser abandonada
Un alma de gigante y de coloso
No ha de estar en calma reclinada.

El poeta como el cisne dolorido
Se ha de morir cantando su elegía
Y en su tumba las garras del olvido
Han de encontrar el calor de su agonía.



HUMILDAD
Mayo, 1949

Florecilla a la orilla del camino

A veces, pisoteada del que pasa,
Pocos son los que envidian tu destino
Que sabrosos los frutos que tú alcanzas.

Fuentecilla de allá, de la montaña,
Donde no llega del hombre, la malicia,
Que fátiles los campos que tú bañas
Que suave tu correr como caricia.

Por la mano de Dios fuiste creada
Y en cada pecho estampó tu huella,
Que feliz el que al fin de la jornada
Va guiado de tu luz como una estrella.

En ti, halla, los santos su consuelo
De ti se viste en su martirio Dios.
Tú eres la llave con que se abre el cielo.
Tú eres el néctar del divino amor.



A COLOMBIA

Agosto, 1949

¡Oh, Colombia! ¡Patria amada!
En tu escudo y tu bandera
Va tu gloria reflejada
Dulces nombres con que impera
Puerto libre en patria libre
Con el orden en sus fronteras,
Nobles hijos que te sirven,
Tres colores: Tu bandera.

Oro, cielo, sangre y Gloria.
Luce airoso Ospina Pérez,
Noble página de historia
Para ejemplo de otros seres.
¿Y tus soldados? Los valientes
generosos hijos tuyos
que supieron defenderte
con valor y con orgullo.

Van diciendo de tu raza
Que no sabe ser esclava,
Raza altiva y generosa
Que en la lucha es siempre brava
Y que lleva en los combates
A tu escudo por espada.






ADIOS, AMOR

Agosto, 1949


En mi vida, el amor fue una quimera.
Amor que por mi culpa, se alejó.
Su ausencia amargó mi vida entera.
Y mi corazón, en lágrimas, se ahogó.

Fue un amor inocente, incomprendido.
Fueron sueños de niña cortejada.
Pero nunca en la vida he podido,
alejarlo del recuerdo y de mi alma.

Fue un sueño inocente, acariciado
Por el dulce querer de mis ensueños.
Y, luego, por la ausencia fue alejado
Para ser de otro amor su dueño.

Dulce sueño de amor fuiste quimera,
Ni derecho a volver te dio el destino,
Como arden las cosas en la hoguera
Consumido quedaste en mi camino.

Ya pasaron las borrascas de mi vida
Y serena contemplo sus estragos,
Nada cierra los bordes de la herida
Que me hice al alejarme de su lado.

No es pecado añorar desilusiones
Ni rendirle tributo al desencanto,
Cuando viven de dolor los corazones
Es alivio verter amargo llanto.

Pero todo ha pasado en mi existencia
El dolor y el amor no me hacen mella,
Sólo llevo escondido en mi conciencia
El amor de Jesús como una estrella.

Si hubo tempestad, hoy todo está en calma.
Si ambiciones sentí, ya no las quiero.
Sólo llevo en el cielo de mi alma
La imagen de Jesús como un lucero.


ACRÓSTICO

A la Madre del Perpetuo Socorro

Septiembre, 1949

Muy llena el alma de tu ternura
Aquí nos tienes: ¡Oh, Madre amada!
Danos un poco de tu dulzura
Reina del cielo, Reina adorada,
Eres en gracia, la más fecunda.
Dios a tus plantas puso un edén.
Eres la fuente con que se inundan
Las almas buenas, llenas de fe.

Por ti, gozamos en la pobreza,
En las torturas, en el dolor.
             Reflejo santo de las ternezas
             Puerto seguro de salvación.
             Eres la estrella que guía el camino
             Triste y abrupto del pecador
             Unica sombra del peregrino
Orgullo santo de Nuestro Dios.

                ¡Socorro! Ansiosas a ti pedimos
                ¡Oh, Madre amada! ¡Ten compasión!
                Cuando en la lucha nos veas cansadas
                Otea el peligro con tu mirada
                Reina del Cielo por Dios nimbada
                Refugio Santo que guía el camino
                Opón barreras al corazón.



A CARTAGENA

Noviembre, 1949

Frente al mar, muy serena y atrevida
Desafiando al modernismo con tu gloria,
Levantas la frente  siempre altiva
Llevando en tu vida nuestra historia.

Ni el aluvión de la moderna danza,
Ni la crítica  arrogante del progreso,
Podrán predecir que si tu avanzas
Como sube hasta el cielo, incienso.

Tú alzas por encima de la escoria
La grandeza del alma de la raza
Que señala en tus tiempos los blasones.

Y si la civilización soberbia avanza
Al mirar el ayer de nuestra gloria
En ti palpitan de fe los corazones.



OBSERVACIÓN
Diciembre, 1949


Huye la noche al venir el día.
Tórnase día cuando esta, llega.
Y no puede interrumpir esa armonía
El afán del hombre, su constante brega.

Alégrase la cuna cuando llega
El hombre a los umbrales de la vida.
Se entristece el hogar cuando se aleja
El ser querido hacia la eterna huida.

Se fertilizan los campos cuando cae
La beneficiosa lluvia que los riega.
Y luego, torna el verano que nos trae
La brisa y sequedad de la pradera.

Sigue siempre de  la niñez, la juventud.
Sin que se pueda detener en ella
Llega luego del afán, la senectud.
Sin sorpresa, sin bulla y sin querella.

Todo tiene su ritmo destinado
Por la mano del ser que nos gobierna,
Nadie puede subir si no ha llegado
Al primer escalón de una escalera.

Sólo hay un fenómeno que encierra
Del hombre, la mayor preocupación.
Que llega a veces cuando no se espera
Y, a veces, esperando nos dejó.

Unos dicen que vienen con los años,
Otros que por enfermedad nos vienen.
Algunos dicen que son los desengaños,
Otros que por salud, nunca las tienen.

Y yo que soy por experiencia dueña
De todas estas causas que he apuntado.
No me llego a explicar, si serán seña
De frío, de calor, de bienes o pecado.

Y si acaso os preocupa y si os inquieta,
El que ponga del fenómeno, un destello.
Es que quiero saber: ¿Por qué a esta fecha
No se han vuelto blancos mis cabellos?




HISTORIA DEL MENDIGO DE AMOR

Diciembre,  1949


Nació el mendigo

Nadie en su lecho lo acarició.
Sólo la madre
En su dulce pecho
Con cantos suaves, lo arrulló.

Y en su infancia
Nadie sus juegos compartió
Todo el perfume, su fragancia
Quedó escondido
Cual triste flor.

Era muy bueno
Pero era triste
Y en sus bondades, nadie creyó
Sólo, encogido como un enfermo
Pasaba lejos de quien lo amó.

Tuvo sus sueños
Dulces y tiernos como el amor
Pero pasaban como en un yermo
Sus ilusiones
Que vio dispersas en su dolor.

Llegó el momento.
Triste y esquivo brindó su amor
Y otra alma para tormento
De su esperanza
Se unió a la suya pero no le amó.

Vivió escondido
A nadie nunca mostró el dolor
Pasaron años y en ese olvido,
Tuvo sus hijos
Que con el alma, los adoró.

Después cansado
Sufriendo el triste destino aquel
Rompió los hilos que había ligado
Su vida a otra
Y lejos del mundo se fue sin ella.

Buscó un amigo
Con sacrificios lo consiguió
Brindó su pecho como un testigo,
Y muchas veces
Rodó escondido, su triste lloro
Lo supo Dios.

Era mendigo
Su hogar estrecho no dio calor.
Los corazones, bajo su techo,
Indiferentes herían su pecho
Eran esquivos a su dolor.

Su cuerpo enfermo
De tanta lucha con el pesar
Buscaba en vano descanso eterno
Nadie en la vida
Tuvo un alivio para su mal.

Lucha y se agita
Pide a la vida menos tortura
Pero la vida, a veces grita:
“ ¿Quieres descanso?”
“No ves qué esperas” y entre tanto
pronto, muy pronto
tendrás dulzura.

Y así esperando
Con sus dolores fue por la vida
Y en sus tristezas siempre añorando
Amor, cariño,
No supo cuando
Bajó tranquilo sin despedida.




VEN, SEÑOR

Abril, 1950

¿Señor, no vienes? Aquí en el pecho
llevo encendido tu dulce amor,
las tempestades sólo han deshecho
el triste mástil de mi ilusión.

Siento en el alma todos los bríos
Para adorarte como a mi Dios
Es un santuario, el pecho mío
Sólo encendido para tu amor.

Aquí en mi pecho, ya no hay dolor.
Dame la dicha, dame la calma
Como el consuelo de un dulce amor.

Sólo a tus plantas pongo la palma
Ardiente y pura de mi fervor
Porque te llevo dentro del alma.




A LA VIRGEN DEL SOCORRO

Mayo, 1950

Triste y humilde llegué a tus plantas

Sangrando a gotas mi corazón
Con unas garras en la garganta
Que no dejaban salir mi voz.

Puse tu pecho como testigo
De la negrura de mi dolor
Busqué en tus ojos, ojos de amigo,
Un dulce alivio a mi corazón.

Paciente, luego, esperé tu auxilio
Que demandaba en mi oración.
Y poco a poco, cayó el exilio
Que me alejaba de tu amor.

Hoy, a tus plantas, caigo rendida
De dicha lleno, mi corazón.
Mi alma en la lucha se siente erguida.
Eres mi vida tengo tu amor.

Hoy, puedo alegre decir: ¡María!
Tú eres socorro en mi aflicción.
Y en el transporte de mi alegría,
Decirte, Madre, toma mi amor.

Te traigo rosas, Virgen María
Rosas fragantes del corazón.
Es su perfume toda ambrosía
Es de mi alma todo el amor.



CORAZÓN DE JESÚS
Junio, 1950


Corazón de Jesús humilde y bueno,
Corazón todo amor, toda dulzura.
Aquí, estamos, corazón, siempre sereno.
Acaricia nuestras almas tu ternura.

Aquí brilla, después de la tormenta,
El faro de la fe, bajo tus plantas.
Aquí, tienes las almas que sedientas
Bebemos de tu amor las enseñanzas.

Ya nos tienes Jesús, en tu regazo.
Sedientas de tu amor, a Ti venimos.
No queremos desasirnos de tu brazo.

No te apartes jamás, Jesús Divino,
Que queremos unirnos con el lazo
De tu amor, que de tu amor nos vino.




SACRIFICIO

Octubre 29 de 1950

(Dedicado a Raquel Siado, en su matrimonio)

 

Decir, no puedo lo que embarga al alma

De la madre en los trances de la vida,
La existencia de Dios sólo da calma
Para de un hijo mirar la despedida.

El hijo brota de la entraña amante
Del mismo ser que le legó la vida
Y vive tan adentro en todo instante
Que en una son dos almas confundidas.

Si al hijo llega del dolor la racha
No a un solo corazón destrozado.
El corazón de la madre con una hacha
Encendida de dolor está quemando.

Y si la vida en bienestar fecunda
El camino del hijo venturoso,
Que dicha aquella en que se inunda
El corazón de la madre generoso.

Triste y sublime es el destino aquel
Que Dios impuso a la mujer, un día.
Triste si al hijo la vida brinda hiel
Sublime porque el sacrificio es  su alegría.

Este es Raquel, el sacrificio inmenso,
Que en aras de tu amor da el alma mía.
Y al hacer vuestro amor un solo afecto
Te entrego el corazón en mi osadía.

Puro como es mi amor quiero que sea
Para su pecho, tu amor de compañera,
Que encendido, ese amor como una tea
Ilumine vuestras vidas cual quisiera.

Si hay amor, en el hogar persiste
Del hogar que se deja la dulzura,
Así se tiene de todo cuanto existe:
Tranquilidad, felicidad, ternura.
 
Esto mis hijos, para ustedes quiere
Mi corazón de madre conmovido,
Un dolor que punza y que no hiere
Lleva mi pecho en su deber cumplido.

Y al hijo que te entrego, también digo:
Quiere y respeta en su existencia el yugo
Que el amor de la madre es el testigo
Del que va en la esposa a suplantar el hijo.



MARÍA

Noviembre, 1950

Nació una niña allá, en la Judea.
Dulce y sencilla como una flor.
Predestinada fue por la idea
Sabia y benigna del Salvador.

Ella es la Reina de cielo y tierra
Y su reinado no tendrá fin.
Todos los tronos, su trono encierra
Reina del hombre y del Serafín.

Bajo su planta tiembla el averno
Y humillado, huye Satán,
Su pie menudo, frágil y tierno
Sostiene el mundo con poco afán.

Y su corona de Reina y Diosa
Humilde inclina hasta el mortal,
Para mostrarse lo más hermosa,
Lleva en sus manos todo un rosal.





BANDERA DE COLOMBIA

1951


Bandera de Colombia siempre erguida

Te miro tremolar noble y serena,
Dando vida a la Patria con tu vida,
Dando aliento al soldado con tu emblema.

Ese emblema que orgullosa ostentas
A través de los cielos y los mares,
El emblema que es faro en la tormenta
Y reflejo del Dios de los altares.

Bandera generosa y sin mancilla
Pasarás de una edad a otras edades.
Tú alientas al grumete en su barquilla,
Das valor al soldado en las ciudades.

Cobijados por Ti, no se  amilanan
En la lucha en defensa de tu gloria.
Por ti en amor y fe, se hermanan
Los pueblos, al calor de vuestra historia.




LA CAMPANA

1951

La campana, voz sonora,
Que en el curso de las horas,
Va cantando su canción.
Su canción que es melodía
Y es caricia y alegría
Cuando llega al corazón.
Siempre dulce y reposada
Es la misma, su misión.
Y al teñir en la mañana
En sus notas va diciendo
¡Ya despierta, corazón!

Como suenan las campanas:
Unas roncas y lúgubres,
Otras claras en su son.
Su sonido es siempre grato
Cuando incita a la oración.
Hay sonidos de alegría,
Hay de llanto y de dolor.
Es alegre al anunciarnos
Que María, en el pesebre,
Dio a luz al Niño Dios.

Como salta nuestro pecho
Al tañer de la campana,
Cuando toda ruborosa
Esperamos silenciosa
Musitando una oración,
La llegada del amado
Que ha jurado por el cielo
Al llevarnos al altar.
Nuestro amor será colmado
Para siempre jamás.

Como suena dolorida
Cuando anuncia la partida
De los seres que se van,
Y su voz es resignada
Cuando dice de la nada
De esta vida transitoria
Al traer a la memoria
Que esta vida es sólo afán.

Su sonido es un reproche
Cuando suena por las noches
Recordándonos rezar.
Por que a veces su sonido
Nada dice a nuestro oído
Sordo a veces al dolor.
La campana lleva todas
Las intensas emociones
De su voz al corazón.

Siempre dulce y generosa
Se apresura cariñosa
A anunciarnos el momento
Más sublime y portentoso
De la vida del Creador.
Para hacer que de rodillas
Al conjuro de su voz
Con el alma en nuestros labios
Musitemos la oración
Que ha de unir los corazones

De los hombres y su Dios.

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