domingo, 13 de abril de 2014

La esposa comprada I

Su búsqueda había terminado. Esa era la idea que rondaba su cabeza desde que su padre le mostró las fotos de la mujer que había escogido para él. Casi podía sentir la esencia de flores de su perfume. No la había tenido frente a frente jamás pero su mente insistía en imaginarla con aquel olor. Redujo la velocidad del auto rentado en el que avanzaba por Lafayette Street. No conocía muy bien aquella zona asi que se fijaba en la numeración de las residencias buscando la dirección que aparecía en la hoja de vida de la chica. Había venido algunas veces al carnaval de New Orleans pero siempre en plan de seducción para lo cual contrataba un chofer que le llevara y trajera sin preocuparse por el transito.

Había apagado el aire acondicionado del auto, el encierro le hacía sentir aún más la presión de lo que estaba a punto de hacer. Se suponía que no debía conocer a la chica hasta la fecha de la boda. Pero estaba volviéndose una obsesión para él desde que vio el video de su presentación. Aquella voz le perseguía hasta en sueños y no podía dejar de pensar en su boca. Aspiró profundamente no podía a estas alturas de la vida portarse como un chiquillo.

Debía ser el cansancio. Había ido a una actividad de negocios en España y se había devuelto antes del cierre de las negociaciones porque seguir en Sevilla sin ceder a la tentación de conocer a esta chica habría sido una locura. Habia llegado a Nueva York y había tomado un vuelo especial para ejecutivos que le llevó a New Orleans. Cómo había conocido su padre a aquella chica? 

Oh Dios qué cansado estaba! Pensó mientras se pasaba el dedo pulgar por la frente para quitarse el exceso de sudor y siguió conduciendo más despacio hasta que el buzón gris con la dirección que buscaba apareció frente a él. Una casa con cubierta de tablones blancos, con muchas ventanas en el frente y una puerta con anjeo como cualquier otra casa de New Orleans. Tonto!! Se dijo Qué más pensaba encontrar? Acaso que su padre hubiera escogido a una heredera millonaria que les complicara la vida como lo había hecho Esther?  Frunció el ceño. No era el momento de recordar a Esther. Estaba a punto de conocer a la mujer que la reemplazaría en su vida. Una que se había convertido en su obsesión y solo la había visto en un video. Aquello debía ser una locura. Qué sucedería si le hacía el amor? 

Parqueó el auto y se bajó. Miró su apariencia. Había dejado las chaquetas de frío y el sobretodo en el asiento trasero y llevaba una camiseta tipo polo y un blazer que llevaba en el bolso de mano. El resto de equipaje lo había mandado con su chofer a su apartamento en Nueva York. Abrió la pequeña puerta de la cerca y entró. Eran casi las cinco de la tarde pero el sol todavía brillaba en algún lado en el cielo y todo se veía claro aún. Mayo era un mes de luz en esa zona del pais. Nueva York parecía muy lejano. Pensó en la fotografía de la chica en su hoja de vida. Un rostro muy latino con la sonrisa de la monalisa, con un frondoso cabello rizado y muy negro con unos ojos chocolate que miraban de frente y una bendita boca de ensueño que Vincent se estaba muriendo por probar como si fuera un adolescente en su primer enamoramiento. Había pensado en tener sexo con ella? Se preguntó recordando su pensamiento anterior. Debía estar loco. El trato era sólo casarse y vivir con ella. 

Violet Dugand Castellanos. Repitió el nombre dos veces en su mente. ¿Cómo había hecho su padre para ubicar una mujer de ascendencia francesa, soltera, terriblemente atractiva y dispuesta a casarse con un millonario desconocido ? Se preguntó Vincent y sus labios se torcieron en una mueca de menosprecio. Violeta... sonaba a dulce tierna y pudorosa pero cómo podía imaginar que alguien fuese así y estuviera dispuesta a venderse para convertirse en la esposa del magnate? Su padre le había comprado la esposa que él le solicitó cuando le dijo que no se casaría con ninguna de sus examantes. Claro que Vincent no imaginó que Nicolas D´Andreis, su padre, se tomara en serio la tarea de comprarle a la mujer perfecta. 

Violeta cantaba villancicos para su pequeño sobrino que no quería comer la cena. El pequeño Teddy jugó una vez más a lanzar su papilla por el aire y Violeta suspiró. No era sencillo convencer a Teddy de que la papilla de zanahoria era mejor que la de papa. Pensó y siguió cantando un villancico colombiano para distraerlo y que le permitiera meter otra cucharada de papilla en la boca. Violeta adoraba a aquel osito pequeño, blanco y suave,  sus ojos grises la miraban de vez en cuando y sonreían sabiendo que lanzar la comida al aire era una travesura y no una acción lógica del arte de comer, se burló Violeta, admirando los hoyuelos que se le hacían en las mejillas cuando reía. El timbre de la puerta los asustó a los dos y Violeta contuvo el aliento esperando el llanto de Teddy que jamás llegó. No le gustaban los sustos pero como que el niño si estaba esperando aquel timbrazo. Se dijo Violeta tomándolo de su silla para ir a ver quién podía estar en la puerta

- No creo que sea tu mami. - Le dijo Violeta al bebé como si él pudiera entender, El bebé sonrió como si estuviera de acuerdo con ella. Un segundo timbrazo los halló saliendo de la cocina para llegar a la sala. Antes de abrir la puerta corrió un poco la cortina que daba privacidad a la casa pues la puerta francesa era más vidrio que madera. 

- Buenas noches -  Saludó Violeta aunque el atractivo de su visitante le había dejado impresionada. - En qué puedo servirle? 

El hombre frente a ella se erguía como un coloso. Uno noventa de estatura, unos 95 kilos de peso y el mejor fisico del gimnasio. Evaluó ella mientras miraba sus ojos azules, su cabello un poco rizado sedoso y brillante algo alborotado por pasarse los dedos para peinarse. Violeta frunció el ceño. Qué hacía analizando al hombre si ya no podía fijarse en nadie? Había olvidado que estaba comprometida? Y pensar en su prometido hizo click en su cabeza. D´Andreis? Era él quien le visitaba?

Violeta evaluó su apariencia. Era su trabajo en relaciones publicas y lo había hecho desde los 16 Mirar a la persona enfrente de ella y calcular cuál podía ser debilidad o su fortaleza. Este hombre tenía dinero y lo mostraba su camiseta de marca, su chamarra hecha a la medida posiblemente por un diseñador, pantalones y zapatos Pierre Cardin... los preferidos de su padre. Violeta suspiró no podía pensar en su padre en ese momento.

- Violeta Dugand? - Preguntó Vincent como si estuviera equivocado pero el rostro frente a él era aún más hermoso en persona que en fotografia. Era un sueño de mujer aquella que tenía enfrente y un calor le recorrío de las entrañas al rostro cuando le habló. 

- Asi es. Soy yo. -  Le dijo ella. Vincent sacudió la cabeza como si lo hubieran golpeado con un bate de besibol. Esa mujer enfrente le removía todos los sentidos. Su voz... su aroma a especias y no a flores, su manera de mirarlo y sobretodo aquella imagen maternal de tener ese bebé en brazos le estaba haciendo sentir que todo lo que había imaginado de ella no era del todo cierto y, tal vez era absolutamente equivocado. 

La Violeta que tenía enfrente llevaba una falda que le llegaba a media pierna en una suave tela hindú que se ondeaba con el viento, la blusa era un enterizo de licra color azul cielo que se ceñía a su pequeña cintura, insinuaba la redondez de sus senos y dejaba apreciar el bronceado de sus hombros. No llevaba joyas de ningun tipo y llevaba el cabello recogido en una cola de caballo. 

- Soy Vincent D´Andreis. El hombre con el que te vas a casar. - LE dijo él sin preambulos. Violeta contuvo el aliento y miró titubeante en el interior de la casa como si temiera que alguien lo escuchara. Había olvidado que estaba sola. Dio un paso atrás pero no abrió la cerradura de la puerta de anjeo a través de la cual estaban hablando. 

Violeta hizo un inventario rápido del estado de la casa. Había hecho el aseo y organizado todo antes que su hermana bajara con el niño para dejarselo mientras iba a trabajar. Qué hacía Vincent D´Andreis allí si no se conocerian hasta el día de la boda? Violeta no supo cómo reaccionar su mente era un caos. 

- Puedo conversar con usted? - Preguntó Vincent al ver que ella no se decidía por nada. Con la habilidad del que no lo hace por primera vez, Violeta tomó al bebé en un brazo y sacó con la mano libre las llaves del bolsillo de su falda.     

Violet abrió la puerta  y le dio espacio para entrar. Teddy debió confundir a Vincent con alguien pues le lanzó los brazos para que le cargara. Vincent sonrió y lo recibió. Violet entregó el niño de manera renuente y cerró la puerta con llave. Teddy lo pensó mejor y regresó a los brazos de su tia. Violet se sentó en un sofá con Teddy sentado en sus piernas. Aquel leve intercambio del bebé les había hecho acercarse y la calidez del cuerpo del otro les envolvió y produjo toda clase de reacciones sensuales en su vientre.

Vincent la observó con detenimiento. Ella no era la frívola descocada que pensó encontrar. Ni siquiera coqueteaba con él, de hecho parecía tenerle miedo. Ella era más joven de lo que pensó y se dio cuenta que no había mirado la fecha de nacimiento en la hoja de vida. Y había un aura maternal que no podía definir si venía de la manera en la que cargaba al bebé o los besos tranquilizadores que le daba en la cabeza para que el chico permaneciera sentado.  Sus ojos tenían un raro color que no era exactamente negro ni café. Y que inevitablemente le hacía pensar en chocolate. 

- Su padre dijo que nos conoceriamos en una semana cuando yo viajara a Nueva York. - Le dijo ella porque él no hablaba. Vincent se aclaró la garganta y trato de concentrarse en otra cosa que no fueran su rostro de monalisa: enigmático y sensual. 

- Ya sé que esto no está en el trato. - Dijo él.  - Pero deseaba conocerte en circunstancias menos estresantes que una reunión con mi padre. 

A Violet le agradó que él no se fuera con rodeos. Detestaba a los hombres que no iban al grano. A Ella también le agradaba conocerlo sin adultos presentes que marcaran alguna intención a sus acciones. Sin embargo, conocerlo era más impactate de lo que había creido. Cuando Nicolas D´Andreis le citó para conocerse, Violet pensó que el ya bastante mayor hombre de negocios estaba buscando una dama de compañía para él. Luego le había hablado de Vincent y de como había tenido muy malas experiencias en el amor. 

- Se supone que recibiré este fin de semana los boletos para mi y mis hermanas. Y que mi viaje a Nueva York será el lunes. - Dijo Violet tratando de concentrarse en la conversación. Aunque era una tarea difícil. El perfume de Vincent y su presencia en su casa era arrolladores y trastocaban su sistema nervioso. 

- Quiero saber cómo conociste a mi padre? - Le dijo Vincent. Violet alzó una ceja con curiosidad. 

- Se supone que deberías saberlo. - Le dijo Violet. Vincent se alzó de hombros y no dijo nada. Violet suspiró. 

- Necesito dinero. Mucho dinero y mi mejor amiga me sugirió participar en The Bachelor. - Le dijo Violet. Vincent frunció el ceño. Acaso su padre pudo pensar en que él participaría en un reality de televisión? Eso no podía ser cierto. Sin embargo, le permitió seguir relatando la historia como ella la conocía. - Al parecer tu padre conoce a uno de los productores y le comentó sobre su necesidad de ubicar a una mujer de origen francés y con una serie de características que coincidieron conmigo.

Violet lo miró en silencio pensando que ese relato era suficiente. Vincent se mantuvo callado sin decir nada. La chica frunció el ceño. Qué más podía agregar? Vincent la miraba a los ojos como si estuviera encantado con escuchar su voz aunque la historia que ella le contaba no le agradaba. Podía percibirlo Violet en sus ojos.

- Tu padre vino a New Orleans en Enero. Me entrevistó como si fuera parte del proceso del programa y luego, me explicó lo que realmente quería. - Le dijo ella. Vincent entrecerró los ojos. 

- Qué te dijo mi padre?- Violet suspiró de nuevo. Se veía que era difícil para ella hablarle. Vincent no podía creer la sangre fría de su padre de recurrir a aquella estrategia para escogerle una esposa.

- Bueno... Dijo que necesitaba que te casaras con alguien de origen francés, con cierta educación y apariencia física. Que estuviera dispuesta a tener una relación de pareja y que de funcionar estuviera dispuesta a tener hijos. - Le dijo Violet. Vincent alzó una ceja 

- Y si te divorcias de mi... Serás capaz de dejarme a tu hijo? - Le preguntó Vincent siendo bestialmente directo. Violet suspiró. 

- Esa es la parte complicada de la historia. Yo creo estar segura de poder permanecer casada y tener a mi hijo por encima de cualquier cosa que pudiera suceder. - Le dijo Violet. Vincent la miró con seriedad. 

- Estas diciendo que me admitirías infidelidades, maltrato, abandono... todo con tal de permanecer casada y vivir con tu hijo? - Violet abrazó a Teddy como si eso le permitiera una seguridad que estaba perdiendo. 

- Bueno yo también he hecho mi investigación y... no eres un hombre violento...- Le dijo Violet aunque en el fondo no estaba segura al 100% de lo que estaba diciendo. ¿Qué conocía de él? Lo que las revistas de Jet set y Google podía ofrecerle Y cuánta información en ambos medios podía ser cierta y cuánto de mentira habría? 

Las mujeres que habían tenido relaciones prolongadas con él hablaban como si fuera un ángel. Todas coincidían en que el fin de la relación no tenía nada que ver ni con la falta de valores en su comportamiento ni por la falta de caracter. Sin embargo, aquel era un juego de riesgos. Él tampoco podía estar cien por ciento seguro de que ella se mantendría como una dulce y obediente mujer el resto de  su vida. Pensó y se mordió el labio inconscientemente. 

Vincent sonrió con un gesto satírico. Ella era muy inocente. No ser públicamente violento ni tener malas referencias entre las ex mujeres no significaba que fuera alguien confiable. Pensó conociendo de la cantidad de tránsfugas entre sus conocidos que pagaban millonarias sumas de dinero para que todos hablaran bien de ellos. Hermosa, sexy e inocente. Iba a ser muy difícil  mantenerla al margen de su vida. Violet Dugand lo seducía sin siquiera una mirada coqueta hacia él!! -Esta mujer era un
peligro para su libertad. 

- No soy un hombre violento y... creo que entiendo tu punto. Somos dos extraños que vamos a intentar hacer una vida en pareja como millones de personas en el Medioevo.- Dijo él. Violet miró el reloj sobre la televisión. En cualquier momento aparecería Gisele y no quería tener que explicar aún quien era Vincent. 

- Señor d´Andreis...- Empezó a decir Violet. Vincent sonrió

- Te vas a casar conmigo y no me tuteas? - Le interrumpió él. Violet suspiró. 

- Muy bien, Vincent... Necesito que te vayas... Mi hermana va a llegar y no quiero explicar... Bien todavía no... - Dijo ella sin tener claridad de como  explicarle su situación. 

- Muy bien. Me voy con la condición de que cenemos esta noche. - Violet se mordió el labio. Tenía la última reunión con su grupo de la iglesia esa noche. Era su despedida de la ciudad. Y su despedida de soltera aunque sus amigos no lo supieran.

- Almuerzo mañana. - Dijo ella sin pensar más. Vincent titubeó. Eso significaba buscar un hotel y quedarse en New Orleans... Pero aceptó levantándose del sofá en el que estaba. Alborotó los cabellos del bebé y sonrió a Violet. 

- Fue un placer conocerte... Novia mía. - Le dijo él en francés. Violet se sonrojó hasta la punta de sus cabellos y abrazó con más fuerza a Teddy. 

- Hasta mañana. - Tartamudeó Violet acompañándolo para abrirle la puerta. Vincent se fue sin mirar atrás. En verdad que le costó no girar a mirarla de nuevo. Si la fotografía de Violet lo había obsesionado y el video lo había hecho desearla, tenerla frente a frente le convenció de que si bien no estaba seguro de que tuvieran lo suficiente en común para ser amigos pero vaya si tenía lo suyo para ser su amante. 

Vincent tomó la hoja de vida de  Violet y miró la edad. Estaría uno preparado a los 24 años para decidir casarse con un desconocido para recibir una millonaria fortuna? Se preguntó Vincent y alzó una ceja sintiendo que era una tontería que él estuviera preocupado por algo que a ella parecía no atormentarla. Se alojó en el hotel Intercontinental para que las secretarias no alertaran a su padre sobre el destino de su paseo fuera de itinerario. No era cinco estrellas pero estaba en la línea de hoteles que solía utilizar su compañía para alojarlo en el mundo.   

Recordó que había cumplido 24 años cuando decidió casarse con Esther Bauckman. Qué experiencia de vida y que criterio personal tenía en ese momento? Y ... qué experiencia de vida y cuánto criterio personal podía tener Violet para decidir aceptar un matrimonio de conveniencia? A los 24 años había terminado la universidad y tenía 4 años de trabajar como vicepresidente de proyectos en la empresa de construcción de su padrino que terminó heredando a su muerte. Había viajado por todo el mundo y había tenido por lo menos tres mujeres por año en su cama. Y aún así no había visto que Esther era su peor decisión.

Cerró los ojos y se negó a dedicarle pensamientos a Esther. Era el peor error de su pasado. Suspiró. Y si él se convertía en el peor error de la vida de Violet? Ella no sabía de él más de lo que las revistas de moda podían decirle.   No quería el compromiso de convertirse en el mejor esposo que una mujer pudiera tener. Ni siquiera estaba seguro de poder ser un buen novio. Estaba decepcionado del amor. No le había traido sino más problemas y complicaciones de las que ya tenía. Y no tenía ganas de enamorarse de nuevo. Se sentó en la cama de salto. 

- Un momento, Vincent D´andreis. -  Se dijo en voz alta . - Sientes que puedes enamorarte de Violet? 

Se pasó las manos por el cabello y cerró los ojos. Esta vez no podía involucrar sus sentimientos. La última vez que sintió algo por una mujer la encontró en la cama con su mejor amigo. Le había costado mucho esfuerzo volver a confiar en su amigo y volver a dejar a una mujer meterse en su vida. Suspiró y decidió tomarse un par de tragos de la botella de whisky en la nevera de la habitación. Necesitaba algo que le ayudara a dormir. 

Le mandó un mensaje al celular de Violet con su número de habitación y el hotel  donde estaba. Había escogido un hotel cerca para ver si ella cedía a la tentación de irlo a ver. Claro que recibirla en el hotel le quitaría todos los puntos que ella había ganado en su entrevista con él. Se burló de si mismo al darse cuenta que buscaba razones para justificar que le gustaba. Debía reconocer que le gustaba pensar en ella y en como le removía sus entrañas, producía un escalofrío en su piel y una oleada de calor alborotaba sus emociones. Violet tenía la química necesaria para hacerle desear como mujer y, había que casarse con ella para saber si podía mantener su interés como esposa. 

Violet no pudo dormir tampoco. Daba vueltas por toda la casa sin poder conciliar el sueño. Vincent era mucho más atractivo en persona que en fotografías. No podía creer que estaba a dos semanas de casarse con él. El corazón latía desesperado de solo pensarlo. Dormirían en la misma cama... El tendría sexo con ella... Tenía que hacer un hijo juntos no? Y si él proponía una inseminación artificial para no tocarla? Violet cerró los ojos y sacudió su cabello con fuerza. Y si ella no era lo que él esperaba de una mujer? 

De regreso en su habitación se quitó la ropa y se miró desnuda en el espejo de su armario. La habían escogido por su físico. De eso estaba segura.  La asistente de Mike Fleiss le había dicho que ella cumplía con todos los requisitos que el magnate había estipulado. Una apariencia de reina, una educación de ejecutiva y un caracter de virgen. Para resumir las cosas. Se dijo todavía con ganas de bromear con ella misma. 

Se puso su pijama y se envolvió entre las sábanas.Tenía que desistir de cuestionarlo todo y seguir la corriente. Desde los 16 años lo único que había hecho era estudiar, trabajar la mitad de su tiempo y en las  noches cuidar de Helene su hermana menor. Madeleine, su hermana mayor la había convertido en la imagen de la madre y esposa y ella había asumido el papel de padre y esposo. Se dijo y como tal a Violet le había tocado trabajar en la calle y en casa. Ocho años en ese papel la tenían harta y cansada aparte de que no les había permitido obtener dinero suficiente para recuperar la posición social que habían gozado en los años de oro de su padre. 

Violet suspiró en realidad más que recuperar el prestigio y las luces de la vida social de la clase alta, quería dinero para garantizarle a Helene la universidad y evitar que remataran la casa familiar que estaban a punto de perder y que era la única herencia que todavía tenían de sus padres. Tenía que poder con ese matrimonio. Debía ser capaz de lidiar a Vincent como esposo y tenía una clara impresión de que podría disfrutar de tenerlo por marido. Se dijo cerrando los ojos y disfrutando de la debilidad en sus piernas que producía pensar en Vincent desnudo. 

Cuando Violet se levantó al día siguiente ya Gisele daba vueltas con su bebé por la casa. Había preparado los biberones de la mañana y el desayuno para  Helene y Violet claro que lo que ellas comían en las mañanas apenas era frutas, cereales y café. Madeleine ya había salido rumbo a su trabajo. Violet pudo intuir por los comentarios de Gisele, que Madeleine seguía furiosa por su decisión de irse a vivir a Nueva York. 

- No voy a almorzar en casa, Gisele. - Le dijo Violet mientras cogía al bebé para que la madre pudiera terminar de armar la maleta. El bebé iba a la guardería de 8 a 4 todos los días. A partir del lunes cuando Violet estuviera ya en Nueva York, lo cuidaría Helene hasta que la madre llegara de trabajar que generalmente era sobre las seis de la tarde.

Como le aliviaria la vida a sus hermanas cuando Violet empezara a pagarle a una mujer para que les ayudara en la casa con los quehaceres y el bebé. Gisele y Helene no habían disfrutado de su adolescencia ni de su niñez como Madeleine y Violet con juguetes, viajes a Disney y fiestas. Gisele se había dejado embarazar de uno de sus profesores de secundaria y el bebé había completado su lista de tareas y disminuido el tiempo de ocio y descanso. Y Helene... Sólo conocía de aquella vida por las historias que Violet le contaba cuando Madeleine no estaba en casa. Madeleine no permitía ni siquiera mencionar las palabras lujos y dinero en la casa. 

- Pero siempre haremos el asado mañana para despedirte.  Verdad?  -  Le dijo Gisele. Violet suspiró. 

- Supongo que no puedo negarme. -  Le dijo Violet Gisele sonrió. No entendía porque Violet odiaba las despedidas. En realidad Violet odiaba no poder decirle la verdad sobre su viaje. 

- No puedes. Vendrán todos y la pasaremos muy bien. - Le dijo Gisele. - Oh... Cómo me gustaría marcharme contigo... Madeleine va a estar de infierno. 

Violet pudo imaginarlo. Madeleine quería gobernarlas física y mentalmente. Cuando sus padres murieron ella tenía 18 años y siendo la mayor asumió la responsabilidad de cuidar de todas. Violet había cumplido los 16, Gisele 12 y Helene 8. Madeleine había gritado y vociferado ante la decisión de Violet. Ella no alcanzaba a imaginar que el prometedor sueldo que recibiría en Nueva York podía ser realmente una fortuna. Violet no se había atrevido a decirle que se casaría y que su matrimonio le daría 100.000 dolares por mes y que con ello podía cubrir la cuota del banco de la casa, la Universidad de Helene y aún así permitirle vivir tranquila. 

La mañana transcurrió más rápido de lo que hubiera esperado y Violet corría de un lado a otro terminando de arreglarse para estar lista cuando llegara Vincent a buscarla. Había peleado con sus vestidos, con los de Helene, con sus zapatos y con su cabello. Estaba más nerviosa que la primera vez que salió con un chico y no tenía idea de qué iba a hablar con Vincent durante un almuerzo. Cómo iba a vivir con él el resto de su vida? Trató de alejar sus pensamientos más patéticos y se sentó en la cama lista para salir para que Vincent no la hallara en la sala. 

Vincent llegó puntual a recogerla en su automóvil de lujo alquilado. Violet rezó porque a él le pareciera bien el vestido que había escogido y que la llevara a un restaurante no muy lujoso para no terminar de sentirse una basura. Él  llevaba la misma chamarra del día anterior con una camisa de seda negra y un pantalón clásico que si no se equivocaba eran  originales de Stèphane Rolland. Su vestido era de un diseñador norteamericano, Marc Jacobs. Lo había recibido como parte de pago en uno de sus trabajos de promoción y publicidad del año anterior. 

Vincent timbró por segunda vez cuando Violet decidió aparecer en la sala. Tomó el bolso de mano que tenía en la mesita de centro y salió con las llaves de la casa en las manos. Vincent la recorrió de pies a cabeza y Violet sintió que la desnudaba al mismo tiempo que la admiraba. Sintió que las mejillas se tiñieron de rojo y se obligó a mirarlo a los ojos después de salir a la terraza y cerrar con llave la puerta principal. Vincent le ofreció la mano para ayudarla a bajar los escalones y Violet sintió que su contacto le recorría como una caricia por todo el cuerpo. 

- Estás muy hermosa. -  Le dijo caminando al lado de ella. Violet sonrió. 

- Gracias. En verdad que no sabía qué escoger para vestir. No sé exactamente a dónde vamos a ir. - Le dijo ella. Vincent sonrió mientras la ayudaba a subir al auto. 

- A dónde quiera llevarte... Estás hermosa!! - Le insistió él. Violet sonrió por cortesía. Suponía que él lo decía por ser caballero con ella. De verdad estaba seguro que ella aceptaría ir con él a cualquier lado? Reflexionó pensando en que él no debía estar pensando en un sitio para estar solos.

-   Reservé en August.- Le dijo con calma mientras conducía con tranquilidad siguiendo las instrucciones del GPS. Violet alzó una ceja. Tenía que ser el August. Era un lugar sobrio, elegante, al que se accedia con reservaciones y por supuesto los huéspedes del Intercontinental tenían una mesa libre permanentemente. 

- Tengo que regresar a casa a las tres porque me llevaran al bebé más temprano. - Mintió con descaro. Vincent no dejó de mirar la calle. 

- Y ese es tu trabajo? Cuidar del bebé de tu hermana? -Preguntó Vincent. Violet sonrió. 

- Yo renuncié a mi trabajo hace dos semanas por recomendación de tu padre. - Le dijo. - Necesitaba que estuviera disponible para viajar tan pronto tú fijaras la fecha de matrimonio. - Vincent asintió. Su padre le había hecho elegir la fecha de matrimonio y hasta seleccionar el diseñador que realizaría el vestido de la novia. 

-  Te sientan bien los colores café. Resaltan ese extraño tono de tus ojos. - Le dijo Vincent.  Violet estaba segura de que él no conocía la información que ella le estaba dando y sin embargo hacía como si estuviera al tanto de todo. Sintió que él no quería tocar el tema de la boda.

- No lo uso con frecuencia. Me gustan más los tonos de azul y verde. - Le dijo Violet siguiendo el tema que proponía él. Vincent condujo con habilidad siguiendo las instrucciones del GPS pero como si ya conociera el sitio. Cuántas veces había estado él en New Orleans y jamás se cruzaron en la calle. La vida era un laberinto indescifrable. 

- En las mujeres... me gustan todos los colores.  - Le dijo él. -Pero para mi suelo escoger los mismos colores tuyos y combinarlos con blanco, negro y gris. -  Confesó. Violet alzó una ceja. Sería verdad eso o estaría tratando de halagarla. Luego se preguntó para qué querría él halagarla si no tenía que convencerla de nada. Ella era su propiedad desde el día en que firmó el contrato con su padre. 

- Y la comida francesa? - Preguntó Violet. Vincent sonrió. 

- Como todo lo que se deje comer... - Dijo dándole a su frase un tono de doble sentido. Violet se sonrojó. Rebuscó en su mente otro tema de qué hablar y miró las manos sobre el volante. Eran manos enormes de dedos largos muy bien formados y de aspecto delicado como para haber realizado trabajos fuertes. Sin embargo Nicolás le había dicho que su hijo era un prominente arquitecto, reconocido en la ciudad por la responsabilidad y el cumplimiento de su trabajo. 

Recorrió con la mirada el brazo admirando los diminutos vellos que cubrían el antebrazo descubierto porque las mangas de su camisa eran cortas. Violet sintió un cosquilleo en sus dedos por la tentación de recorrer con sus manos ese brazo. Contuvo el aliento. Qué hacía? Estaba acaso dejándose llevar por la atracción que provocaba en ella aquel hombre? Trató de mirar hacia la calle apreciando una zona de la ciudad que no solía recorrer. Él paró en un centro comercial. 

- Aquí no es el restaurante. - Dijo Violet viendo que él se parqueaba con intención de bajar. Vincent sonrió sin mirarla. 

- Mi vuelo sale a las cuatro. Después que te deje en tu casa me marcharé a Nueva York. Voy a comprar un par de souvenirs. Tengo dos sobrinos a quienes complacer cada vez que llego de viaje. - Le dijo bajándose del auto para dar la vuelta y abrirle la puerta. Violet entrelazó la mano con la que él le ofrecía para ayudarla a bajar del auto. Vincent no le permitió soltarse de ella en el resto del recorrido por el centro comercial. 

Él escogió un par de juguetes y un vestido de baño de mujer que seleccionó con toda seguridad sin consultar con Violet. Violet se preguntó cuántas veces él había tenido que comprar ropa para una mujer para tener esa seguridad. Era ridículo que sintiera aquella puntada de celos. El hombre era millonario y atractivo, no iba a ser virgen a los 30!! Luego entró a una joyería y la dejó curiosear por allí mientras él compraba algo que guardó en su bolsillo. Se marcharon para seguir el camino al restaurante. 

Apenas se acomodaron en la mesa les ofrecieron vino blanco. Una botella completa que le dejaron en la mesa y que Violet podía adivinar era supremamente costosa. Sin embargo no dijo nada al respecto y se comportó como si aquella fuera una escena de su vida diaria. 

- Y entonces... a qué te dedicas? -  Le dijo Vincent aprobando el vino. Violet suspiró. Vincent había comprado un anillo de compromiso en la joyería. Había visto uno y por impulso sintió que debía ser el anillo para Violet. Era una tontería. De seguro que su padre tendría todas esas cosas compradas y esperándola en Nueva York. El no dejaba nada al azar.

El la miraba como si quisiera adivinar sus pensamientos y Violet empezaba a sentirse nerviosa frente a él. Cuál era su intención para esa cena? Y después de la comida? Sacudió sus cabellos enterrando sus dedos en sus rizos. Era una tontería pensar en eso. No había tiempo para sexo y eso debía ser lo último en lo que él debía estar pensando.

- Estudié publicidad y finanzas y me dedico a relaciones publicas. - Le dijo y tomó de su vino con  precaución. Vincent la miró a los ojos. Cómo sería la mejor manera de entregar el anillo? Qué pensaría ella sobre su gesto demasiado romántico e intimo para dos desconocidos.  

- Yo soy arquitecto. Tengo mi propia firma constructora heredada de mi padrino de bautismo. - Le dijo él. Violet asintió. - Supongo que papá vio en ti la mejor socia para que pueda dirigir ambas empresas 

- Tienes tu propia fortuna aparte de la de tus padres que compartes con tu hermana Stella. - Le dijo Violet. Vincent la miró con curiosidad. 

- Es todo lo que te interesa de mi. ¿El dinero? - Preguntó él. Violet sonrió con ironía. No.Definitivamente el dinero no era lo que más le gustaba de él pero no podía hablar con sinceridad. 

- Puede escucharse cruel pero es lo que primero me atrajo. - Confesó ella. - Además de que tu padre me hizo una amplia descripción de lo que podía tocar y de lo que no. Firmé un acuerdo prenupcial. Sabías? 

- Conozco el acuerdo lo redactaron mis abogados personales. - Le dijo él. - Sin embargo, me preguntó si es lo único que te atrae de este pacto. 

Violet sonrió. Él estaba buscando que lo halagara? Se preguntó sin tener claridad de lo que pretendía de ella. Lo miró tratando de intuir sus pensamientos. 

- Es normal que tu padre quisiera asegurarse de que al final de tres años, yo no quisiera quedarme con su fortuna y la tuya. - Le dijo Violet. Vincent frunció el ceño

- Tres años? Tú crees que voy a casarme contigo, voy a tener un bebé y te voy a pedir divorció en tres años? Este matrimonio es para toda la vida... si aguantamos los dos. - Dijo él de manera tajante. Violet contuvo el aliento.

- Cómo así? Tu padre supone que no quieres estar casado mucho tiempo, que no vas a poder sostener un matrimonio prolongado. - Le dijo Violet. Vincent sonrió

- Bueno eso puede ser... Pero tú... Es eso lo que quieres? Es un matrimonio corto, un hijo y una fortuna todo lo que quieres? - Preguntó de nuevo Vincent. No le encajaba la imagen que percibía de Violet con la imagen de frivola y descarada. Violet sonrió.

- Hace ocho años dejé de soñar con hadas. Me tuve que convertir en la mamá de mis hermanas, abandoné mi vida de adolescente y asumí el papel de adulto. - Le dijo sin saber por qué le revelaba cosas que a nadie había dicho.

- Murieron tus padres. - Le dijo él. Violet asintió

- Y mis hermanas menores eran unas niñas y Madelaine, mi hermana mayor y yo asumimos la dirección de la casa. No pudimos mantener la fortuna, ni las inversiones, ni la empresa. - Le dijo con tono angustiado. - Asi que nos tocó trabajar duro, estudiar de noche y mantenernos.

- Y esa es la razón por la que quieres ser millonaria? - Preguntó Vincent decidido a entender sus intenciones antes de aceptar casarse con ella

- Quiero tener dinero para que Gisele pueda ver a su hijo crecer sano y educarlo y estudiar sin tener que matarse trabajando. Y quiero darle a Helene la adolescencia que yo no tuve. - Le dijo tomando más del vino ahuyentando las lágrimas que amenazaban con surgir en sus ojos. Vincent le tomó una mano entre la suya.

- Y para ti... qué quieres para ti? - Preguntó él. Violet sonrió.

- Eso es lo que quiero para mi. Y la felicidad de no tener que dejar a mi hijo si decides divorciarte. - LE respondió ella. Vincent frunció el ceño.

- Quieres muy poco para ti. - Le dijo Vincent. Los meseros les trajeron la entrada. Violet comió en silencio. Vincent la observó durante unos minutos. Una mujer que sabía quedarse en silencio. Eso era muy valioso para él que tenía mujeres parloteando como guacamayas todo el tiempo alrededor de él.

Tener un hijo era el mayor de sus retos y convencerlo de no quitárselo uno más grande. No se sentía capaz de abandonar a su hijo si al final las cosas no resultaban con él. Violet se mantuvo en silencio tratando de entender hacia donde iba a aquella conversación y qué tanto debía revelarle.

- Cómo es eso de que tus hermanas no saben que vas a casarte? - Le dijo Vincent. Ya les habían traido los platos principales y Violet comía tranquila como si no necesitara decir nada más.

- En el trato estaba que me casaba contigo y nadie se enteraba. - Respondió ella. Vincent frunció el ceño

- Estás hablando en serio? - Preguntó asombrado. - Sabes que saldrá en todas las opciones de prensa que hay. Yo no soy un desconocido. - Violet se miró las manos.

- Pero yo estaré en New York y mis hermanas no podrán hacer nada. - Le dijo. Vincent sonrió.

- Temes que ellas te hagan desistir? - Preguntó él burlándose de ella. Violet suspiró.

- De hecho podrían hacerlo. Decirme que es una estupidez, que hay otras formas de conseguir lo que quiero, que juntas podremos hacerlo pero... estoy cansada. Ya no quiero sacrificarme más. - Le dijo ella sincera. Vincent tuvo deseos de besarla. Era tan franca, y lo seducía mirándolo como ahora alternando entre su comida y su boca. Lo que era una verdadera estupidez era sentirse seducido por alguien que no le coqueteaba.

- Y cómo vas a hacerlo... Cuánto te va a dar Nicolas por casarte conmigo? - Preguntó él.

- 100 mil dolares mensuales. Destinaré 10 mil...- Dijo ella y Vincent la interrumpió: 
- Qué estás diciendo? - Violet alzó las cejas temiendo haber cometido una equivocación. 
- Es lo q dijo tu papá. Me daría un sueldo mensual con esa cantidad.- Explicó ella. Vincent sonrió.

  
- No... Debes estar equivocada. Creo que te confundieron los ceros faltan por lo menos dos más para ser mi esposa. Tienes que viajar conmigo y asistir a eventos de caridad y demás. - Le explicó él - Y no puedes repetir vestido así que debes relacionarte con los diseñadores de moda e incluso patrocinarlos para que ellos te vistan.  
- Me parece que estas exagerando... - insistió ella. La cantidad le parecía exorbitante. Vincent movió la cabeza de un lado a otro. 

  
- Nada de eso.  No es la primera vez que tengo una relación formal y lo sabes. Mientras aparecen los hijos debes viajar conmigo o será gritar a los cuatro vientos que este matrimonio es falso.- 

 
Violet se retiró un poco de la mesa. Luchaba con las lágrimas que sin explicación surgieron en sus ojos 

Escucharlo hablar de matrimonio falso le dolió. Era una tontería. Era un convenio. Por qué le producía lágrimas escucharlo de su boca? Ella sabia que era falso pero sentía que mientras ellos lo asumieran como real con el tiempo... Qué estaba pensando? Se preguntó mientras ocultaba sus ojos con sus dedos.  
-Qué  sucede?  - Preguntó él. Violet se levantó de la mesa. Tenía que huir al baño antes de llorar enfrente de él.  
- Creo que me estoy enfermando. - Se excusó pero Vincent la detuvo al pasar a su lado. 

  
- Vamos... que estabas hablando conmigo muy bien hasta que... - Le dijo él. Violet trató de zafarse de su mano. Vincent se levantó de la silla.

  
- Lo siento. De verdad, No quiero seguir hablando... - Le rogó ella. Vincent la atrajo al círculo de sus brazos. 

  
- Violet... Te molestó algo que dije y quiero que me lo digas. - Le dijo él impidiéndole alejarse.

 
Violet sollozo y no pudo evitar que las lagrimas se desbordaran en su rostro Vincent apretó su abrazo y le beso la cabeza.

 - Vamos a ser cómplices, compañeros en esta aventura. Si no confias en mí, cómo vas  a sobrevivir sola?  Lo siento No estoy seguro pero hay algo que dije que te molesto y lo siento. -  

Violet no pudo hablar sino abrazarse a él Vincent la mantuvo abrazada en silencio y luego ella dijo:

  
- Soy una tonta. Sé que esto es una farsa pero no me gusta que hables de ello...- Intentó explicar ella. 

Pero ni siquiera ella podía darle explicación a la tontería de ofenderse por llamarle matrimonio falso a un matrimonio arreglado.  
- Puedo llegar a enamorarme de ti por estas cosas. Eres inocente y al mismo tiempo tienes todo tan fríamente calculado...Sabes lo que me seduce que no quieras seducirme? - Le confesó él. 

  Violet se alejo de él para mirarle a los ojos todavía llorando.

  
- Enamorarte de mi? Es una tontería...-  Vincent sonrió

  
- Te puedo asegurar que tienes más posibilidades de enamorarme que cualquiera en este mundo. Así es como lo siento. - Le dijo él apreciando su rostro bañado en lágrimas. - Te cuelas en las grietas de la muralla de mi corazón y cada minuto es más difícil sacarte... 
- Pero yo pensé que... -  LE dijo Violet 

  
- Aja dilo Qué pensaste? - Le dijo él haciéndola regresar a su silla y ofreciéndole su pañuelo para que se limpiara las lágrimas.  
- Es solo que yo... Esto es una locura. Nada es normal en esta relación - Confesó. Vincent sonrió

  
- Tú y yo no somos normales, cariño. -  Le dijo él tomándole con dos dedos la barba para hacerla mirar hacia arriba. 

 
- Pero podemos... Juntos... Hacer que funcione Qué dices? - Dijo él. Violet sonrió. 

  
- Me estas proponiendo matrimonio. - Dijo ella. Vincent sacó de su bolsillo una caja cuadrada. 

  
- Exactamente. - Confirmó y abrió la caja delante de ella.  
- No necesitas darme eso...- Le dijo ella conteniendo el aliento al ver un anillo de compromiso en el centro del estuche. Vincent sonrió.  
- Y qué quieres que te de? Un grillete? Unas esposas? - Violet sonrió sin poder evitarlo.  
- De veras quieres que use eso? - Insistió ella. Vincent sonrió.  
- Eres mi prometida y no llegarás a Nueva York sin un anillo. - Le dijo . - Y bien podemos hacerlo una costumbre Cada vez que te haga llorar, yo voy a proponerte matrimonio Qué te parece?

  
- Me gusta. - Dijo ella. 

  
- Y no merezco ni siquiera un beso ? - Preguntó Vincent arriesgándose a que ella le rechazara.  
No tuvo que pedirlo dos veces Violet se levantó, se alzo en la punta de los pies y agarrada a la chaqueta de él lo besó en la boca.  Vincent la sujetó por la cintura y profundizó el beso.



Los meseros llegaron con el postre. Vincent la sentó en su silla y sonrió al verla sonrojarse.  
- Creo mi querida Violeta que tú y yo nos vamos a llevar muy bien. - Le dijo y terminaron de comer. 



Encerrarse en el auto solos fue muy extraño. Iban en silencio hasta casi llegar a la casa de Violet. Vincent se detuvo. Violet lo miró intrigada pero no sabía qué decirle. Hacia dónde los podía llevar aquella locura? Ella era la esposa que su padre había comprado para él? No se conocían y querían hacer el amor? Y qué iba a salir de un matrimonio así? 60 años de casados? Una vida feliz? La cabeza de Violet estaba a punto de reventar y, quedó más asombrada cuando Vincent le dijo en voz alta que pensaba lo mismo que ella.  
- Es una situación complicada. - Le dijo Vincent. - Pero me dijiste que aprendiste a ser mamá a los 16... podrías aprender a ser esposa a los 24?  
- Eso no es lo incómodo. - Le dijo Violet. Vincent sonrió 
- Qué es lo incómodo? Que mi padre supo escoger a la esposa que yo quería y necesitaba? Lo ha hecho toda la vida. - Le respondió él. Violet se mordió el labio como dudando en lo que debía decir.  
- Ojalá yo pudiera estar tan segura como tú. - Le confesó Violet. Vincent le tomó el rostro entre sus manos y se acercó a ella.  
- Te conozco casi o más de lo que alguna vez he conocido a otra mujer. - Le dijo Vincent recordando sus relaciones frustradas y a todas las mujeres de una noche que no conocieron el día a su lado. - Y algún día voy a contarte esas historias. Pero ahora... Te invito a comenzar una nuestra.  
- Yo no sé si pueda acostarme contigo. - Le dijo Violet. - Nunca lo he hecho... con alguien que apenas conozco.  
- No te engañes - Le dijo él mordisqueando un poco sus labios. - Me vas a decir que si te llevo ahora a mi hotel... no vas a acostarte conmigo? 



Violet contuvo el aliento. La verdad es que no estaba acostumbrada a las aventuras. Sin embargo, Vincent le atraía como un imán y ella era un tonto alfiler que poca fuerza parecía tener a resistirlo. Vincent no la besó como ella supuso lo haría. La dejó regresar a su puesto y condujo hasta la casa de ella.  
- Violet.. - Le dijo cuando ella estaba a punto de bajarse del auto. - comprada o no... No lo hicieron para que fueras una aventura. Vas a ser mi esposa. Entiendes eso? 



- Violet asintió.
-  Adios Vincent . - Le dijo ella. No tenía idea de qué decirle. El estaba disculpándose por no seducirla? Aquello era una locura. 

Vincent condujo directo al aeropuerto. Ya tenía su maletín en el auto. Insinuar que llevaría a Violet al hotel había sido una bravuconada. En realidad empezaba a intuir que su padre le había evaluado muy bien y que cada minuto al lado de ella solo confirmaba que el bendito viejo lo conocía muy bien y lo que era peor, tenía razón.    

Dos días después,  Violet caminaba con su maleta arrastrándose detrás de ella por el aeropuerto. A unos pasos iba Helene. Gisele se había quedado en el auto para esperarla. La chica no sabía como decirle a su hermana lo que ya Gisele sabía. Antes de ir a dormir la noche anterior le dijo a Gisele a dónde iba y a qué. Gisele lloró y peleó con ella para evitar que se fuera pero Violet la convenció de que estaba enamorada de Vincent y que se casaría con él por algo más que su fortuna.  

 
- Puedo contarte cualquier cosa y no te opondrás? - Le preguntó Violet a Helene. Helene buscaba la salida a New York en las pantallas de información.  
 
- Sé que no eres absolutamente feliz con tu decisión de dejarnos pero que estás harta de nuestra situación. - Le dijo Helene anticipándose a lo que ella le diría. Violet se asombró como siempre ante la sensibilidad de Helene para adivinar las cosas.  
 
- Tienes razón en parte. - Le dijo indecisa. - Lo que quiero decirte es que si no tomo esta decisión perderemos el poco patrimonio que tenemos y no tendrás ninguna oportunidad de ir a la Universidad. 



- Ya te dije que trabajando las dos podemos...- Empezó a decir Helene. Violet la detuvo.  
 
- Terminaremos vendiendo la casa. No tenemos  ni los ahorros de Gisele ni los tuyos. Los invertimos en deudas de la empresa. - Le dijo Violet. Madeleine había tenido a sus hermanas menores ignorantes de lo seria de su situación.  
 
- Y entonces? - Preguntó Helene. Violet se mordió el labio.  
 
- Voy a casarme con un hombre multimillonario. - Le dijo sin preámbulos. Helene enmudeció. De todas las cosas que Violet podía decir no esperaba aquello.  
 
- Mi amiga Cristine me anotó en un concurso de televisión. The bachelor... El padre de uno de los candidatos vio mi hoja de vida, me seleccionó y me contactó para que me casara con su hijo sin pasar por el reality. - Helene le tocó la frente a Violet y frunció el ceño 
 
- Me queda poco tiempo de vida? Estoy soñando? Violet tú no subes a la  montaña rusa para no exponerte a la fortuna...- le dijo Helene. Violet sonrió 
 
- De ahi viene mi cara. Esta es mi primera vez en la montaña rusa y tengo terror.  - Le dijo Violet. Helen sonrió 
 
- Pero eso es radical... -  Dijo Helene. -  Es para toda la vida. No has visto las películas?
- Bueno... me tengo que ir.-  Mientras escuchaban el último llamado a su vuelo. Le dijo Violet echándose el bolso al hombro. Ya había registrado su maleta para el viaje. 
- De verdad... Vas a casarte? - Preguntó la chica. Violet suspiró y asintió.
- Espero que sea una buena decisión. - Le deseó Helene a su hermana y le dio un último abrazo antes de que entrara en la sala de abordaje. Helene sonrió 
- Yo también querida. - Confesó Violet. - De veras que lo pensé muy bien. Estudié las cosas con un abogado, con un psicólogo... Todos coincidieron que todo esto no es nuevo y que no es más que una opción de vida. - Le dijo a Helene. Y en el camino al pasillo de embarque pensó en su conversación con Vincent. Él había dicho que en la Edad Media muchas mujeres se casaron en matrimonios arreglados por conveniencia con hombres que sus padres escogieron y no todas fueron un desastre.
 

Violet entró en la sala de abordaje y se sintió tan sola. Emprendería la vida en otro lugar y con otra persona. Durante el vuelo estuvo meditando sobre su vida y sus hermanas y como ese matrimonio le daba la oportunidad de cumplir algunos de sus sueños: tener una familia propia, una tranquilidad económica, un hijo. Cerró los ojos y se mordió el labio. Cómo se sentiría tener un hijo con Vincent... Sonrió con ironía. Más bien estaba soñando lo que sentiría haciendo un hijo con Vincent. Se burló de si misma. 

Pensar en él hizo que las dos horas de vuelo se convirtieran en dos minutos. Violet estaba llena de dudas y le temblaban las piernas cuando se bajó del avión con la firmeza de su decisión. Al llegar a la sala de arribo notó que había un grupo especial que esperaba a los pasajeros y que no parecía precisamente familiares. Violet no le dio mayor importancia. Nadie iba a esperarla. Después de todo, para Nicolas su vuelo era hasta las dos de la tarde de ese día. Pero Violet se había sentido tan ansiosa por marcharse y le angustiaba cada minuto en casa que en cualquier momento sus hermanas se enteraran de la verdadera razón de su viaje, por lo que decidió adelantar su vuelo contando con la suerte de una cancelación de última hora. 

Aunque Violet le avisó a Nicolas a última hora sobre el cambio de vuelo, sabía que no iban a esperarla en el aeropuerto. Esperó su maleta, se subió el morral al hombro y caminó rumbo a la salida. Iba poniendo en balance si iba directo a la corporación o iba primero al hotel cuando una mano le aprisionó el brazo y la hizo detenerse. 
- Lo siento...- Le dijo Vincent dándose cuenta que le había asustado. 
- No esperaba un comité de recepción. - Bromeó ella tratando de aligerar el momento. Y de repente, Vincent le acercó a él y le besó en los labios justo antes de un flash. Violet procesó a duras penas que le habían tomado una foto. Y sin embargo lo único que su cuerpo ansiaba era que él continuara ese beso. Vincent le quitó la maleta de las manos y se echó el morral al hombro. Con el brazo libre le tomó de la mano y la hizo correr por los pasillos del aeropuerto hacia el parqueadero. 

- Son periodistas. Creo que estaban en tu vuelo. - Le dijo Vincent sin dejar de caminar a toda velocidad. Violet se mantuvo al pie de él con bastante esfuerzo. 
- Qué hago? - Le dijo Violet. Vincent la miró unos instantes y sonrió 
- No respondas a sus preguntas y sonrie todo el tiempo. - Le aconsejó él. Violet escuchó el ruido del seguro y luego ubicó el elegante auto  en el que Vincent metió a toda velocidad el equipaje en el asiento de atrás y luego le abrió la puerta de adelante para que ella subiera. 

Violet revisó mentalmente su apariencia física. Y pensó que haber escogido aquel traje de Silvia Tcherassi fue su mejor elección. Lo había recibido como parte de pago de una campaña política en la que participó y, la esposa del político era una compradora compulsiva que terminaba sin usar la mitad de la ropa que adquiría. Aún así sentía que no iba a dar una buena impresión. Ella no tenía el manejo de cámara y no daba la imagen de una mujer sofisticada. 

Vincent en cambio se veía tan hombre y terriblemente millonario. Su ropa de marca, su seguridad, su elegancia. Violet sintió que era una terrible cenicienta al lado de este principe. Pensó deprimida. Y se sonrojó al ver que él era conciente de su mirada de admiración. 

- Esta es una de las razones por las cuales no dura una relación conmigo. - Le dijo él. - No me gusta el asedio de los periodistas. Por eso todo lo hago lo más privado posible. Las mujeres adoran los flash y las entrevistas hasta que estas invaden su privacidad y su tranquilidad. 
- No me gustan los periodistas. No había tenido que lidiar con ellos antes pero igual detesto que actúen como depredadores con los famosos. - Confesó Violet. Vincent asintió para mostrarse de acuerdo con ella. 
- No creo que hayan conocido de tu relación con la familia... - Le dijo mientras conducia sin prisas. Violet suspiró  
- Debe ser... O tal vez te seguian a ti - Le dijo ella. El se alzó de hombros  
- No es nada raro. Estamos en los cambios de la Junta directiva. Y quieren saber hacia donde va mi vida - Le dijo él. Aunque Violet sabía además que él había estaba saliendo con una mujer yugoslava que estaba relacionada con la realeza 
- Se suponía que no venían a buscarme - Dijo ella Vincent se alzo de hombros  - Y quién te avisó de mi vuelo?-
-  No venia nadie pero no considere adecuado que llegaras y no encontraras alguien conocido- le dijo él - La secretaria de mi padre me dijo sobre tu vuelo.
- Osea que Nicolas no sabe que estas aqui- le dijo Violet Vincent se alzó de hombros  
- Hace 10 años que no dependo de Nicolas, Violet- Le dijo él Violet 
Sonrió
- Me imagino Pero como esta relación  es su proyecto...- Vincent le tomó una mano y le besó los nudillos provocando una corriente de sensaciones en el cuerpo femenino. 
- Nuestra relación no es un proyecto y en todo caso es nuestro. - Le aclaró. - Si bien es cierto que papá te eligió... No acepto que determine la manera en la que llevaremos esta relación. Entiendes? 
- En parte. Yo fui contratada como si esta relación fuera un trabajo. - Le dijo Violet. Vincent sonrió.
- Pero... no has descubierto aún como el rumbo de nuestra relación está en nuestras manos. - Le dijo Vincent.  - He estado analizando lo que nos sucedió. La manera de conocernos no es lo normal pero no sientes que ha sido la mejor cosa que te ha pasado en los últimos tiempos? 
- Es cada vez más difícil llevarte la contraria. - confesó Violet. Vincent sonrió. 
- Sin ánimo de ser prepotente... Eso suele suceder desde que tenía nueve años y di mi primer beso. - Dijo. Violet sonrió divertida. 
- A propósito... también sabes en qué hotel reservé habitación porque te veo conduciendo con toda seguridad de saber el final de tu viaje. - Le comentó. Vincent volvió a besar la mano que seguía sosteniendo. 
-También me dijeron el hotel y cancelé la reservación. - Le informó Vincent - Vas a bajarte en mi apartamento... Nuestro apartamento...
- Vivir contigo? Eso no te traería más atención de los periodistas? - Trató de analizar Violet pero el contacto con él le impedía hacerlo con sensatez. Vincent sonrió. No estaba pensando para nada en los benditos periodistas sino en que estar en el mismo apartamento con él no iba a ayudarla a resistirse a su encanto.
- Mi matrimonio express contigo los tiene locos. Ya acosaron a mi mamá para que les dijera por qué está organizando una boda. - LE dijo Vincent. Violet no había pensado en la prensa, los comentarios, los periódicos... Madelaine...
- Tengo que hablar con mis hermanas... Ellas... - Dijo y titubeó. - Es una tontería pensar ahora en lo correcto cuando voy a casarme por dinero? - Vincent buscó donde parquear y se hizo a un lado en la calle. La mano de Violet que sostenía entre la suya la colocó sobre su pecho. 
- Te vas a casar por amor. Por amor a tus hermanas y... - Agregó él alzando un poco la voz para impedirle hablar. - quiero soñar que te vas a casar conmigo porque en el fondo me tienes tantas ganas como yo.. 
Violet sonrió con timidez. Él pensaba que era una loca desquiciada con pensamientos liberales y una vida aventurera. Después de todo no había aceptado casarse por conveniencia? Violet suspiró. No era un cuento de hadas. No era la princesa perdida que el rey había buscado para su hijo el príncipe. Era una mujer con muchos conflictos entre esos el temor a que sus hermanas la consideraran una libertina. En especial Gisele a quien Violet había aconsejado hasta el cansancio antes y después de quedar embarazada de un hombre casado, de no tener relaciones por otra razón que no fuese el amor. 
- Tu padre estuvo de acuerdo? - Preguntó claudicando. 

Vincent tenía unos hermosos ojos azules que le hacían sentir de gelatina y cualquier razón que expusiera para sí misma era estúpida comparada con la posibilidad de tener a este hombre frente a ella como su marido. Abrir los ojos en la mañana y tenerlo a él, allí. Alzar la mirada al otro lado de la mesa y encontrarlo a él. Sentirse protegida y segura como en ese momento con tan solo una mano cubierta por sus manos... El sonrió y besó de nuevo la mano de Violet. 

-Papá estuvo de acuerdo. Yo voy a dormir en la casa familiar... a menos que me aceptes en.... - Le dijo y se detuvo al ver que ella gemía sintiéndose incapaz de rechazarlo. - Está bien... Está bien... dormiré en la casa de papá. Un hotel te expone a los periodistas y a los comentarios sobre que tan real es nuestra relación. Saben que he vivido con un par de mujeres en mi vida y que hacerlo con la que me voy a casar... Es lo lógico.

- Viviste con ellas en ese apartamento? - Preguntó ella que se quedó con la información que le interesaba. Vincent sonrió con burla. 

- No te preocupes...No viví con ellas allí y no hay un solo recuerdo de alguna mujer en la casa.  - Le aseguró. - Igual si no te gusta podemos cambiar de residencia e irnos a vivir a otro lado. 

- Lo siento... No quise...- Se disculpó Violet sonrojándose. Vincent le acarició la mejilla con sus nudillos. 

- No te preocupes. Mostrar celos significa que si te intereso y eso me importa mucho. - Le dijo él. Se detuvo para cumplir con un semáforo en rojo. - Quiero esa mujer más espontánea y apasionada que conocí en New Orleans... 

- Creo que estas hablando de otra mujer. Yo estoy llena de temores y miedos. - Le confesó. Vincent la hizo gritar atrayéndola hacia él en el pequeño espacio del auto. Sus bocas quedaron a menos de cinco centímetros y Violet no podía ver algo más que sus ojos

- Y yo creo que esa mujer de la que yo hablo está escondida. Me he impuesto la tarea de hacerla surgir...- Le dijo apasionado. -  Y cuando ella salga... voy a disfrutarla minuto a minuto. Violet lo dejó besarla y hasta colaboró acomodándose sobre sus piernas. 

- Sabes que hacer el amor en sitio público es un delito? - Susurró Vincent en el oido de Violet cuando se dio cuenta que ella empezaba a entusiasmarse olvidando donde estaba. Violet apoyó la frente sobre la de él 

- Yo no soy así... tú....- Empezó a disculparse. Vincent la besó mordisqueándole los labios y la ayudó a regresar a su asiento. 

- Al contrario... tú eres asi y me va a encantar demostrarte cuánto. -  Le prometió mientras encendía el auto y continuaba el viaje. Violet cerró los ojos y arregló su blusa que prácticamente estaba desabotonada.  
Esta desquiciada idea de Cristine de inscribirse en el Reality y luego descubrir que podía casarse con un hombre tan sensual y atractivo como Vincent debía estarla volviendo loca. Se dijo Violet mientras se arreglaba en silencio. El trayecto hasta el edificio donde vivía Vincent se terminó y él metió el auto en un parqueadero subterráneo. Un ascensor los llevó hasta la puerta misma del apartamento. 
Violet quedó asombrada. Era un enorme penthouse en el cuarto piso del edificio y por la descripción de Vincent tal vez más grande que su casa en New Orleans. Él guardó las maletas en una habitación y se la llevó hacia la cocina. Allí estaba una mujer cuarentona que le sonrió con los dientes más blancos y perfectos que Violet podía conocer. 
- Ya llegaron... En dos minutos les tendré una merienda. - Les dijo. Violet la adoró. No había desayunado y el estres de no saber que iba a encontrar le impidió comer en el vuelo así que empezaba a desfallecer de hambre.  
- Caroline Miers... Ella es mi mano derecha. Viaja conmigo a veces cuando es dentro de los Estados Unidos porque no le gusta Europa. - Le informó Vincent a Violet que sonrió divertida por la descripción. 
- Hola, querida. Eres más hermosa de lo que dijo Vincent. - Le reveló Caroline y Violet lo miró con curiosidad. La habia descrito como hermosa? Se sintió estúpida al sentir que todo temblaba en su interior al pensar que le considerara hermosa. Vincent era un hombre con mucha experiencia y con muchas mujeres en la lista. Qué tan hermosa podría encontrarla a ella comparada con las supermodelos y reinas de su lista? 
- Gracias. En realidad admiraba su hermoso rostro y su sonrisa. - Le dijo Violet con cortesía. Vincent le impidió entrar en la cocina. 
- Ven, Violet... Solo tengo un par de horas más para estar contigo... - Le dijo él jalándola hacia la sala. Violet se disculpó con una sonrisa con Caroline que de inmediato dejó de prestarles atención y se concentró en su oficio. De seguro para ella, ellos eran una pareja de enamorados común y corriente.                                                                                                                                                                                                                                             

Se sentaron en un sofá que estaba justo frente a un enorme ventanal donde podían apreciar el paisaje del Parque Roosvelt. Violet apenas podía creer que solo un dia antes veía desde su ventana la casa de los Peterson, sus vecinos en New Orleans y, ahora.. tenía un hombre enorme, atractivo y millonario que iba a ser su esposo, sentado a su lado viendo una parte de Central Park. Se mordió el labio pensando en lo que deseaba besarlo y recordando lo que él le había dicho en el auto sobre sacar de ella algo asi como la loba de Shakira. Vincent la miraba en silencio. 
- Te interesa saber los detalles de la boda? - Preguntó Vincent con voz ronca y Violet intuyó que no estaba pensando en la boda, tal vez estaba más interesado en la luna de miel.  Violet sonrió. 
- La ceremonia va a ser católica o protestante? - Preguntó ella. La verdad la boda la tenía sin cuidado. De verdad él iba a esperar a que ella lo sedujera? 
- Quiere decir eso que no leiste el contrato antes de firmar? - Preguntó él. Violet cerró los ojos tratando de encontrar concentración. Qué pregunta había hecho? 
- Si... Ya recordé... la boda será católica en la Iglesia de San Patrick. - Le dijo Violet . Vincent entrecerró los ojos. 
- De hecho.. estoy pensando que por haber firmado el acuerdo prenupcial y el contrato matrimonial ante un notario...- Le dijo él. - Tú y yo ya estamos casados. 
Violet contuvo el aliento. Él no iba a hacerle la vida fácil. Ahora le decía que ya estaban legalmente casados. Eso significaba que podía tener sexo más libremente? Vincent sonrió al verla que enmudecía por no saber cómo comenzar. 
- Tu amiga Christine y tus hermanas se bajaran aqui. - Le dijo él. - Este podría ser tal vez el único momento a solas antes de la boda. 
- Creo que es mejor alojar a mis hermanas en un hotel. - Le dijo Violet sintiendo como el calor le sonrojaba la piel. Vincent movió la cabeza de lado a lado.
- Para mi hermana Madeleine será terrible la noticia de mi matrimonio y peor la opción de alojarla en la casa ajena. - Dijo Violet pero en realidad pensaba en lo rojo de los labios de Vincent o en el azul profundo de sus ojos. Además si Madeleine hacía una de sus rabietas nadie saldría lastimado. 
- Violet... - Le dijo él acariciando la mejilla con los nudillos de una mano. Violet tembló de pies a cabeza. - Violet... Lo siento...- Dijo Vincent y se acercó a ella. Mordisqueó los labios de Violet provocándola. 
Y luego en tres rápidos movimientos la tenía acostada debajo de él en el sofá. Violet se derritió en sus brazos. Le gustaba Vincent... La incipiente barba que se asomaba en su rostro al caer la tarde, el olor a madera y frutos secos de su perfume, la sensación indescriptible de pasar las manos por los firmes músculos de su pecho... Vincent cedió a la tentación de besarla y disfrutaba de conocer su boca, sus labios, su sabor. Violet tenía dificultades para pensar. 
Las manos de Vincent recorrieron su cintura, se metieron por su blusa y acariciaron su pecho por encima del delicado sosten de encaje. La aplastó contra los cojines del sofá para sentir su cuerpo delgado y frágil debajo del suyo. Violet arrastrada por la pasión empezó a desabrochar la camisa de él y sus manos recorriendo su pecho desnudo, lo hicieron darse cuenta de lo abandonada que ella estaba a la pasión. Vincent se levantó de un salto y la dejó medio desnuda y sola en el sofá. 
- El sexo no es parte del trato...- Le dijo él. Violet se sonrojó y se sentó en el sofá. 
- Lo sé...- Respondió ella. Vincent alzó la ceja sorprendido por su respuesta.
- Si no me detengo ahora...- Le dijo él dándole una nueva oportunidad de arrepentirse. Violet se levantó y le colocó las manos en el pecho acariciándolo hasta rodearle la cintura por debajo de la camisa abierta. 
- No te detengas...- Le dijo Violet decidida a probar la pasión que insinuaba su manera de besar. Vincent no necesitó que se lo dijera dos veces y se la llevó tomada de la mano casi volando hacia la habitación donde había lanzado el equipaje de Violet al llegar. La enorme cama en la habitación ocupaba más de la mitad del espacio. Violet dejó de mirar los muebles y se concentró en los ojos azules que la miraban como esperando a que se arrepintiera. 

Violet se acercó a él y le quitó la chaqueta y luego terminó de abrir los botones de la camisa. Había algo en su manera de mirarla, No sabía decir lo que le gustaba de él Algo le mataba y al mismo tiempo le hacia renacer. Su mirada que la devoraba, los besos que le estremecían... Aquello era un misterio que no se podía explicar a si misma. Vincent ya no tuvo punto de retorno cuando ella sujetó la correa de su pantalón. El deseo le aprisionaba las entrañas en un dolor casi físico y empezó a quitarle a ella la ropa con una ansiedad inexplicable. Violet tenía muchos años de no tener sexo con un hombre. Y se preguntó cual seria la razón de la intensidad del deseo de Vincent que se equiparaba al suyo. No podía creer que fuese abstinencia también. 

Cuando Vincent empezó a tocarla íntimamente, Violet perdió la conciencia de la realidad. Gemidos y gritos llenaron el silencio de la habitación y Vincent disfrutó de cada uno de ellos. Hasta de las uñas enterradas en su espalda y los mordiscos en los hombros. Sonrió al verla desmayada sobre su pecho en medio de una maraña de sábanas y cojines, desnudos y cansados de la faena. 
 
- Te arrepientes? - LE dijo Violet interpretando mal la expresión de Vincent. él en respuesta la acomodó sobre su vientre para que sintiera que estaba casi listo para estar de nuevo con ella. 
- Te arrepientes tú? - Preguntó haciéndola levantar el rostro para besarla.
- No...- Dijo ella con voz ronca. - Pero no estaba en las condiciones...
- Exactamente... Conociéndome como me conoce... Nicolas no puso ninguna cláusula que impidiera o sancionara el sexo. - Le dijo Vincent sin dejarla terminar. 

Desde la primera entrevista, Nicolas insistió en la necesidad de un hijo. Y la claridad de que el método a través del cual ella quedaría embarazada, estaba en sus manos decidirlo. ¿Pero podía una mujer ser responsable teniendo este cuerpo desnudo frente a ella? Ni siquiera había pensado en preservativos!! Meditó. Vincent la besó. 


- No pienses en Nicolas, ni en las circunstanciasde este matrimonio...- Le dijo él y la hizo subir sobre él para iniciar un nuevo encuentro sexual con ella. - Eres mi mujer... Cielos!! No te imaginas lo que me provoca saber que eres mía. 

Violet apenas podía hablar. Él despertaba a la sibarita que habia en su interior y no podía pensar en otra cosa más que disfrutarlo. Violet empezó a moverse sensualmente con él dentro. 

- Concéntrate... En hacer que esto funcione...- Le dijo Vincent dando vuelta para ponerse arriba. - Haz que esta relación funcione. - Le pidió él mientras volvían a remontarse juntos hasta el climax. 

Eran las cinco de la tarde cuando Violet estaba sentada en la antesala de la oficina de Nicolas D´Andreis. Vincent la había dejado en la puerta después de darle un prolongado beso en la boca y de decirle que iba a ser muy difícil para él atender a la reunión que tenía con las imágenes de su medio dia juntos. Violet había recurrido a toda su fuerza de voluntad para entrar a la oficina y anunciarse con la secretaria de Nicolas. 
Le daba vueltas al vaso de soda que la secretaria le había ofrecido cuando Nicolas abrió la puerta y le sonrió. Violet dejó el vaso en la mesita de centro frente a ella y se puso en pie. Nicolás le ofreció una mano desde la puerta. Habia hablado con Helene y con Gisele durante la espera y habían estado de acuerdo en contarle ellas a Madeleine como estaban las cosas. Christine la había llamado también para saber cómo había llegado y en clave para que la secretaria de Nicolas no escuchara. Le relató su encuentro sexual con Vincent. 
- Oh, Por Dios!!! Pensé que el tipo iba a tener que rogarte para que lo dejaras hacerlo. - Le dijo Caroline. Violet se sonrojó
- Estuvo mal? - Preguntó temerosa de haber cometido una imprudencia al desmandarse a tener sexo con su futuro marido después de sólo una semana de conocerlo. 
- Nada de eso. Está mejor de lo que pensé. Me alegra por ti... Tengo el presentimiento de que vas a ser muy feliz en este matrimonio. - Auguró Christine 
El abrazo cariñoso de Nicolas le sacó de sus recuerdos. Violet besó la mejilla de su suegro y le permitió guiarla a un sofá en una pequeña sala de recibo dentro de su oficina. 
-   Estoy muy emocionado, Violet.- LE dijo Nicolas ofreciéndole asiento en el sofá y sentándose él enfrente de ella. - Y no te quiero asustar pero Maria Luisa mi mujer se ha vuelto loca con la preparación de la boda. Es más creo que no te ha esperado y ha escogido el vestido de novia

Violet frunció el ceño. Las dudas sobre si habían otras razones para casar a Vincent con una desconocida regresaron a su mente. Aquella loca idea de Nicolas de tratarla como la mujer de los sueños de Vincent la ponía muy nerviosa y la hacia dudar sobre las verdaderas razones para toda aquella situación tan bizarra. 

- Estoy en el apartamento de Vincent... - Empezó a decir ella. Nicolás hizo un gesto de que olvidara ese asunto. 
- No te preocupes. Estoy de acuerdo con Vincent en que eres su esposa legalmente y pueden estar en la misma casa pero Maria Luisa no quiere que te incomoden los periodistas. - Dijo Nicolas. 
- La señora Maria Luisa sabe todo? - Preguntó ella porque había tenido la idea de que no sabía nada. Nicolas negó con la cabeza
- Ella cree que yo te presenté con Vincent porque me pareciste una buena pareja para él y que todo ha ido funcionando muy bien entre los dos. - LE dijo él .- No puedes hablar con ella nada del contrato ni del reality. 
- Sobre la relación con Vincent... - Empezó a decir Violet Nicolás hizo un ademán con la mano invitándola a quitarle importancia a eso. 
- Lo que suceda en la intimidad entre ustedes dos... será entre ustedes dos. - Le dijo Nicolás - No me lo cuenta ni lo sé pero lo conozco. Tú concéntrate en verte hermosa para el día de la boda y disfrutar de tu nueva vida.   
- Señor Nicolas pero yo... 
- Señor? No.... Nicolas como todos en la familia. - Le dijo él sonriendo. Violet tomó un poco de aire y tosió. 
- Nicolas... He pensado en traer a vivir conmigo a mi hermana menor Helene. - Le informó. Nicolas sonrió con más amplitud. 
- Todo de aqui en adelante debes acordarlo con tu marido. A menos que quieras que te apoye en algo. - Le dijo él. - Es tu marido, sin importar las razones de cómo se conocieron. 
- No es fácil...- Empezó a decir Violet. Nicolas sonrió. 
- Nada es fácil querida...- LE dijo él. - Pero tienes mi apoyo y el de Maria Luisa. Lo que más deseamos en este mundo es un matrimonio estable y amoroso para Vincent. 
Violet masajeó su cuello moviendo la nuca de lado a lado. Nicolas veía en ella un potencial que Violet no estaba segura de tener.
- Esta noche a las 8 tenemos una cena familiar. No más de 10 personas. Para presentarte a la familia. - LE informó Nicolas. Violet se mordió el labio nerviosa y estrujó sus manos. - Tranquila... Ni Vincent ni Maria Luisa ni yo dejaremos que algo te moleste. 
- Me van a hacer muchas preguntas...- Le dijo ella. Vincent tomó una carpeta azul que tenía sobre una mesita. 
- Aqui esta todo lo fundamental Para todos, Vincent y tú se acaban de conocer, se han enamorado tan avasalladoramente que quieren casarse. - Le dijo él.- Es natural que desconozcan muchas cosas el uno del otro. 
El celular de Violet sonó haciéndola sorprender. Era Vincent. Violet respondió sin mirar a Nicolas. 
- Hola- Le dijo con sencillez. Vincent sonrió
- Hola, mi amor... - Le dijo él produciendo mariposas de nervios en su estómago. 
- Estoy reunida con tu padre. - Le dijo a Vincent. 
- Me falta casi una hora más de trabajo en la oficina. - Le informó él . -Y creo que me va a costar mantenerme atento porque no hago más que pensar en lo delicioso que es besarte, en lo rico que es olerte y cómo me gusta estar dentro tuyo. - Violet se sonrojó y tragó en seco
- Tengo que ir a una peluquería para prepararme para la cena de esta noche. - Le dijo haciendo un esfuerzo porque su voz no reflejara el efecto de sus palabras. 
- Eres hermosa... y si haces el amor conmigo antes de la cena... te veras mejor. - Le dijo él. Violet que no estaba acostumbrada a ese tipo de conversaciones hizo un esfuerzo para mantenerse tranquila. 
- Nada de eso. Nos veremos en la casa de tus padres. - Le dijo con firmeza. Vincent dejó escuchar su risa al otro lado de la línea. 
- Eres una cobarde. Esa mujer que grita y gime... que me tiene la espalda rota... No vas a poder esconderla mucho tiempo más. - Le dijo él entre risas - Pero esta bien... Esperaré a la noche... cuando te lleve a casa después de la cena.- Aquella promesa hizo que a Violet volvieran a subirle los colores en el rostro. 
- Luego hablamos. - Le dijo Violet y cerró la llamada antes que él continuara diciendo cosas más seductoras y atrevidas que aquellas. Nicolas la miraba atento a sus reacciones. Violet tosió para aclararse la garganta y se levantó.
- Tengo el tiempo justo para prepararme para la cena. - Anunció. Nicolas sonrió y le dio un sobre pequeño que sostenía en sus manos. 
- Es una tarjeta de crédito. Está a tu nombre y tiene un cupo suficiente para que puedas equiparte con lo que necesites.- Violet empezó a decirle que no con la cabeza y Nicolás le colocó la tarjeta en una mano y la obligó a cerrarla. 
- Es tuya. Es parte del acuerdo. - Le dijo él. - Tú no te preocupes por el pago porque lo harán aqui en mi oficina. 
- Ni siquiera he gastado un dolar de los cien mil que me hizo llegar a casa. - Le dijo. Al día siguiente de la visita sorpresa de Vincent, le había llegado una tarjeta debito con un mensaje de su contador acerca de que era la manera en la que recibiría su sueldo. 
- Y... Eso qué? - Preguntó Nicolas .- Ya encontrarás la manera de hacerlo. Eres una mujer... no pueden quedarse sin gastar dinero. - Le dijo Nicolas. 
- Por qué me escogió a mi? - Le preguntó Violet sin preámbulos. Nicolas sonrió. 
- Por que me recuerdas a Maria Luisa a tu edad. Y quiero que mi hijo tenga un matrimonio como el mio. - Violet contuvo el aliento. Aquella era una gran responsabilidad. 
- No creo que yo sea como ella... Usted está confiando demasiado en mi...- Le dijo ella. Nicolas la empujó hacia la puerta.
- Eres todavía mejor porque eres la mujer que Vincent necesita. Tienes ese sentido de la responsabilidad que te hará tenerle paciencia y amor a Vincent, tendrás la paciencia y la fuerza de voluntad para mantenerlo interesado en la vida en pareja. -Violet se mordió el labio. 
- Yo no sé si sea bueno que usted espere tanto de mi. - Le dijo Violet. 
- Déjate de tonterías. - Le dijo y llamó a su secretaria. - Tania... ya conociste a Violet... La esposa de Vincent... Ella necesita una dama que le acompañe de compras y a la peluquería. Te gustarían dos horas libres y un sesión de peluquería gratis?
Tania miró a Violet y sonrió. A Violet le dio una buena impresión la mujer. No parecía extrañarse de semejante solicitud. 
- Me encanta ir a la peluquería. - Le dijo a su jefe. - Y si es gratis mejor. De qué trata el evento? - Preguntó Tania 
- Cena en la casa familiar. - Le dijo Nicolas. - Ve con ella a la Quinta Avenida y compren un hermoso vestido. - Sugirió. Tania fue a buscar su bolso. 
- Le diré a Jessica que venga a reemplazarme hasta la hora de salida. - Le dijo Tania a su jefe. Nicolás movio la cabeza negando. 
- Dile a Diana que redireccione las llamadas a la oficina de Brayan y, yo cierro la oficina y me voy a casa. Quieres que les deje en la Quinta Avenida? - Preguntó él. Tania movio la cabeza negando. 
- Tengo mi auto. Yo la dejaré lista para la cena en la casa. No se preocupe. 
- Gracias, Tania. - Dijo Nicolas y besó a Violet en la mejilla. - Anda, Hija. Tienes cuenta abierta con esa tarjeta que te di.
- Gracias, Señ... Nicolas. - Le dijo Violet corrigiendo a tiempo la manera de llamarlo. Nicolas se fue a su oficina y Violet siguió a Tania. 

La mujer engañaba con su apariencia. En realidad tenía 36 años y Violet le había calculado 25. Tenia un cuerpo menudo y un caracter agradable y cortes. Le convenció de comprar un vestido para la cena y otros tres más para las actividades de la semana. Como llevaba la agenda de Nicolas sabía que tendrían una cena para la entrega de regalos y otra para presentar a la novia con la prensa. Había un almuerzo con los socios de Nicolas y Tania le aseguró que posiblemente tendría otro con los socios de su marido en la empresa de construcción. 

La llevó a una peluquería cuyo dueño era un ecuatoriano que estaba de moda entre las artistas famosas que vivían en Nueva York y, tuvieron la buena suerte de contar con su asesoría porque tenía tiempo disponible. El hombre quedó encantado con el cabello de Violet y tal vez más feliz de tener a un D´Andreis entre sus clientes. Tania la acompañó todo el tiempo y se hizo atender en la peluquería como Violet. Pagaron todo el tiempo con la tarjeta de Violet menos en el restaurante a donde Tania le pidió una merienda para que tuviera fuerzas para esperar la cena tardía. Tania le dio el teléfono de una mujer que asesoraba a Maria Luisa y a otras mujeres de la familia en cuestiones de protocolo para que le ayudara a comprar otras cosas en el futuro. Aclarando por supuesto que le gustaba aquel plan de compras y peluquería asi que no dudara de pedirle el favor de nuevo. 

Tania la llevó al apartamento de Vincent y Violet recibió el apoyo de Caroline para vestirse y maquillarse. Ella le haría de chofer por solicitud de Vincent. Estaba invitada a la cena como asistente personal de Vincent pero no se sentaría a la mesa. Violet escogió un vestido de Versace color chocolate en una tela de seda china que torneaba su brillo a medida que se movía. La falda flotaba alrededor de sus piernas y el corsé resaltaba la redondez de sus senos. Como era de tirantes, lo acompañaba una chalina de organza en un tono chocolate más opaco que tenía el color exacto de sus zapatillas.  Había recordado que Vincent le había dicho que sus ojos le parecían como de color chocolate y esperaba que tuviera en él el efecto deseado: acaparar la atención de sus miradas. 

Caroline condujo por la ciudad hacia la zona de Manhattan donde estaban las mansiones y metió el auto en un enorme jardín que rodeaba la casa más hermosa que Violet había podido conocer. Según le dijo Caroline la casa había pertenecido a uno de los gobernadores más famosos de Nueva York del siglo XVIII y tenía casi trescientos años de antiguedad. Era el juguete preferido de Maria Luisa que gastaba mucho dinero en el cuidado de los jardines, en mantener la construcción y sobretodo preservar la mayoría de los muebles de la casa que habían sido comprados a anticuarios y coleccionistas tratando de darle la imagen original a la casa. 

Caroline le impidió salir del auto. Violet le dijo que Vincent les esperaba en el estudio. Caroline llamó a Vincent por el celular y lo retó por no estar en la puerta esperando a su mujer. Vincent no tardó en aparecer en la terraza de la casa y cruzar el jardín para llegar al lugar donde Caroline había parqueado el auto. Le abrió la puerta a Violet y le ofreció su mano. 

Violet observó su vestido entero negro y su impecable camisa color miel. Caroline le había llamado para que él usara colores que combinaran con su vestido. Vincent la miró de pies a cabeza y la acercó a él para darle un beso en los labios. Se separó de ella gimiendo. 

- No quiero dañarte el maquillaje pero... cielos!! Estás hermosa!! Escogiste ese color a propósito. Verdad? - Le dijo él. Violet sonrió. Caminaron hasta la terraza y Violet estaba convencida de que entrarían de inmediato pero Vincent la hizo detenerse. 

- Qué sucede? - Preguntó Violet quien casi pierde el equilibrio por el tirón. Vincent la miró en silencio antes de gruñir como un oso herido y rodearle la cintura con sus manos. El beso comenzó como una caricia pero se convirtió en una declaración de deseo. Violet estaba derretida en brazos de Vincent y así los encontró la madre de Vincent.
-   Pueden dejar eso para despues de la boda? -  Preguntó sonriendo para desmentir el tono enojado de su voz 
Vincent alejo a Violet con renuencia. Lo que quería era regresar a la época de las cavernas y llevarla agarrada por el cabello hacia la habitación.
-   Cada vez es mas difícil esperar a esa boda que organizas, mamá. - Le dijo Vincent. Violet sintió que no podía estar más roja de lo que estaba en ese momento. Aquella no era la manera de conocer a su futura suegra.
Maria Luisa era de su misma estatura, tenía un cuerpo todavía grácil y delgado. Llevaba un vestido de Prada muy formal y elegante pero al mismo tiempo sobrio  apropiado para la madre del novio. Su cabello era tan negro y ondulado como el de Vincent. Pero sus ojos eran de un profundo color aceituna. 
-  Yo seré feliz si tanto beso me da un nieto varon. - Le dijo Maria Luisa a su hijo y tomó a Violet por la mano para hacerla girar. - Eres más hermosa de lo que me contaron. 
- Es usted más hermosa de lo que no me dijeron. -  Dijo Violet sonriendo. Maria Luisa sonrió
-  Eso quiere decir que nos darás vía libre para buscar ese nieto a partir de esta noche? - Preguntó Vincent, sonrojando a Violet. Maria Luisa sonrió
-  Eso es decisión de Violet. Ella es quien recibirá los comentarios de los periodistas. - Dijo la señora. Vincent suspiró como un niño que no recibe el capricho del dia. 
- Pensé que era mejor que nos conociéramos aqui afuera y no en medio de todos los familiares. Espero que me apoyes simulando que nos hemos visto un par de veces antes de esta noche. - Le dijo María Luisa. Violet sonrió
- Yo diré exactamente lo que usted quiera que diga. - Respondió. Vincent les ofreció el brazo a ambas. 
- Mañana tienes que ir a las dos a la oficina de Vincent. La persona encargada del bufette les llevará las selecciones del menú y una degustación de tres ponqués de matrimonio porque yo no he podido decidirme entre los tres. 
- No me gusta el ponque. - Dijo Vincent - Pero no pueden haber tres? 
- Estas loco!!! Escojan uno. Además mañana es la cena con los chicos de la prensa por lo que deben ponerse de acuerdo en lo que dirán y en lo que no. - Les sugirió Maria Luisa. Violet no sabía si prestarle atención a la señora o dejarse llevar por la belleza de los muebles a su paso. Tienen que asistir a la charla con el sacerdote que es el miércoles a las ocho de la mañana. - Le informó. Vincent gruñó
- Pero mamá una cita con un sacerdote a las 8 de la mañana? - Se quejó Vincent. Violet sonrió. 
- Tú eres el culpable. Era la única hora que tenías libre antes del sábado. - Le dijo Maria Luisa.  
En el salón que hacía de estudio la decoración era completamente moderna. Había un bar y una serie de equipos electrónicos que un primo de Vincent manejaba con destreza. Vincent la llevó al grupo de adultos y la presentó ante  su abuela, Marina la madre de Maria Luisa, su madrina Lorena de cuyo esposo Vincent había heredado la empresa de construcción, su tía Teodora hermana de Nicolas y el tio Francisco hermano de Maria Luisa. Al escuchar hablar a Francisco, Violet descubrió que Maria Luisa era de ascendencia colombiana. Todos en ese grupo la hicieron sentir bienvenida y acogida con amor. 

Pero, alrededor de la barra del bar, estaba el grupo de los jóvenes. Allí estaban tres hombres y dos mujeres que no sobrepasaban los 30 años. Vincent no mostró interés alguno en llevarla con los jóvenes. La hizo sentarse en el sofá con la abuela Marina y él fue al bar a traerle un coctel. Sin embargo no preguntó nada a Vincent. Aquella era una típica reunión de millonarios acortonada y formal que de seguro seguía algún protocolo en el cual la novia debía relacionarse con los padres de su novio y no compartir con los de su edad. 

- Mañana en la mañana debes hacer que Caroline te lleve a probarte tu vestido de novia. Ya está casi listo pero quiero que te lo pruebes para los detalles de último minuto. - Le dijo Maria Luisa. Violet trató de concentrarse en la señora y no en la mano de Vincent que recorría su espalda desnuda por los tirantes del vestido. 
- Cómo hicieron ese vestido sin medidas? - Preguntó Violet. MAria Luisa señaló a Vincent con sus labios. 
- Eso fue obra de tu marido. Escogió el diseño y calculó las medidas. Por eso quiero que vayas mañana mismo a probártelo con el fin de tener tiempo suficiente para mejorarlo. - Le dijo ella. Violet suspiró.
- Te estoy agotando. - Dijo Maria Luisa. Violet omitió decir algo. Había suspirado impresionada en que él hubiera sacado el tiempo para escoger el vestido de novia que usaría. 
- Disfruta de la reunión. - Le dijo con cortesía. Violeta asintió y tomó de la champaña que le trajo Vincent del bar. Él la estaba volviendo loca con esa caricia en la piel desnuda de su espalda. 
- Mamá tiene razón .- Le dijo él susurrando en el oido de Violet haciéndola estremecer. 
- En qué eres un niño pretencioso? - Bromeó Violet tratando de aligerar la tensión que las caricias de Vincent le provocaban. 
- Nop... en que eres una muñeca de porcelana. - Le dijo él. Violet fruncíó el ceño. 
- No creo que tu madre piense eso. - Le dijo ella sin creerle. Vincent le besó la frente 
- Querida... eres una deliciosa y sensual muñeca de porcelana y amen de que se pueda escuchar bastante gay... empiezo a encontrar el gusto de jugar con muñecas. - Bromeó él hablándole al odio. 
- No vas a presentarla con los chicos ? Preguntó Nicolas a su hijo. Vincent movió la cabeza de un lado a otro. 
- Violet no tiene nada que ver con ellos. Se los presentaré en su momento. - Dijo él enigmático y se levantó del brazo del sofá donde estaba para ir al bar y traerle otra copa de champaña a Violet.
Violet entonces observó a Vincent. No le había parecido tan extraño que no la presentara aún. Suponía que en algún momento se pondría de pie y haría el protocolo de presentarla y entregarle el anillo. Violet llevaba el anillo que él le había dado en New Orleans pero Caroline le había dicho que él le entregaría el anillo oficial de la familia D´Andreis para ocasiones especiales que lo había mandado a hacer para ella con un diamante en lugar de su piedra de nacimiento porque quería halagarla. 

- ¿Por qué no la has presentado? - Preguntó el chico que estaba haciendo de barman. Tim era el hijo menor de Teodora y trabajaba en la empresa constructora de Vincent como ingeniero de suelos. Su novia no era aceptada por la familia por haber estado casada y tener un hijo. Lo cual hizo pensar a Violet en _Gisele y en cómo sería recibida en la familia. 
-Tienes miedo a que te deje por uno de nosotros? - Bromeó el otro chico quien era hijo de una hermana de Nicolas que vivía en Francia. El joven estaba pasando sus vacaciones de intermedio en Nueva York. Trabajaba para la familia en la oficina de Europa. 
Vincent hizo caso omiso al comentario que no era para nada gracioso porque Violet ahora sabía que la primera esposa de Vincent lo abandonó por su mejor amigo después de que este los encontrara teniendo relaciones en su propia casa. Violet odió de inmediato a Jhon... No podía ser tan cruel para bromear con algo tan delicado como ese horrible recuerdo. Pensó Violet. 
- Debiste traerla con nosotros. - Le dijo una de las mujeres en el grupo. - Tu actitud solo alimenta nuestra curiosidad.  - Esa era Miranda, la novia del chico que no había hablado aún. 
- El soltero más codiciado de la ciudad...- Le dijo la otra pasando una larga uña pintada de rojo por el brazo de Vincent - Decepcionado de la vida matrimonial... Decide casarse de nuevo? Dime... Cómo es cenicienta?
Vincent suspiró y detuvo la preparación de las bebidas que tenía enfrente. Se apoyó con ambas manos en el mesón y miró al suelo como si en él hallara la fuerza que necesitaba en ese momento. Lo afectó ese último comentario? El de la cenicienta? o lo afectaban todos los comentarios se preguntó Violet. Vincent odió a sus primos mucho más de lo que generalmente le molestaban. Era un grupo acostumbrado a sembrar dudas y resentimientos sobre el tema de las emociones porque no habían llevado una vida muy afectiva en su niñez. Sin embargo sentía que lo que le planteaban tenía que reflexionarlo. Le afectaban los comentarios luego... Qué tanto lo molestaba el hecho de haber escogido una esposa de catálogo?
- Las princesas a mi alrededor... no llenan un cuarto de mis requisitos. - Respondió acostumbrado a esconder sus debilidades y atacar cuando se trataba de sus pequeños primos. 
Los chicos se miraron entre sí y Vincent alzó la cara y tomó las bebidas que había preparado.
- Estan en mi casa... - Agregó con voz de trueno -  En la casa de Violet... y no es socialmente admitido que hablemos de la anfitriona. Si nos sentimos mal... por qué no nos vamos?
Violet frunció el ceño. Se había escuchado todo con claridad en el sitio donde ella estaba. No quería ser motivo de una riña familiar pero... no creía que tuviera las razones suficientes para intervenir en ese momento. Nicolas se levantó y les habló a los chicos desde su lugar. 
- La novia está escuchando todo y no estamos dejando una buena impresión sobre las relaciones familiares. - Dijo su futuro suegro. Vincent la miró como si apenas fuera consciente de que ella estaba escuchando. 
La miró estrujándose las manos y con los ojos a punto de llenarse de lágrimas y en su interior algo muy profundo se movió. No era pensar en ella como la cenicienta lo que le molestaba. Era que le movía todos los puntos de control de su cuerpo y lo volvía loco tratar de complacerla. Se dijo y caminó hacia ella con expresión de preocupación. Violet recurrió al resto de fuerza de voluntad que tenía y se obligó a sonreir para tranquilizarlo.
- No me importa que ella escuche - Le dijo la rubia que le había llamado cenicienta. - Pudiendo escoger a cualquier mujer de fama y poder. Escoges a una mujer común? 
- Insisto... quien no esté de acuerdo con mi decisión... Debe marcharse de esta reunión ahora. - Dijo con voz de trueno Vincent y se fue hasta donde estaba Violet. Le dio la copa de champaña y la hizo levantarse del sofá. 
Estaba tan sensibilizado a las emociones de Violet que podía adivinar que estaba apunto de llorar aunque en sus ojos todavía no se asomaban las lágrimas. Pensó mientras la miraba con atención. Era una mujer fuerte y decidida. Si eso era lo que se requería de ella, pensó Vincent. 
- No te dejes intimidar. - Le dijo Vincent rodeando la cintura femenina con uno de sus brazos. - Siento lo que acabas de escuchar.
Violet levantó una ceja. No esperaba que él presentara disculpas por lo que habían propiciado sus parientes. En verdad que si Violet hacía caso omiso a lo que habían dicho los chicos y se concentraba en la defensa de Vincent, tenía que sentirse feliz y amada. Por lo menos respetada por el hombre que le había escogido como su esposa. Cambió la copa de champaña para la izquierda y rodeó la cintura de Vincent con su brazo por debajo de la chaqueta. Se agarró de su espalda para alzarse un poco en la punta de los pies y alcanzar ese punto sensible entre la mejilla y el oido que había descubierto cuando tuvieron sexo al medio día. Lo besó provocando un gruñido sensual de Vincent que la apretó en la cintura revelando que la caricia tenía su efecto. 
Vincent movió rápidamente la cabeza y le dio un beso en la boca mientras Violet regresaba a su posición normal. El olor de Violet lo invadió y tuvo de nuevo el loco deseo de buscar un armario, meterla en él y hacer el amor con ella sin control. Con mucho esfuerzo, aflojó el abrazo de la cintura femenina
- Recuerda que estamos en una reunión familiar. - Le dijo él muy suave al oido. Violet se estremeció de pies a cabeza. 
- Recuerda que todo puede hacerse. - Le dijo ella en un tono de voz que era casi un murmullo y que a Vincent le provocaba más sensaciones en su vientre que un beso apasionado. 
La campana anunciando que la cena estaba servida le impidió decir nada. Los adultos se levantaron de sus lugares y empezaron a circular hacia el comedor. Violet vio como hasta la rubia que Vincent había echado se unía a la romería que iba hacia el comedor. Es que aquel tipo de situaciones era común en la familia? Aquello sería como liberarse de Madeleine para vivir con 5 iguales o peores que ella? Se dijo mientras seguía a Vincent que la llevaba agarrada de la mano. 
El comedor tenía la misma línea de muebles del siglo XVIII de la mansión.Y la vajilla era una delicada creación en porcelana con un orillo dorado. Maria Luisa había pensado en todo hasta en las tarjetitas anunciando el puesto de cada uno de los comesales. La mesa podía ser para unas 16 o 20 personas pero se habían organizado las sillas para las doce que estaban alli. Para Violet fue un alivio quedar junto a Vincent y tener muy lejos a la rubia que desde ya le caía como un zapato viejo. 
Violet no pudo dejar de percibir que para todos fue un alivio que supiera manejar los tenedores y las copas de la manera correcta. Nadie la había preparado para eso. Violet había leido mucho sobre etiqueta y glamour en su niñez debido a la obsesión de su madre de confundir su caracter fuerte con el trato burdo.
Vincent hablaba con Nicholas a su derecha. Y de repente la rubia que se llamaba Lina y que era hija de una hermana de Maria Luisa que vivía en Italia y que llegaría el viernes para el matrimonio se involucró en una charla sobre viajes. Todos relataban sobre su mejor sitio de paseo: La Riviera Francesa, Filipinas, China, Roma. 

Violet se mantuvo en silencio. Cuando era niña sus padres viajaron a muchos lugares pero ella ya había olvidado la mayoría de ellos. Solo recordaba su último viaje juntos y, los recuerdos le removieron los sentimientos hasta sentir que estaba al borde de las lágrimas. Teodora sin ninguna mala intención preguntó a Violet cuál era ese viaje que recordaba con emoción. Violet miró a Vincent para que le evitara hablar pero él no había percibido todavía su incomodidad. 

- Capurganá, en Panamá. - Le dijo Violet a la tía. Imprimió a su voz toda la fuerza que pudo y aún así Vincent notó el tono triste en él. Giró para mirarla y le tomó la mano entre las suyas.
- Qué sucede? - Le preguntó. Nicolas y Maria Luisa se miraron. Habían tal tipo de cercanía, de relación para que ellos se entendieran casi sin palabras. Solo por la piel? Se preguntó Nicolas que había obtenido ese díálogo con Maria Luisa después de muchos años de matrimonio. Y descubrir eso le llenó de emoción. 
- Ese es un sitio para una luna de miel. - Azuzó Lina con toda intención. Violet tomó de su copa de vino. Había sido una luna de miel para sus padres que cumplían 15 años de matrimonio. Las habían llevado a todas con ellos y habían paseado en yate. 
- Lina... Te lo advierto...- Empezó a amenazar Vincent. Violet le colocó una mano sobre las de él que encerraban la de ella. 
- Fue la novena o la decima luna de miel de mis padres.- comentó Violet haciendo acopio de su fuerza de voluntad para no llorar. En ese momento se dio cuenta de que había sido el último viaje de sus padres. Violet miró a Vincent como pidiéndole consejo sobre si podía levantarse. 
- Ni se te ocurra irte...- Le dijo Vincent. -No pueden contra ti. - Le dijo y la besó en la boca. - Qué sucede con el viaje? 
- Fue el último viaje de mis padres. - Le respondió ella en un hilo de voz. Vincent gimió y le dio la copa de vino. 
- Lo siento. - Dijo Vincent y habló por ella. 
- Es un tema sensible... Sus padres murieron en el siguiente viaje... Te parece que hablemos de una cosa más agradable? - Preguntó Vincent a Lina. La chica se tomó el vino para evitar hablar. Violet entendió que mientras tuviera a Vincent de su lado, nadie podía lastimarla. El era la cabeza de los negocios de la familia y nadie querría contrariarlo y perder sus beneficios. 
Violet los miró en silencio. Ellos eran tan arrogantes y fuertes que en ocasiones ella olvidaba que tenían debilidades por ser seres humanos. Vincent le conocía sus temores y él era uno de los mayores porque dirigía sus negocios y llevarle la contraria podría hacerles perder algunos de sus privilegios. Podía ser ese el temor de Lina? Violet ahora sería la esposa del jefe y por lo tanto, tendría casi su mismo poder. 
Vincent no le soltó la mano derecha y en más de un ocasión durante el resto de la comida, le dió un apretón o le dio un beso en lo nudillos. Violet había sido lanzada a los leones sin que ninguno de ellos la hubiera preparado para ello. Vincent acostumbrado a las mujeres de mundo con las que andaba no había supuesto que Violet pudiera debilitarse ante algunos temas de conversación. Suspiró mientras trataba de concentrarse en la conversación de su padre. Pero era cada vez más conciente de que ninguna mujer le había hecho sentir aquel deseo de protegerla y darle fuerza. Violet era fuerte pero inspiraba en él ese deseo de hacer que el suelo alrededor de ella fuese de algodón. 

Aquello era terrible para su caracter. Cómo dirigir a sus obreros con mano firme si esta mujer le volteaba el corazón con mirarlo. Masajeó su cuello moviendo la cabeza en un giro lento y su padre que le conocía muy bien  sonrió, se puso de pie y sonó una copa golpeándola suavemente con un tenedor. 

- Como todos saben esta ha sido una semana supremamente importante para Vincent. - Comenzó a decir Nicolas. Vincent tomó el contenido completo de su copa de vino. Violet alzó una ceja y le miró con curiosidad. Estaba tenso como la cuerda de un violín y se veía en la rectitud de su espalda, en la rigidez de sus labios y en la mirada fija en sus manos entrelazadas. - Para Violet también ha sido una semana importante. Como cortesía para ellos y con el fin de disculparlos para que se puedan retirar temprano, decido que hagamos en este momento el brindis por la boda católica de Vincent y Violet. 

Los meseros sirvieron casi corriendo las copas de champaña pues no estaban preparados para aquel cambio del protocolo. Violet recibió una sonrisa de apoyo de Caroline que ayudó a completar el servicio y mientras Nicolas avanzaba en su discurso, todos pudieron contar con una copa en sus manos. 

- Ellos ya estan casados por ley. - Anunció Nicolas sorpresivamente. - Todos los documentos legales estuvieron listos más rápidamente que los preparativos para la ceremonia religiosa. - Lina miró a Vincent con una expresión asesina y Violet se dio cuenta de ello. Al parecer nadie sabia que estaban casados por la ley 
Sin embargo, nadie objetó el discurso de Nicolas y levantaron las copas de champaña deseando buenos augurios para los esposos. Todos continuaron disfrutando de la cena y se deshicieron en halagos para la anfitriona, Maria Luisa quien había coordinado la cena perfecta. Violet se preguntó si ella sentiría la misma satisfacción que se reflejaba en el rostro de Maria Luisa por organizar una cena de etiqueta perfecta en su propia casa, más que realizar uno de sus bufetes para relaciones públicas a los que estaba acostumbrada en su trabajo.
Vincent no la dejó sola ni un minuto. Después del postre se trasladaron al estudio donde Jhon empezó a colocar música y reanudaron su reunión alrededor de la barra del bar. Vincent volvió a sentarla al lado de Maria Luisa en el rincón donde los adultos mayores se habían reunido antes. En uno de sus viajes al bar, Lina se le acercó y conversó a solas y en susurros con él. La expresión de profunda tristeza y decepción de Lina le informó a Violet que la joven no había conseguido lo que buscaba.
Luego Vincent le levantó del sofá y le hizo pararse en medio del salón. Llamó la atención de todos mandando a apagar la música y sacó del bolsillo de su chaqueta una caja cuadrada azul.    Violet contuvo el aliento y le miró angustiada. Vincent le besó en los labios en una caricia tierna desprovista de deseo y sonrió.
-         -  Amigos… Familia… - Dijo él. – Esta es Violet Dugand Castellanos, la mujer que me acompañará el resto de mi vida. Se las presento oficialmente y espero que nos ayuden a mantener una relación sana y permanente.
-          - Vincent… ya me diste un anillo. – Le dijo Violet.  Vincent asintió.
-          - Ese fue para marcarte como de mi propiedad antes que otro te robara.- Le dijo él. – Este es una demostración de que me estoy enamorando de ti, cada vez más y no quiero que seas mi esposa… si no que eres mi amor. El amor.
-           Violet tembló de pies a cabeza. Amor. Ella no podía hablar de amor. Deseo... pasión... admiración... pero amaba a Vincent? Vincent le tomó la mano y le quitó el anillo que le había dado en New Orleans. Lo guardó en el estuche del nuevo anillo y le colocó el nuevo anillo. Violet se mordió el labio 
-     - Esto es tan extraño... - Musitó Violet. Vincent sonrió 
       - Solo dime que me aceptas. - Le dijo él entendiendo la confusión en su cabeza con relación a este doble pedido de compromiso. Sobretodo después de saber y anunciar que ya estaban casados por la ley. Violet se obligó a sonreir. 
      - Acepto. - Vincent la tomó de la cintura y la hizo alzarse en la punta de los pies para besarla apasionado en los labios.Violet terminó por deshacerse en sus brazos. Los aplausos de los demás en el salón les hicieron separarse. Vincent habló en susurros con su padre y tomó a Violet de la mano y la levantó del sofá. Maria Luisa adivinó sus intenciones y se les acercó cuando caminaban por el pasillo hacia la cocina a buscar a Caroline. 
     - Espero que a pesar de todo... la cena haya sido de tu agrado. - Le dijo Maria Luisa con una sonrisa. Violet sonrió. 
     - Todo fue maravillosamente hermoso. -Le dijo Violet. - En verdad que no sé cómo agradecerle. - Agregó expresando su impotencia con relación a los regalos de Maria Luisa. 
      - Violet... tú vas a darme mi mayor felicidad un nieto hijo de Vincent. Espero que mañana en la prueba del vestido podamos hablar un poco más. 
     - No sueñes con eso, mamá... Te la presto por dos horas y luego la iré a buscar. - Le dijo Vincent. 
     - Muy bien. Creo que dos horas es más de lo que me darás. - Dijo Maria Luisa riendo. Violet recibió su beso en la mejilla.  - Váyanse!! Yo le diré a Caroline que se vaya en su auto. - Le dijo a su hijo. 
     Vincent no necesitó que se lo repitieran y llevó a Violet casi corriendo hacia su auto. En el camino a su apartamento apenas si hablaron. Violet todavía mareada con las copas de champaña, el vino, las palabras de Vincent. Suspiró y Vincent le guiñó el ojo antes de parquear en su sitio en el parqueadero para dar la vuelta y ayudarla a salir.  Ya en la puerta de la habitación, Violet titubeó. 
      - No deberías quedarte... Maria Luisa..  - Empezó a decir. Vincent la alzó obligándola a abrazarse en su cuello y a rodearle con sus piernas la cintura.  
      - Maria Luisa nos echó y es posible que le haya dicho a Caroline que se quede a dormir en casa. - Le dijo él con voz ronca y baja ahogado en su pasión. Violet se mordió el labio. 
      - Crees que tu madre sabe que tú y yo tuvimos...- Empezó a decir pero no quiso llamar sexo a ese encuentro tan mágico y apasionado que habían tenido al medio dia. 
     - Mi madre cree que le hago el amor a todas incluyendo a Caroline...- Le dijo él llevándola en vilo hasta la cama donde la dejó caer sin reverencias. Violet contuvo el aliento. Vincent empezó a quitarse la ropa. 
-    - Una cosa es creer otra es confirmar...- Le dijo Violet y luego, se detuvo. No podía pensar con claridad viendo como Vincent se iba deshaciendo de toda la ropa y se mostraba ante ella como un regalo. Violet tragó en seco. Por qué seguir pensando en los demás si por primera vez en la vida, se le presentaba la oportunidad de disfrutar algo solo para ella. Un hombre sexy y apasionado que la hacía vibrar. 
      Violet se levantó de la cama y se quitó el vestido con la misma sensualidad de Vincent. Cuando su esposo le tomó en sus brazos, completamente desnudos, Violet entendió que la vida había tejido todas las situaciones de su vida y de la de Vincent para que ellos se encontrarán en ese momento, en ese lugar y se juraran ser el uno para el otro sin ninguna otra intención que disfrutarse mutuamente. 
      Se recorrieron con besos y caricias conociéndose en la intimidad mucho mejor de lo que habían tenido la oportunidad de conocerse en otro sentido. Y comenzaron una conversación mientras se unían como si gemir, besar, acariciar y hablar fueran parte de la manera de dialogar que estaban creando para ellos mismos. 
      - Mi primera vez...- Contó Vincent mientras jugaba con los senos de Violet. - Fue un juego. Ella era mayor que yo, mamá la contrató para que me ayudara a estudiar porque la adolescencia me había vuelto irresponsable y disperso. 
      Violet sonrió y se arqueó de deseo cuando Vincent deslizó su mano por su vientre hacia elcentro de su pasión. Vincent empezó un juego intimo con su cuerpo mientras le relataba 
      - Y ella me enseñó más de sexo y sensualidad que de cualquier otra cosa que tratara de enseñarme.- Le dijo Vincent desistiendo de seguir hablando para amarla de nuevo. Violet enterró sus uñas en los hombros de Vincent y este gimió de dolor y placer. -  Voy a morderte si vuelves a hacerlo. 
      - Lo siento... yo...-  Émpezó a decir Violet pero Vincent la besó impidiéndole seguir. 
     - Empiezo a descubrir un poco de masoquismo en mi porque quiero descubrir qué tan salvaje es la gata con la que me casé. - La risa de Violet llenó el silencio de la noche y Vincent la provocó hasta hacerla gritar y gemir como loca. 
      - Desde esa mujer... hasta hoy...- Le dijo Vincent mientras llegaba al climax con ella. - Yo no había pensado en el sexo como en hacer el amor... Me enloqueces, me seduces y me haces creer que esto es más que entregar un cuerpo. 
     Violet estaba tan embebida en disfrutar de lo que sentía que no analizó las palabras de Vincent, quien a su manera le estaba declarando amarla. Él la llevó a la ducha y alli volvieron a amarse. Violet disfrutaba de ver el rostro de Vincent mostrarle el abandono y la felicidad de disfrutarla como mujer y como amante. Se fueron a la cama agotados de disfrutarse y se durmieron desnudos abrazados. 
       

 



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