Antonio Vitta entró en la taberna
y sonrió… Debía ser una broma del destino. Quién habría puesto aquella canción
de Chayanne… Yo soy lo que soy a fuerza de amar… Cielos!!
Estaría alguno de sus amigos programando la música. Se dijo mirando alrededor y entonces descubrió un pendón que decía
Feliz cumpleaños Chayanne!
Claro tenía que escoger un día
como ese para rencontrarse con sus viejos compañeros de escuela… y tratar de
ver a Valeria en terreno neutral… Se acercó a la barra y pidió un whisky… Había
llegado demasiado temprano. Sabía que faltaba media hora para la hora indicada
pero no había podido soportar un minuto más en su oficina. El reloj de su
abuelo colgado en la pared se burlaba de él con su tic-tac de infarto y el
entra y sale de las personas en su oficina lo desesperaron aún más, así que le
pidió a su secretaria cancelar lo que sea que tuviera pendiente para la
siguiente hora y se vino a la taberna.
La puerta de la taberna se abrió
y una rubia de cuerpo despampanante entró sonriéndole. Inés era la única en
aquel grupo que sabía de su desesperación por reencontrarse con Valeria.
Conocía su historia de amor con ella, la razón de su separación de dieciocho años y la razón por la que Antonio llevaba cuatro años persiguiendo a Valeria. Estaba
enamorado como un imbécil de la única mujer que lo detestaba en el mundo. Inés
además ya sabía que la hija mayor de Valeria era su hija. Que Esteban se había
casado con Valeria sabiendo que estaba embarazada y que había asumido la
paternidad de Megan porque habían creido que Antonio no reconocería su
responsabilidad, ni se casaría con la chica.
Antonio terminó su segundo whisky
y recibió el abrazo y el beso de Inés. Le hizo señas al barman
para que le sirviera uno más. Había sabido del embarazo de Valeria a través de su madre y a los nueve años había sido su suegra quien le había llevado de visita a la niña. Le había dicho que era su padrino y que debía visitarlo una vez al año. Antonio había discutido con Valeria y se había comprometido con Esteban a esconder su paternidad hasta que la chica cumpliera los 15 y decidiera por si misma con quien quedarse. El destino les había sorprendido y ahora, Megan de 18 años le había pedido a Antonio que no solo fuera su padre sino que convenciera a Valeria de ser su mujer. Inés alzó una ceja.
para que le sirviera uno más. Había sabido del embarazo de Valeria a través de su madre y a los nueve años había sido su suegra quien le había llevado de visita a la niña. Le había dicho que era su padrino y que debía visitarlo una vez al año. Antonio había discutido con Valeria y se había comprometido con Esteban a esconder su paternidad hasta que la chica cumpliera los 15 y decidiera por si misma con quien quedarse. El destino les había sorprendido y ahora, Megan de 18 años le había pedido a Antonio que no solo fuera su padre sino que convenciera a Valeria de ser su mujer. Inés alzó una ceja.
- - Son embellecedores? La intención es estar medio borracho para soportar a tus viejos compañeros de colegio? – Le preguntó. Él sonrió con nostalgia.
- - La verdad es que no sé cómo se te ocurrió escoger este dia, este sitio para este encuentro. – Le dijo él señalando con la cabeza el afiche de Chayanne en la pared. Inés sonrió.
- - Fue coincidencia. Es el último viernes antes que se termine el verano y todos regresen a las ciudades donde viven. – Le respondió. Empezaron a llegar los invitados.
La mar de colores de los vestidos
de las mujeres, la variedad de sus razas, la galería de olores de sus perfumes
y los recuerdos que la música le traía,
lo emborracharon más rápido que los whiskeys… La bendita puerta de la
taberna no se abría desde las nueve… y
Valeria no aparecía. Si se había arrepentido… si no apareciera esa noche. Qué
le tocaría hacer para verla?
Un grupo de sus compañeros lo
rodearon. Nadie le preguntaría porque después de veinte años sin ir a un
reencuentro, ahora aparecía en aquel. El primero en incluirlo en la
conversación fue Raúl Consuegra que convertido en un famoso inversionista de la
bolsa de valores trataba por todos los medios interesar a Antonio para que le
entregara el control de su dinero para invertir.
- - Cuéntales a estos incrédulos acerca de los enormes beneficios que han recibido tus amigos con mis jugadas en los negocios. – Antonio sonrió con desgano.
- - Sabes que no acepto hacer comerciales.- Todos rieron por su respuesta.
- - Todos conocemos de sobra tus habilidades financieras pero nuestra situación económica no está para inversiones. – Antonio estuvo de acuerdo con Héctor Ricardo.
-
Si la fortuna de los Vitta, una de las más
sólidas y antiguas del país estaba en jaque mate ante la crisis producto de la
violencia que podía dejarse para los demás? Suspiró con desánimo atrayendo la
mirada curiosa de la única mujer en aquel trío.
Aurora Domingo
era una famosa modelo de enormes ojos verde mar y cabello platinado y sedoso.
Lo miró concentrada como si intentara adentrarse en sus pensamientos. Antonio
sonrió divertido al descubrirla.
- - Lo que dieran algunas mujeres por inspirar ese suspiro… - Antonio sonrió más abiertamente.
- - Tonterías! Ya estoy muy viejo para las fans… - Le dijo. Aurora podía ser el alma gemela de Valeria.
Muchas veces imaginó el momento
en que volvería a ver a Valeria en persona. Jamás imaginó que sería con una
canción de su artista favorito de fondo y con un estallido de su inconfundible
carcajada. Su cuerpo se electrizó como si tocara un cable de alta tensión y se mordió el labio.
Valeria se vio rodeada de amigos tan pronto dio dos pasos dentro de la taberna.
Eso no era raro. Atraía tanto a hombres como a mujeres. Los hombres con el
encanto de su cuerpo, las mujeres con el carisma de sus chistes. Nadie podía
odiar a Valeria. El lo había intentado con todas sus fuerzas… y… ahora la
buscaba con ansiedad profunda, con amor encendido, totalmente perdido ante la
imposibilidad de alejarse de ella.
Estaba un poco más delgada de lo
que era usual en ella y sin embargo sus curvas llenaban el vestido de raso en
los sitios justos. El cabello organizado en un moño elaborado pero al mismo
tiempo con la apariencia de que no se había preocupado por peinarse. Y los
profusos rizos rojos no eran más que un intento por ocultar las canas
prematuras herencia de su abuela materna.
La piel lucía más blanca y reluciente porque ahora vivía en Chicago y no
en Barranquilla donde el sol inclemente le hacia vivir un eterno bronceado.
Antonio se tomó de un solo trago
el contenido ambar de su vaso y se preguntó si había bebido lo suficiente como
para tener la fuerza de hablarle. La odiaba por hacerlo sentir como un tonto
adolescente que no podía contener sus nervios delante de ella. Una de sus antiguas profesoras la hizo girar y
entonces sus ojos se encontraron. Antonio sintió el loco deseo de huir. Temia a
Valeria pues era la única persona en el mundo capaz de domarlo, dominarlo!
Su cuerpo reaccionó a Valeria
como siempre. Y la punzada de deseo en su bajo vientre fue dolorosa y potente.
Sonrió con tristeza. Ninguna otra mujer provocaba en él aquella reacción
instantánea. Cuando era un adolescente se había obligado a abandonarla. Su
compromiso con su familia y con su carrera de Ingeniero había sido más
importante que desear a la hermosa vecina de escritorio en el salón. Y aún
después de 20 años, después de ocho años de verla sólo en fotografías… Valeria
trastocaba todo su sistema. Trató de encontrar razones para rechazarla y solo
se halló más desesperado por darle un beso.
- - La odias? – Preguntó Aurora tratando de descifrar su expresión. Antonio sonrió con ironía.
- - Cielos! Alguien puede hacerlo? – Preguntó y se alejó del punto donde estaba Valeria en lugar de acercarse a ella.
La fiesta dio un giro de 180°
igual que su fuerza de voluntad. La música cambió de Chayanne a música de los
80´s y una canción que habían bailado más de una vez empezó a sonar. Por qué
todo en aquella noche le recordaba su romance con Valeria? Todos caminaban
hacia Valeria, la saludaban y se alejaban como si fuera un sitio de peregrinaje
y aquella fuera una coreografía muchas veces practicada. Antonio sonrió para si
mismo. Se estaba volviendo paranoico. Era un hombre de 37 años… cómo no podía
controlar los malditos nervios Por Dios!
Volvió a mirar en dirección a
Valeria. Esta vez, ella caminaba hacia la silla en la barra donde él estaba.
Inés le preguntó a Valeria porque llegaba tarde. Y Antonio tuvo que agudizar el
oído para escuchar la conversación.
- - No venía en realidad. Pero Megan se fue con unos amigos para una fiesta y las paredes del hotel empezaba a asfixiarme. – Le respondió Valeria. – Además mamá llamó y le escuché peor de lo que la dejamos antes de ayer… yo creo que iré a buscar a Megan y nos iremos en el primer vuelo a Miami. Quiero estar en Chicago antes que termine el día.
- - Pero quédate un rato más. Puedes irte en el vuelo de las 7 am – Le dijo Inés. Antonio se mordió el labio inferior como solia hacerlo cuando estaba indeciso. Tenía exactamente seis horas para convencer a Valeria de que se casara con él?
- - Hola. – Le saludó ella como si se hubieran visto el día anterior. Antonio se sorprendió pues no fue consciente de que ella estuviera tan cerca.
- - Hola… Está enferma Carolina? – Preguntó. Valeria asintió.
- - La muerte de papá no la removió tanto como la de Esteban. – Le dijo ella. – Y se acerca el aniversario de su muerte… creo que eso la tiene deprimida.
- - Y por qué piensas que es el recuerdo de Esteban y no de tu padre? – Preguntó intrigado. Ya Megan le había dicho que su abuela había estado bastante deprimida los meses después de la muerte de su yerno.
- - Creo que al morir papá, ella se consoló pensando que tendríamos a Esteban el resto de nuestras vidas cuidándonos, acompañándonos… y de repente Esteban se fue y… creo que tiene miedo a nuestra soledad.
- - Y entonces… por qué te la llevaste a Chicago… Digo, alejarla de todo no es contraproducente? – Le dijo él. Valeria suspiró.
- - Si… últimamente no estoy tomando las decisiones más lógicas… - confesó. Antonio frunció el ceño.
- - Algo en esa frase tiene que ver conmigo? – Le preguntó. Valeria sonrió. Antonio se preguntó cómo podía estar hablando con ella como si hubiesen dejado de verse ayer. Amén de que le temblaban las rodillas y estaba a punto de salir corriendo de allí.
- - Si asi lo sientes… aunque en realidad estaba pensando en la decisión de mudarnos de casa, de vender las cosas de Esteban y aceptar mi trabajo en Chicago… - Le dijo. Se imaginaba que Megan lo tenía al tanto de todas sus frustraciones. Y además estaba el hecho que de seguro había hablado con él de la posibilidad de que le recibiera en Barranquilla.
- - Lo dices por el deseo de Megan de regresar a Barranquilla? Ya le dije que se había arrimado al árbol con menos sombra… en realidad debo instalarme en Nueva York… Ya no tengo más razones para permanecer lejos de la central y debo asumir la dirección de los negocios de la familia. – Valeria se mostró verdaderamente sorprendida.
- - No sabía… qué pasa con tu papá? – Preguntó y Antonio sintió que en verdad estaba preocupada por su padre y que no fingía desconocer lo que pasaba.
- - Bien… tuvo un infarto Le hicieron operación a corazón abierto y le ordenaron retirarse de los negocios. – Le dijo. Valeria se llevó una mano a la boca.
- - No sabía… tengo más de tres meses de no hablar con ellos… - Le dijo ella palideciendo un poco. Antonio le dio de beber de su whisky. – Oh, cielos! Debe estar frustrado. - Valeria tomó un trago.
- - Bueno… frustrado no es la palabra pero puede describir medianamente como se siente. – Le dijo él burlón.
Valeria se sentó en una banca
vacia junto a él. Pidió un margarita e intercambió saludos con un par de
excompañeros más antes de retomar la conversación con él. Valeria deslizó su
mano por el brazo de Antonio y la ropa no impidió que el calor de su contacto
taladrara su sensibilidad. Cielos estaba muriéndose por tocarla. Lo peor era
que ella le hablaba y él no entendía con claridad lo que decía… solo que estaba
deseando acercar su boca a la de ella.
Hacia mucho tiempo que no estaba
con una mujer y hacía más de seis años que añoraba con tenerla entre sus
brazos. Cuando Esteban estaba vivo había sido barrera suficiente para no desbocarse a sus sentidos pero… ella era
ahora una dulce, sensual y tremendamente hermosa viuda…
- - No dudes que hubiera ido a visitar a tu padre de haber sabido que estaba enfermo. Aunque tal vez no habría sido oportuna mi presencia. – Escuchó decir. Antonio frunció el ceño.
- - ¿Inoportuna? Por qué? Siempre te han querido como si fueras una hija.. De hecho te quieren más que a mi…- Bromeó él. Valeria sonrió.
- - Algunas veces… durante nuestra adolescencia… creo que si me querían más a mi que a ti.. después de todo no hacías otra cosa que meterte en lios. – LE dijo Valeria. Antonio sonrió.
- - Habría sido muy valioso tenerte a mi lado en esos días..- Le dijo tentativamente. Valeria alzó una ceja.
- - Tenemos más de 6 años de no vernos… No pensé que fuera vital mi presencia. – Le reclamó. Antonio sintió que aquel no era el tono ni el sitio para la conversación que debían sostener.
- - Yo… - empezó a decir pero se iniciaron una dinámicas y sus compañeros empezaron a bromear acerca de los arrinconados y lo intima de la conversación. Valeria se vio envuelta en un juego y Antonio tuvo que esperar hasta después del bufete para volver a tenerla a solas.
Antonio se
dedicó a pensar en la mejor manera de proponerle a Valeria que se fuera a vivir
con él. Megan quería que le propusiera matrimonio pero no estaba seguro de que
Valeria se interesara por una propuesta de ese tipo en estos momentos. Con 36
años y ese cuerpo escultural, con su habilidad para los negocios y su visión
para la publicidad… no se imaginaba a Valeria renunciando con su recién
obtenida libertad para abandonarla por un nuevo matrimonio. Claro que un
matrimonio con él no sería lo mismo que
con su matrimonio con Esteban. Sin demeritar a Esteban, no tenía ni la fortuna
con la que Antonio podía hacer que ella descansara y viviera a su ritmo sin
presiones, ni tenía la pasión desmedida por ella que amenazaba con volver loco
a Antonio. No había podido acostarse con una mujer en los últimos 6 años,
excepto con aquellas que le recordaban a Valeria y todo el tiempo imaginando
que era ella. Suspiró.
- - Vaya… - Se bajó de la banca y empezó a caminar hacia la puerta de salida. Megan iba a sentirse defraudada pero había sido una locura buscar a Valeria. En realidad debió esperar a que ella lo buscara. Después de todo murió su padre, murió Esteban y ella había enfrentado todo sola. Qué había hecho él? Esconderse en la multitud de los funerales y verla de lejos asumir su dolor con entereza.
Estaba a punto
de abrir la puerta cuando alguien entrelazó sus dedos entre los suyos. No
necesitaba girar para saber quien era. Valeria lo hacía sentir en la cuerda
floja aunque no estuviera cerca de él. Asi que el perfume de Paris que le llegó
a los sentidos, ni la voz que le habló al oído eran necesarios para saber que
ella se había acercado.
- - Espera… vienes por primera vez en 20 años y no te quedas al final. – Le dijo ella tartamudeando. Antonio contuvo el aire. Valeria no decía de frente que quería estar con él. Aún allí acariciando su mano entre las suyas, sus argumentos eran los demás quieren estar contigo. Y ella? Quería volver a estar con él?
- - No sé… No fue buena idea venir… Yo en realidad quería hablar contigo y… - Le reveló aunque estaba poniendo su orgullo en las manos de Valeria y como buena mujer lo más seguro era que lo destrozara.
- - Bueno… hablemos. Todos nos están mirando, están pendientes de este encuentro… Bailemos, conversamos una media hora más y nos marchamos. – Le dijo ella. – Hablaremos resto de la noche en mi hotel.
Antonio dio
vuelta con indecisión. Ella no había rechazado la idea de estar con él. Pensó y
en el fondo le intrigaba saber cuál sería la reacción de Valeria si él le
proponía matrimonio como Megan le había invitado a hacer. La miró a los ojos.
Valeria sonrió y Antonio sintió el efecto de sus whiskys… o era la atracción
por ella. Valeria lo llevó a la pista y deslizó sus manos por sus hombros hasta
rodearle el cuello. Antonio la sujetó por la cintura sin estar completamente
seguro de hacerlo para atraerla a su cuerpo o para sostenerse.
- - En realidad, quieres que me quede por ellos? – Preguntó sin poder evitarlo. Cerró los ojos enojado consigo mismo. Por qué se exponía a que ella lo lastimara? Valeria suspiró.
- - Sabes que jamás ha sido por los demás… - Respondió ella. – Pero… verte aquí después de 6 años… y sobretodo después de la manera en que nos alejamos… yo… Necesito tiempo.
- - Y si no nos quedara tiempo? – Preguntó él. Valeria contuvo el aire. Antonio le había tomado por sorpresa.
- - Lo dices por Esteban… - Empezó a decir ella y no pudo terminar la frase. Antonio se alejó un poco de ella y la obligó a mirarlo a los ojos sin dejar de bailar.
- - Lo digo por todo… Megan quiere que vivas conmigo. – Le dijo sin pensar. Valeria respiró con fuerza como si hubiera recibido un golpe al estómago.
- - Megan quiere quedarse en Barranquilla porque tiene un novio. – Le dijo ella. Antonio alzó una ceja asombrado. – No te lo dijo verdad? Por qué es un hombre mucho mayor que ella y no lo apruebo.
- - Igual… Yo me voy a vivir a Nueva York… No voy a quedarme en Barranquilla…aunque no voy a vender el apartamento de la familia porque lo utilizan en vacaciones. – Le explicó él. Valeria suspiró y Antonio no pudo descifrar si era decepción o cansancio.
- - No sé si pueda vivir contigo… hemos cambiado… La gente piensa que no lo he hecho que sigo tan hermosa con ropa o sin ella pero… no es asi… y además… Vivir con alguien solo porque me apasiona… es tan hueco como casarme con alguien porque va a darle un apellido a mi hijo. – Antonio contuvo el aliento. Asi que casarse con él era tanto como haberse casado con Esteban. Cielos! No contaba con eso. Estaba tan sorprendido que equivocó el paso y casi les hace caer. Cielos! Diablos!... La alejó de él.
- - Creo que debo irme. Yo… me equivoqué al venir. –Le dijo torpemente sin dominar aún su mente de las fantasías de ver a Valeria desnuda.
- - No me has dicho a qué viniste… - Le dijo Valeria como si supiera de su conversación con Megan. Cielos… tal vez ella y Megan lo planearon todo! Pensó él… la intención era que le pidiera matrimonio para que Valeria lo rechazara?
- - Megan… me convenció que era el mejor momento de acercarme a ti. Ya veo que se equivocó. – Le dijo él olvidando toda precaución. – Como te dije voy a asumir la dirección de los negocios Vitta… y sabes que eso significa casarme, tener hijos, y vivir en Nueva York.
Valeria abrió
la boca un par de veces pero no pudo articular palabra. Antonio sonrió con
ironía. Ella estaba asombrada? Asombrado estaba él de haber resumido su
encrucijada de aquella manera. Miró alrededor y no encontró nada más que decir.
- - Qué dices? – Preguntó al fin Valeria. – Quieres casarte conmigo? Quieres que me vaya a Nueva York y viva contigo después de todo lo que nos ha pasado?
- - Lo siento… no pensaba hacerlo asi pero… me confundes, me aturdes, me atormenta no saber qué piensas… negociar contigo jamás fue sencillo y creo que ahora es peor. –Le dijo soltándola y caminando hacia la puerta de salida. Valeria lo siguió.
- - Y te vas… Así como si nada. Acabas de dejar caer una bomba a mis pies y piensas marcharte sin explicaciones? – Le reclamó ella. Antonio la miró sobre su hombro.
- - Ya lo dijiste No estás para matrimonios, menos si soy yo porque casarte conmigo es lo mismo que hiciste con Esteban. – LE dijo él y siguió caminando. Valeria resopló como las yeguas de su hermana en la hacienda de Kansas…
- - No te atrevas a dejarme con la palabra en la boca! Le gritó Valeria. Antonio se detuvo y giró.
Nunca había sido fácil entender a
Valeria. Ni para ella entenderlo a él. Como se le había ocurrido a Megan que
entre ellos dos había algo más que el bonito recuerdo de haber hecho un hijo
juntos? Valeria se había casado con Esteban y le había ocultado su paternidad
porque había creido que era mejor para Antonio que se le permitiera terminar su
carrera y forjarse una fortuna sin una hija y una mujer amarrándolo. Aunque
tenía que reconocer que Valeria había tenido razón. En aquel momento de su vida, él habría
considerado un matrimonio y a Megan como una pesada carga.
Valeria le acarició la mejilla
con una mano y deslizó su brazo derecho por dentro de su traje hasta sujetarlo
por la cintura. Antonio tembló de pies a cabeza con su cuerpo completamente
electrizado al contacto de Valeria.
- - Siempre fuiste… hmmm….- Le dijo ella acariciando con su mirada el rostro de Antonio.
- - Obstinado… - Dijo él controlando a duras penas su deseo de besarla.
- - Tal vez… Viniste a que te escuchara y no me vas a escuchar? – Le dijo ella. Antonio suspiró. La tensión sexual en su cuerpo estaba siendo dolorosamente fuerte.
- - Vamos a hablar en tu hotel. – Le propuso. Valeria suspiró.
- - ¿Ahora? – Preguntó indecisa. Antonio asintió.
- - O… ¿vienes a mi casa? – Valeria entrecerró los ojos. Ir al apartamento de Antonio… No era muy buena idea cuando era adolescente y ahora, menos.
- - Vamos a mi hotel. Necesito que Megan aparezca y viajar temprano a casa. –Le dijo ella escudándose en su viaje para no demostrar que le atemorizaba estar a solas con él.
- - Muy bien. No te despidas porque será interminable… - Le dijo él y continuó hacia la puerta de salida. Valeria buscó a Inés con la mirada y no la halló. Aurora se acercó.
- - Yo le diré a Inés que te fuiste con él. – Le dijo como si hubiesen hablado un minuto antes cuando tenían 18 años que no se dirigían la palabra. Valeria suspiró con resignación.
- - Dile que me voy a Miami en el vuelo de las 7. – Le dijo por toda respuesta. – Gracias por tu invitación.
- - Esta vez… no huyas… Le dijo Aurora desapareciendo en la multitud. Valeria frunció el ceño y se fue.
Antonio estaba recostado a su
Mercedes Benz deportivo gris plata
cuando por fin salió Valeria. En más de un segundo en los largos minutos
esperándola pensó que ella se habría arrepentido de escucharlo. No estaba
seguro incluso de que le escucharía después de decirle que quería casarse, que
necesitaba casarse y no solo volver a tener una aventura con ella. Valeria
venía con el ceño fruncido y retorciendo las cadenas de su bolso de fiesta.
Tenía que reconocer que la
Valeria de hoy había mejorado a la del pasado. Esta era más alta, más delgada,
con unas sensuales curvas en las caderas y una nueva manía de morderse el labio
inferior que lo estaba volviendo loco. Caminaba
igual a la del pasado como si estuviera en la pasarela y todos estuvieran
observándola y miraba igual a la del pasado directamente a los ojos sin
demostrar temores. Pero esta Valeria era más tranquila, menos apasionada, menos
insistente en tocarlo, en sentirlo, en ella no había afán por seducirlo. Talvez
porque sabía que lo tenía completamente atrapado?
Sonrió ante las tonterías que se
le ocurrían. Valeria jamás había querido atraparlo. Había quedado embarazada y
en lugar de amarrarlo con un matrimonio lo dejó en libertad y le puso un padre
a su hija. Esteban… Pensó Antonio. Ese hombre había sido un buen amigo a pesar
de que amar a la misma mujer les había convertido en enemigos. Esteban le había
puesto de padrino de su propia hija y además le había enviado cada día de su
vida una foto de Megan. Al principio a Antonio le había parecido un acto de
revancha pero al ir descubriendo sus rasgos en la niña... fue entendiendo que
Esteban no había querido robarle ni un minuto de su hija. Luego Valeria había
quedado embarazada de Esteban. Antonio se había emborrachado hasta sentir que
moriría pero aún sin olvidar. En el
fondo de su corazón esperaba que aunque casados, Esteban y Valeria no tuvieran
vida de pareja juntos.
Valeria sacudió una mano enfrente
de sus ojos al darse cuenta de que él no era consciente de tenerla enfrente.
Antonio carraspeó para aclarar su voz y abrió la puerta del pasajero para que
ella subiera al auto.
- - Tenía que ser Mercedes? – preguntó Valeria que solía burlarse de la obsesión de Antonio por los autos de lujo. Antonio sonrió.
- - No podía ser menos. – LE respondió y dio la vuelta para subir al auto.
- - Es casi una cama… - Le dijo Valeria recostándose en su asiento. Antonio sonrió pero lo que menos deseaba era sonreir. Imaginar a Valeria en una cama lo descontroló y le costó trabajo hacer arrancar el auto.
- - Ninguna mujer lo ha usado de cama…- Le dijo imaginando que Valeria había preguntado por cuantas mujeres había seducido en el auto… como a ella.
- - No… Oh… Bien…- Dijo Valeria. Antonio sonrió. La había desconcertado. Odiaba ser el único al borde un ataque de nervios. Ella estaba aparentemente tan tranquila…
- - Megan… sabes dónde está? – Le preguntó y Valeria sacó su móvil y empezó a marcar.
- - Megan? - La escuchó decir. – Dónde estás? En serio? Pero… Oh Diablos!! Ustedes dos son imposibles… Si… Estoy con él… No… Nos vamos a las 7 te quiero a las 5 am en mi habitación… - Valeria guardó unos segundos de silencio después de cortar la llamada con el celular dando vueltas en sus manos.
- - Qué pasa? – Valeria dio un salto sorprendida. Talvez había olvidado que él estaba allí.
- - Está en casa de Inés… fue a comer con unos amigos y se fue a dormir allá… - Le dijo ella pensativa. Antonio sonrió.
- - Tienen la esperanza de que nos pasemos la noche reconciliándonos y mañana le digamos que vamos a casarnos. – Le dijo él. Valeria suspiró.
- - Eso… no es asi de sencillo… - Le dijo con voz débil. Antonio asintió. Empezaba a creer que era más complicado de lo que él había supuesto.
- - Lo sé… pero no quiero aspavientos, tan solo quiero una charla de amigos. Si quieres te digo porque te quiero… y también porque no. – Le dijo él Valeria sonrió.
- - Yo sé que me quieres porque tenemos una hija, juntos y quieres tener a Megan a tu lado. Y ella… tontica como es quiere que me aceptes como si fuéramos un paquete. – LE dijo ella. Antonio buscó donde parquear y detuvo el auto.
- - Este no sería un matrimonio de compromiso como el otro, no me compares. – Le dijo él sentándose a medio lado en su asiento. Valeria lo miró con los ojos muy abiertos como cuando estaba sorprendida.
- - Yo… no estaba… - Dejó de hablar. Antonio le tomó las manos.
- - Quiero que tengas algo claro… estoy dispuesto a casarme desde hace seis años. Cuando te encontré… me di cuenta que siempre fuiste tú, que estabas atravesada en cada mujer que estuvo conmigo en estos años lejos, que siempre estuviste allí para evitar que alguna pareciera lo suficientemente buena en la cama o en mi vida para convertirse en esposa. – Valeria trató de alejar sus manos de las de él pero Antonio no la dejó.
- - Tonio… - Gimió ella y Antonio contuvo un gemido en su boca. Cielos!!! Podía recordar lo que era escucharla llamarlo asi mientras se hundía en ella.
- - Si no me escuchas ahora no voy a poder decirlo… Son demasiados años callando, Valeria. Esteban fue un hombre al que respeté… pero ya no está y quiero tener lo mío si hay alguna posibilidad aunque sea remota.
Valeria cerró
los ojos. Antonio podía imaginarla sopesando las posibilidades de ser
absolutamente irresponsable y aceptarlo, o mantener su posición de viuda respetable y solitaria.
Antonio suspiró.
- - Cuando éramos niños te rechacé por lo mismo. – Le dijo él – Eras la única mujer capaz de convencerme de abandonarlo todo y me dio miedo. – Ella abrió los ojos. – Acaso crees que nací seguro? Acaso crees que tenía claro lo que debía ser en la vida?
- - Y te habrías casado conmigo…- Antonio la acercó acariciando su rostro.
- - Te habría hecho infeliz… no hubiera tenido ni dinero, ni habría terminado la carrera… tal vez te culparía ahora de mis frustraciones… pero me habría casado contigo… si…
Valeria suspiró. El tenía razón.
Había escogido a Esteban porque ya tenía una carrera, trabajaba, no era
mujeriego, ni aventurero. Era una persona tranquila, sólida y segura en la que
confiar. Un hombre que tardó siete años
en convencerla de compartir la cama y tres más de tener un hijo juntos. Magin…
Esa, era otra razón para pensar con
cuidado, un matrimonio con Antonio.
- - Y además… está Magin…- Le dijo ella en un susurro confirmando a Antonio que había adivinado el rumbo de sus pensamientos. Antonio suspiró.
- - Lo sé… Lo sé… Es muy pronto para decirle al niño que tendrá un nuevo papá pero entiéndeme… el Consejo de Administración me presionará para casarme tan pronto me posesione como Presidente…
- - Soy consciente de eso… pero no es sólo lo que el niño piense sino si serás capaz de asumir el hijo de otro…- Antonio le colocó dos dedos sobre los labios.
- - En verdad piensas que no seré tan caballero como Esteban y asumiré la paternidad de un niño que no es mio con renuencia? Me estás comparando Valeria? Me estás pesando y tasando y no llego al rasero? Es ese tu temor?
- - No… Pero no sé si yo pueda darte un hijo… y tu hijo varón será el hijo de otro… - Antonio sonrió. Valeria estaba recordando una historia de su adolescencia. Las palabras no eran de ella sino de su padre. Antonio suspiró. Su padre no habría aceptado a Magin.. es cierto pero Antonio estaba más allá de toda convención social. Necesitaba vivir con Valeria y descubrir si sus sueños eran una realidad.
- - Estas buscando razones para abandonarme? Estas rehuyéndome basada en palabras e ideas que no son mías… No es justo Valeria… No es justo con el hombre que está frente a ti pidiendo que te cases con él porque no ha hallado más razones para estar lejos de ti. – Le dijo él. Valeria volvió a mirarlo con aquella expresión de estar perdiendo la batalla.
- - Llévame al hotel… yo… lo pensaré. – Le dijo. Antonio la soltó con renuencia. Sabía que no pensaría nada. Ella estaba decidiendo que no era bueno estar juntos.
Sin pronunciar palabra y haciendo
un esfuerzo por no hacerle el amor en el auto, condujo hacia el hotel. Iba a
seducirla… la iba a obligar a reconocer que ella también lo extrañaba. Que
aquella aventura de fin de semana de seis años atrás justo después de celebrar
el segundo cumpleaños de su hijo no había sido fortuito. Valeria se arrebujó en
el asiento abrazándose a si misma. Antonio sabía muy bien qué significaba ese
gesto. Estaba sintiendo que él era más fuerte que su voluntad.
Recordó la primera vez que se sintió atraído
por Valeria. Había dejado de verla a diario porque sus horarios en la
Universidad no coincidian. Valeria trabajaba medio tiempo y él estaba ocupado
probando una mujer por cada color de cabello que pocas veces estaban en el
mismo lugar a pesar de estar en la misma universidad. Pero fueron elegidos para
representar a la facultad en un encuentro de estudiantes de economía y finanzas
y, en la reunión de integración, Valeria llegó con un vestido de seda que
insinuaba cada una de sus sensuales curvas, y cada uno de sus movimientos al
andar, al hablar, al reír, mostraban a una sexy mujer que Antonio no había
visto antes. Pero como iba a verla si aparte del vestido de sus quince años,
Valeria jamás uso otra cosa que pantalones de mezclilla y camisetas.
Tenía tan claro como ahora que
había recurrido a toda su fuerza de voluntad para no dejarse llevar de la
tentación de llevarla al primer rincón de aquel auditorio para hacer el amor. Al
terminar aquella reunión, Antonio solo tenía clara una idea: Debía hacer el
amor con Valeria. La invitó a comer pero jamás llegaron a un restaurante.
Antonio se la llevó a un motel y casi sin mediar palabra se arrancaron la ropa
para hacer el amor.
Antonio llegó al parqueadero del
hotel de Valeria y ubicó su auto en un espacio. Valeria se bajó del auto sin
esperarlo y comenzó a caminar hacia el hotel.
Ella no iba a decir nada. No iba
a invitarlo a seguirla. Pero seguro que estaba esperando que él lo hiciera.
Antonio entró con ella al ascensor. Ya en la puerta de la habitación le tomó
una mano. Valeria lo miró a los ojos.
- - Vale… yo…- Intentó decir él Ella sonrió.
- - Yo tampoco estoy segura de que esto sea buena idea. – Le dijo ella.
Antonio la siguió a su
habitación. Habría dado el mundo entero por saber lo que ella estaba pensando..
aunque él no estaba pensando en algo coherente. No estaba para aventuras, había
pasado ya el tiempo de hacer locuras… Entonces: qué hacía dejándose seducir por
una noche de pasión sin tener claro la decisión de Valeria alrededor de su
propuesta de matrimonio? Sin embargo ¿Cómo ignorar la suave sensación de
acariciar la piel desnuda de Valeria, la dulce tentación de quitarle aquel
vestido lentamente y al mismo tiempo querer arrancarle la ropa y terminar su
tortura? Valeria se tomó su tiempo en
quitarle el esmoking y recorrerlo con
sus manos. Antonio la dejó hacer mientras valoraba que cada curva, cada herida,
cada arruga en el vientre de Valeria no era más que el producto de haber sido
madre… y pensar en dejarla embarazada de nuevo lo seducía tal vez más que verla
desnuda. Sembrarle la semilla de un hijo a Valeria haría que ella volviera con
él irremediablemente.
Antonio dejó de pensar. Valeria
empezó a acariciar su órgano erecto y antes que todo terminara demasiado rápido
debía disfrutar del placer de tenerla. La hizo acostarse en la cama y empezó a recorrerla
con besos cortos sobre su piel, quería volverla loca, casi tanto como ella le nublaba el
pensamiento hasta que le gritó que terminara de una buena vez. Antonio sonreía
mientras la penetraba una y otra vez, rezando en silencio porque aquel acto
fuera suficiente para convencerla de estar con él.
- - ¿Qué habrías hecho por mi? – Le preguntó Valeria mientras él recuperaba el aliento aún sobre ella.
- - Todo. Habría empezado a trabajar, me habría casado contigo… - Le dijo respirando entre cortado. – Pero nos habríamos divorciado ya… Te habría odiado por dañar mis planes y por convertirte en un obstáculo para mi diversión.
Se mordió el
labio. ¿Tal vez había sido demasiado sincero? Y ¿si su sinceridad convencía a
Valeria de que no funcionaría una relación entre ellos? Pero Valeria suspiró y
acarició su rostro con dos dedos.
- - Yo habría ido del timbo al tambo contigo… pero te odiaría hoy por todas tus infidelidades y ausencias…- Le dijo. Antonio sonrió.
- - Era un inmaduro a los 19 … tú eras en cambio… tan mujer… - Le dijo. – Lamento no haber sido el hombre que deseabas a los 18 años pero… ahora… - Dijo y apoyándose en los codos la besó en la boca con pasión. – Valeria déjame demostrarte lo que te quiero… lo que te deseo… lo que te amo…
Él podía ver en sus ojos cuando
la miraba mientras la besaba en los hombros, en el pecho en el vientre, que
Valeria luchaba entre rechazarlo y abandonarse en sus brazos.
- - ¿Qué haré mientras juegas a ser el presidente de la compañía? – Preguntó ella. Antonio sonrió anticipando su triunfo. Ella estaba sopesando un futuro juntos.
- - Necesito una asesora personal… conoces mi compañía mejor que nadie... has trabajado para mi competencia durante más de doce años… - Le dijo. Valeria sonrió divertida.
- - Sabía que tarde o temprano me reprocharías eso. – Le dijo ella. Antonio sonrió
- - Sé que el menor de tus deseos era encontrarte conmigo… - Le dijo y rozó sus cuerpos húmedos y desnudos con sensualidad mostrándole que estaba otra vez listo para amarla. – Tranquila… Sé también que era la mejor decisión… Tarde o temprano habrías terminado por serle infiel a Esteban… conmigo…
- - Cállate!!- Gimió Valeria seguro recordaba cómo se había dejado seducir en la oficina de Antonio en Miami cuando se encontraron seis años atrás. Antonio la besó apasionado.
- - Olvida eso… - Le dijo – Ahora… ¿serás mia? Preguntó él. Valeria lo miró hipnotizada… y al cabo de unos segundos alzó la cabeza para apoderarse de los labios de Antonio con pasión.
Antonio tomó eso como un si
comenzó a hacer el amor de nuevo… Era un placer sentir sus manos recorriendo
sus curvas y que Valeria le enterrara las uñas en la espalda mientras él la
embestía apasionado cuando ya no pudo seguir controlando el deseo de enterrarse
en ella. Empezaba a recuperar el aliento cuando sonó el teléfono móvil de
Valeria. Ella lo buscó en la maraña de ropa y sábanas que tenían a un lado de
la cama.
- - ¿Qué sucede, Inés? Pasa algo con Megan? – Preguntó ella y guardó silencio mientras se sentaba sobre el borde de la cama. – Eres una tonta… y si… estoy con Antonio… No… No necesito el auto y te espero a las 5 am con Megan aquí o perderé mi avión. – Valeria se pasó un mechón de cabello detrás de la oreja y se mordió el labio. – No… y… si… Bien… no era lo esperado pero… si.
Antonio
frunció el ceño. ¿Cómo saber qué decía Inés? Valeria no revelaba gran cosa en
sus respuestas. Al fin cerró el celular y lo miró.
- - Antonio… ¿Estás seguro de lo que propones?…- Le dijo Valeria. Antonio se sentó en el suelo a los pies de Valeria y rebuscó en los bolsillos de la chaqueta de su esmoking. Sacó un estuche cuadrado de uno de ellos. Valeria contuvo el aliento.
- - Estoy absolutamente seguro. No hay ni en mi mente ni en mi corazón otra mujer que no seas tú para ocupar el puesto de mi esposa y de mi mujer en mi cama y en mi casa… - Le dijo él dando vueltas al estuche en sus dedos. – Yo… quiero que entiendas que aún si Esteban estuviera vivo, aquí estuviera tratando de convencerte igual porque me aceptes.
Valeria lo miró en silencio con el ceño fruncido.
Antonio se sintió más nervioso y angustiado que cuando supo que Valeria estaba
dando a luz… aún sin saber que era su hija… que Valeria estuviera exponiendo su
vida por traer al mundo a esa niña lo había llevado al borde de la locura. Y
ahora el corazón palpitaba a millón y de no haber estado sentado en el suelo…
estaría temblando de pies a cabeza.
- - Valeria… ¿quieres casarte conmigo? – Le preguntó sintiendo que ella esperaba su paso formal. Abrió el estuche y le dejó ver el anillo en oro rojo con una piedra de amatista rodeada de 18 brillantes pequeñísimos… uno por cada año que se tardó en pedirle ser su mujer.
- - Tonio…- Susurró ella indecisa sin tender su mano hacia el estuche.
- - Vamos… Dame una oportunidad… - Le dijo él y extendió dos dedos hacia ella. Valeria se mordió el labio y levantó la mano con una lentitud que a Antonio le pareció era renuencia.
- - ¿Quieres que te dé tiempo? Preguntó. Valeria movió la cabeza de lado a lado.
- - No… Si nos das tiempo… encontraremos razones para no estar juntos… - Respondió ella y tendió la mano hacia él. Antonio sacó el anillo del estuche y lo deslizó en el dedo agradeciendo al cielo que hubiera quedado perfecto.
- - Pensé que nos tomaría más tiempo tener sexo… - Le dijo levantándose para deslizar sus manos por el cuerpo desnudo de Valeria. – Creo que me va a tomar tiempo dejar de querer estar contigo…
- - Antonio… No he estado enamorada de ti en todo este tiempo…- Le dijo Valeria. Antonio sonrió.
- - Lo sé… Lo sé es más lujuria que amor pero… jamás podría odiarte y… enamorarme de ti es tan fácil… - Le dijo besándola en las mejillas, en los hombros, en los pechos y la hizo subirse a la mitad de la cama. – Es demasiado fácil porque eres perfecta… Sólo tú…no necesito más… amiga, excelente en los negocios y ahora, eres mi mujer…
Antonio pensó
que incluso verla deshacerse entre sus brazos era único. Le hacía sentir tan
buen amante, tan hombre… Y era tan maravilloso entrar en su femineidad y sentir
que abría su cuerpo para él. Dios! No podía recordar que se hubiese sentido
mejor con otra mujer. Quería seducirle, anular su mente, hacer que pensara y
quisiera estar así… exactamente asi con él entre sus piernas por si Siempre.
Y llegar al
orgasmo y no querer salir corriendo. Solo le pasaba con ella. Sentía que se
convertía en miel caliente y que Valeria lo absorbía todo. Eso no era común…
tal vez no era siquiera común para cualquier hombre. Valeria gritó alcanzando
un orgasmo aferrándose a sus brazos como si sintiera que caía en un abismo.
Antonio resistió un poco más frotándose dentro de ella hasta hacerla gemir y
entonces dejó que toda su pasión se sembrara en el interior de Valeria.
- - No me has contestado… - Le dijo Antonio sin querer bajarse de encima de ella respirando acelerado sobre la sensible piel de su cuello. Valeria sonrió divertida.
- - Dije Sí… Oh Sí, sí, sí . No hace más de un minuto. – Bromeó ella. Antonio le mordisqueó el hombro.
- - Eso fue por otras razones… igualmente válidas pero… - Le dijo y la besó mordiendo sus labios. – Quiero escucharte decir que te casaras conmigo.
- - Me casaré contigo… Sí… Por supuesto que sí. – Le dijo mordiéndose el labio inferior mirándole a los ojos. – Sin estar segura de que sea lo mejor…
Antonio no la
dejó hablar y la besó con besos tiernos y apasionados. No quería escuchar sobre
sus temores. Necesitaba que ella confiara en esta decisión para sentir que
estaban haciendo lo correcto. Valeria lo dejó envolverla en besos que eran más
un juego que una invitación a un nuevo orgasmo. Él la hizo levantarse y la
llevó a la ducha. Se bañaron juntos y volvieron a amarse con Valeria subida al
mesón del lavabo que milagrosamente soportó su peso mientras Antonio le hacía
rodearle con sus piernas.
Luego tiraron
todas las sábanas al suelo y se cubrieron con la colcha de la cama, desnudos y
abrazados. Eran ya las 3 de la mañana. Valeria sabía que si se iba a dormir no
se levantaría a tiempo para su vuelo.
- - Cuándo vamos a casarnos y en dónde? - Le dijo ella. Antonio sonrió.
- - Primero tienes que renunciar a tu empleo en Chicago. Dos semanas es suficiente?- Preguntó él. Valeria se echó a reir.
- - Y el preaviso de mi contrato? – Preguntó ella. Antonio se alzó de hombros.
- - Yo pagaré las multas… Necesito que estés en Nueva York antes que termine el mes.- Le dijo él. Valeria asintió.
- - Me imagino que Francesco quiere que asumas pronto la dirección de la compañía.- Le dijo.
- - Entre más pronto esté yo al frente más rápido comenzará su descanso. – Le dijo Antonio.
- - A mamá le dará un infarto… Ella escogió Chicago porque allá tiene a sus amigas. - Le contó Valeria. Antonio le acariciaba la espalda mientras la escuchaba.
- - Así que no rechazaste Nueva York por mi. – Le dijo. Eso le dio la ilusión de imaginar que ella no lo había desechado de su vida antes de que la buscara.
- - No tenía una propuesta de trabajo en Nueva York. - Le respondió ella apoyándose en su pecho desnudo para mirarle el rostro. – Por lo menos no una tan tentadora como la tuya.
- - Asi que yo soy una propuesta tentadora. - Bromeó él. Valeria sonrió.
- - Bromeas? Nunca soñé con ser asistente del Presidente de una compañía… - LE dijo ella. Antonio se mordió el labio mostrando que le había dolido en su orgullo inconscientemente.
- - Hablaba de nuestra relación… - Dijo él distraído. Valeria se subió sobre él y deslizó un dedo sobre sus labios. Antonio se estremeció.
- - Tonto! Es verdad que no quería casarme. Un matrimonio era suficiente en mi vida…- Le dijo deslizando el dedo por la frente deshaciendo las arrugas de preocupación en ella. – Pero tampoco tenía en mis planes venir a vivir a Estados Unidos y terminé haciéndolo…. Creo que… es la vida…. No eres tú…. – LE dijo deslizando el dedo por el pecho de Antonio que ya empezaba a sentirse otra vez excitado…
- - Si no dejas de hacer eso con tus manos, no vamos a continuar esta conversación. – Le dijo él sintiendo el efecto de las caricias de Valeria que recorrían ahora su pecho hasta el vientre en un masaje sensual. Ella sonrió con tanta picardía que le hizo recordar a la adolescente que alguna vez fue.
- - No creo que tengas fuerzas para nada más hoy… - -Bromeó ella sin dejar de acariciarlo. – y podemos seguir hablando mientras tenemos sexo jamás hemos estado callados…
Antonio dejó que ella dirigiera
aquel encuentro. Se soltó el cabello que aún tenía sujeto sobre lo alto en la cabeza y lo cubrió con él
mientras deslizaba su boca de la frente hacia abajo tal como lo había hecho con
sus dedos. Antonio hizo un esfuerzo por no interrumpirla en su juego de pasión
él necesitaba ese juego más que ella. Necesitaba estar seguro que Valeria apreciaba
su cuerpo, deseaba tocarlo y que no era una relación de una sola dirección.
Valeria comenzaba a besarlo íntimamente cuando
Antonio terminó el juego de seducción, haciéndola subirse a él. Valeria cabalgó
sobre él como si fuera un caballo y Antonio estuvo más que dispuesto a
disfrutar su papel de potro. Apenas habían terminado cuando se escuchó la
puerta de la habitación. Megan había llegado para el vuelo a Miami. Los dos
corrieron al cuarto de baño entre risas y asombro. Megan debió asomarse en la habitación
y ver las ropas de hombre regadas por todos lados asi que se fue a su
habitación a terminar de empacar.
Antonio salió de la ducha
primero. Valeria no se sentía capaz de hablar con Megan en esas circunstancias.
Con el pantalón de su smoking y la camisa apenas con tres botones cerrados,
Antonio salió a buscar a su hija. La verdad es que él tampoco sabía qué decir.
Pero… alguien tenía que enfrentar a Megan… y luego, alguien tendría que hablar
con Magin. Era ese niño la mayor de sus preocupaciones. Si Magin no lo aceptaba
en la vida de su madre, si no lo aceptaba como su padrastro… Su vida no iba a
ser un lecho de rosas…
Megan terminaba de peinarse
cuando Antonio entró a su habitación después de su invitación a hacerlo. La
chica corrió riendo a abrazarlo. A Antonio se le olvidó lo que iba a decir. Era
tan dulce tenerla entre sus brazos. Saber que era su hija aquella hermosa joven
lo conmovía siempre.
- - Papá, eres mi héroe. – Le dijo Megan. Antonio sonrió.
- - ¿Porque me dejé seducir de tu madre? - Bromeó Antonio. Megan sonrió.
- - Estoy segura que te costó trabajo convencerla. Pero… estoy igualmente feliz porque eso significa que viviremos juntos y tendremos una familia otra vez.
- - ¿Es muy importante eso? – Preguntó Antonio.
- - No te imaginas cuanto… Mamá no lo sabe pero Magin ha bajado sus calificaciones porque siente que sin un apoyo masculino en la familia, él debería estar trabajando y no perdiendo el tiempo en la escuela.
- - Pero si es un niño… Replicó Antonio. Megan puso los ojos en blanco
- - A ver como te va en convencerlo de eso. El cree que es mayor y que vela por la familia. – LE dijo ella. Antonio frunció el ceño. El no tenía mucha experiencia en ser padre. A Megan la veía dos semanas al año y los fines de semana en que su abuela iba a buscarla por una fiesta de los Vitta. Pero hacer de papá de un chico de 8… cielos!
- - Oh… ¿Te preocupé? – Le dijo Megan dándose cuenta que estaba pensativo. – Lo vas a hacer bien. Eres un hombre con negocios en cuatro países, hablas cinco idiomas y… ¿No vas a poder con ese mocoso?
- - No te refieras a él asi y… la verdad es que de todo esto: mi mayor preocupación es saber qué clase de relación vamos a tener él y yo. – LE confesó a la chica. Megan terminó de abotonarle la camisa.
- - Va a adorarte. Es un hombre machista y prepotente como tú. De hecho siempre pensé que se parecía más a ti que a papá… Esteban… - Le dijo dudando al mencionar a Esteban. Antonio le arregló los rizos detrás de la oreja.
- - No lo creo. Esteban fue muy buen padre…
- - Oh yo no estoy diciendo que no lo adorara pero en deportes, en música, en sus intereses… Magin se parece más a ti de lo que piensas. – Le interrumpió Megan. – No sabes cómo se puso con esa camiseta que le conseguiste del Real, o lo que insiste cuando voy de vacaciones a tu casa en no olvidar que le mandes un regalo… Todo lo que le enviabas es un tesoro para él. No creas que no adora… adoraba a su papá. - Se corrigió. – Pero, también lo hace contigo.
- - Tu fe en mi me anima pero igual… - Antonio suspiró. Qué hacía revelando sus temores a una chiquilla de 18…- Qué es eso de que tenías un novio en Barranquilla…- LE dijo recordando la conversación con Valeria. Megan suspiró.
- - ¿Mamá no puede guardar un secreto? – Preguntó ella. Antonio sonrió.
- - No creo que supusiera fuera un secreto. Dime: ¿estás muy enamorada del tipo o le darás a un neoyorquino la oportunidad de enamorarte? – LE preguntó. Megan suspiró
- - De hecho es una de las razones por las cuales me fui de la fiesta a la casa de la tia Inés…- Confesó con una clara expresión de tristeza. – Una amiga me contó que le vieron muy… acaramelado con otra en una disco…
- - Y… ¿te sientes muy mal? - Megan lo miró.
- - Creo que no tanto como lo esperaba.- Le confesó. – Supongo que es más por orgullo herido que por otra cosa.
- - Muy bien. No merece la pena que te atormentes si no pudo esperar a que te fueras de la ciudad antes de ponerte reemplazo. – Le dijo él Megan asintió.
- - Creo que lo que más me duele es darle la razón a mamá…- Dijo Megan sonriendo. Antonio no pudo evitar reir a carcajadas ante el descaro de su hija.
- - Entonces ya sabes lo que sentirá ella cuando se dé cuenta que andas conspirando para que nos casemos… ¿Verdad?
Megan miró el reloj y dijo que
iba a apurar a su madre o no iban a alcanzar el vuelo y se fue. Antonio se
quedó pensando en los años de soledad y en como lo tentaba dar una oportunidad
a eso que seguía uniéndolo a Valeria. Eso… Le costaba llamarlo amor… tal vez
porque parecía inaudito que siguiera amándola después de ocho años de
separación… sin embargo… ya se había aclarado en su mente y en su corazón que
era la única mujer que lo hacía soñar con tenerla, que lo hacía añorarla,
perder el interés en otra mujer por no encontrarle parecido con ella…
Valeria apareció con un vestido
de tres piezas. La ejecutiva de News corp pensó Antonio sonriendo. Sintió un vacio
en el estómago. Conociendo a Valeria como lo hacía no hubiese sido agradable
enfrentarse a ella en una negociación. Ella alzó una ceja y Antonio frunció el
ceño. Ella estaba esperando un halago. Tragó saliva en realidad él quería
quitarle la ropa y saber qué se sentía poseerla mientras vestía de Tweed.
- - Me vas a volver loco…- Le dijo él. Valeria frunció el ceño. – ¿Cómo voy a concentrarme en la oficina sabiendo que tú estarás por allí cerca?
- - No será la primera vez que mezclas negocios y placer… - LE dijo ella enojada. Antonio sonrió. Sabia que aquello no era lo que ella había querido escuchar.
- - Será la primera vez aunque tú creas lo contrario… o te encuentres mujeres por ahí inventando historias conmigo… - Le dijo con firmeza. – Pero será todo un placer hacer negocios contigo… amor.
- - No me tomas en serio en los negocios. – Le dijo ella. Antonio alzó una ceja sorprendido. Ella no estaba esperando un piropo… ella había querido que él hablara de ella como la ejecutiva que era en ese momento! Se acercó riendo.
- - Amor… No sé qué estás imaginándote pero te puedo asegurar que te tengo miedo. He negociado con mujeres, de hecho alguna vez tuve un encuentro con la gran Indra Nooyi… pero ella no me hizo pensar jamás en arrancarle la ropa. Y… además – Le dijo abrazándola antes que se fuera de la cocina donde hablaban. – Ella no me conocía como tú. Esa psicóloga frustrada que tienes por dentro de tu psiquis es la que me preocupa. Podría tal vez ganarte con estrategias y números pero… ¿puede alguien ganarte cuando lo desarmas con sus miedos escondidos y sus inseguridades?
Valeria alzó una ceja
sorprendida. Antonio sonrió. Ella no había pensado que él le conociera sus
armas secretas para negociar. Le encantaba poder sorprenderla aún. Sin embargo,
sabía que Valeria había vivido demasiadas emociones como para que él pudiera
tenerla interesada todo el tiempo. Suspiró.
- - ¿Creías que no te había investigado? Pensabas, tal vez, que no he seguido tu carrera? – Le preguntó. Las manos de Valeria aflojaron la presión en el vientre de Antonio haciendo lo sonreir y pensar en otras cosas que podían distraerlo. Se concentró en sus ojos.
- - No sabía… - Le dijo y calló. Antonio acercó su rostro al de ella y la besó.
- - Siempre he velado por tu carrera. Si me parecía que lo estabas haciendo bien, no me involucraba pero cuando me parecía que podías hacer algo inapropiado… bien… filtraba información con Esteban o con tu padre… sabía que a ellos los escucharías más que a mi. – Valeria frunció el ceño. Antonio le besó la arruga en la frente.
- - Tranquila… Sé que ahora seremos socios. El puesto de Vicepresidenta no es sólo honorario… Vas a ser mi alter ego… No lo dudes ni un minuto… y te puedo asegurar que no dejaré que alguien en mi corporación lo dude…- Le dijo besándola en el rostro al final de cada frase. Sintió una punzada de deseo al ver como se deshacía Valeria entre sus brazos. Aspiró profundamente.
- - Será mejor que… - Empezó a decir Valeria. Antonio asintió aunque la apretó con fuerza antes de alejarse de ella.
Si no se separaban, Valeria y
Megan iban a perder el vuelo. Él era el más interesado en que Valeria regresara
a Chicago y diera por terminado su contrato. Entre más rápido estuviera ella
libre más rápido podía llevársela a Nueva York.
Terminaron de recoger el equipaje
de ambas y bajaron a recepción. Allí ya
estaba Inés con un desayuno estilo picnic improvisado que comieron en una mesa
de la piscina. Antonio sabía que Valeria no podía viajar sin comer, sin
importar la hora. Antonio se quedó con Inés cuando Valeria se fue a arreglar la
cuenta del hotel. Había sido imposible convencerla de que él pagaría la cuenta.
- - Y no me digas que se pasaron la noche conversando. – LE dijo Inés. Antonio sonrió divertido.
- - Si Valeria no te respondió por qué debo hacerlo yo? LE preguntó Inés sonrió esta vez
- - No necesitan responder. Ayer parecías un alma en pena. Hoy parece que te ganaste tu primer billón de euros….- Antonio sonrio.
- - La verdad. Me siento más asustado que feliz. – Miró hacia recepción para evitar que Valeria le escuchara. – Sabes esa canción que colocaba Valeria en el face? LA de Santiago… Bien… creo que eso fue lo que hice hace 20 años… Dejé que ella hiciera su vida, dejé pasar el tiempo, me aseguré que le fuera bien en la vida porque no era para mi… pero… ahora está sola. ¿Es egoísta de mi parte quererla para mi?
- - Mi amigo… ¿Estas enamorado? - Inés sonrió. Antonio le sonrió complice.
- - Irremediablemente… y me asusta. – Suspiró Antonio. El inconfundible sonido de los tacones de Valeria hizo que se pusiera de pie y tomara la maleta más cercana. – Nos vamos? Ya se te está haciendo tarde.
- - Supongo que esta conversación la continuaremos después… - Le dijo Inés en susurros. Antonio asintió.
Nunca había negado sus
sentimientos. De hecho le había hablado de Valeria y de Megan a cada mujer con
la que había sostenido alguna relación formal en los últimos años… Que la
verdad sólo habían sido tres. Y recientemente en un análisis retrospectivo de
su vida, después de una absurda conversación con Megan, Antonio tuvo que
reconocer que la mayoría de las mujeres atractivas que sedujo o de las que se
dejó seducir eran tan parecidas a Valeria que daba lastima. Valeria lo miraba
con curiosidad mientras él subía al auto las maletas y dejaba que Inés se
llevara a Megan en su auto mientras que Valeria se iría con él.
Sabía que para la mujer, su
silencio debía ser inquietante. Debía estar tratando de adivinar qué estaba
pensando. Antonio suspiró. En realidad no podía aún decirle a Valeria que
estaba enamorado. No le creería. Y además Valeria se enamoraba con acciones no
con palabras. Era una mujer de realidades románticas, flores, detalles
sorpresivos, gestos que revelaran que él era consciente de sus intereses. Y
aunque para Antonio aquello siempre había sido fácil porque tenían más o menos
los mismos gustos…. Ahora le costaba lanzarse a conquistarla como si fuera un
adolescente. Por Dios…. Estaban cercanos a los 40… ¿Todavía había una
oportunidad para el galanteo?
Con su padre presionando para que
asumiera los negocios y con los japoneses mirándolo por encima del hombro por
permanecer soltero… Su vida no estaba para un largo romance. Y la verdad, no
estaba seguro de que Valeria estuviera para uno en ese momento. Palabras más
palabras menos ella se había quitado las ganas de estar con él pero, ¿seguía
enamorada de él? ¿Acaso no había estado con Esteban y le había dado un hijo?
- - Este silencio tuyo es más peligroso que tus palabras. – Le dijo Valeria cuando ya habían recorrido buena parte del camino al aeropuerto. Antonio sonrió.
- - En realidad… No hago más que decirme a mi mismo que es real. Estas en mi carro y estamos juntos… estamos a punto de casarnos! ¿Sabes lo lejano e ilógico que sonaba eso hace… seis años? – Le dijo. Valeria asintió.
- - Megan te convenció de que casarte conmigo era tu mejor opción. Verdad? – Le dijo ella. Antonio suspiró.
- - De alguna manera siento que ella convirtió en palabras mis pensamientos. Ella llegó hace dos meses a mi oficina con las cartas que yo te mandaba en la escuela… recuerdas? – Valeria asintió y giró un poco en el asiento para verlo mientras hablaba.
- - Se las di cuando conversamos sobre tu paternidad y las razones por la que lo oculté. – LE dijo Valeria.
- - Por qué las guardaste? – Preguntó él. Valeria suspiró.
- - Porque sabía que tarde o temprano debía hablarle de ti a Megan… porque me costaba deshacerme de lo poco que me ataba a ti… Megan será una unión eterna pero aquellas cartas nos unen más íntimamente que cualquier cosa… Lo entiendes?
- - Trato de hacerlo. Y me alegra que lo sientas así. Para mi fue una señal de que aún me amas… puedo creer eso? – Valeria suspiró. Antonio contuvo el aliento. Si a ella le costaba reconocer su amor por él significaba que no lo amaba.
- - Nunca he dejado de hacerlo… pero… son muchos años viviendo lejos. Yo creo que debemos ir despacio antes de… hablar de amor. – Antonio soltó el aire que contenía. En realidad ella estaba pasando por la misma incertidumbre de él. Cómo podía un sentimiento mantenerse activo a través de 18 años de separación…
La llegada al aeropuerto y lo ajustado del
horario no permitió que continuaran la
conversación pero Antonio no pudo evitar tomar a Valeria entre sus brazos y
besarla apasionado antes de dejarla entrar a la sala de abordaje.
- - Nos vemos en Chicago en el fin de semana – Le dijo él. No había pensado verla hasta que llegara a Nueva York pero sabía que él no iba a concentrarse hasta no verla de nuevo
- - Irás a verme? – Le dijo Valeria con la boca sobre sus labios.
- - Trata de impedirlo. – Le respondió él y la dejó partir.
Inés deslizó su brazo alrededor
de su cintura por debajo de su chaqueta y sonrió.
- - Voy a extrañarlos como una condenada. – LE dijo. Antonio sonrió.
- - Porque no quieres aceptar irte a Nueva York. Tienes todas las oportunidades del mundo cuando quieras irte a vivir con nosotros. – Le respondió Antonio. Inés suspiró.
- - Es un país demasiado frío y complicado para mi… sin embargo, ya tengo donde pasar vacaciones. – Bromeó. Antonio la hizo girar hacia la salida.
- - Siempre has tenido donde ir de vacaciones. Con Aurora, los cuatro somos ya casi hermanos. No? – Refiriéndose a la vida de convivencia entre Aurora, Inés, Valeria y él.
- - Bien… Eso quiere decir que cometiste incesto con Valeria. – Antonio dejó oir su risa a carcajadas.
- - Eres terrible! Si… Me acosté con Valeria y si… fue mucho mejor de lo que recordaba. – LE confesó antes de tener a Inés pegada del teléfono esperando que le contara. La mujer dio un grito de euforia que llamó la atención de mucha gente.
- - Ah… Lo sabía. Y qué dijo de casarse… - Antonio se alzó de hombros.
- - Creo que no está muy segura pero lo hará. Asi que ve ayudándome a armar la boda.
Pasaron dos días antes que
Valeria y él hablaran de un tema
personal por el teléfono. Habían estado intercambiando información
comercial y profesional para que Valeria
pudiera cancelar su contrato y reunirse con él más rápidamente. Pero, aquella
noche, Antonio había hecho un comentario sobre el entusiasmo de Megan por el
viaje a Nueva York. La voz de Valeria llegó hasta él a través del teléfono.
Antonio cerró los ojos y la imaginó acostada en medio de las sábanas
revueltas. Cómo podía solo con palabras
volver loco su sistema nervioso? Y ni siquiera estaba hablando de amor.
- - No me agrada que hables con Megan de nuestra relación. – Concluyó ella. Megan le había contado su conversación acerca de las cartas del pasado y que le había solicitado buscarla.
- - Está hablando tu orgullo… piensas que quiero que me ames? – Le preguntó con voz ronca excitado ante la idea de tomar un vuelo para estar con ella en la mañana. – No quiero que me ames… quiero que respires por mi, que me vuelvas a soñar como lo hacias antes… yo me estoy muriendo por ti… Quieres que te describa cuánto?
- - No estoy segura… - Respondió Valeria después de un segundo. Antonio sonrió.
- - Mi mano se desliza lentamente por mi vientre hasta llegar a…
- - Cállate!! – Le gritó Valeria. – Trato de mantener una conversación adulta.
- - Créeme es triple X… - Le dijo entre carcajadas. La escuchó suspirar.
- - Tú quieres realmente casarte conmigo? – Preguntó Valeria. Antonio dejó de reir
- - Valeria quiero casarme contigo desde hace seis años… te lo pedí recuerdas? Me echaste de tu cama y me dijiste que no volviera a hablarte mientras estuvieras casada con Esteban.- Le recordó tratando de no perder la calma. Valeria estaba hospitalizada por una cirugía de emergencia y Antonio había ido a verla a la clínica. Valeria hizo silencio por unos segundos. – Desde entonces… tal vez desde antes te deseo… quiero que seas mia. No solo mi esposa… sino mia Valeria… quiero que respires mi piel, que sueñes conmigo mientras estas a mi lado…
- - Esto es tortura… - Le dijo ella con voz ronca y en un susurro. Antonio reconoció ese tono de voz con el que ella hablaba cuando estaba totalmente derretida entre sus brazos.
- - Ahora entiendes? Llevo seis años torturado …. Seis años imaginándote mientras trato de hallarte en los ojos de otra mujer… Megan tiene razón y soy el que menos quiere darle la razón a esa mocosa… pero…
- - Y cómo vamos a trabajar asi? – Le dijo. Antonio volvió a reir.
- - Cariño… No sé vivir sin ti y tendré que aprender a vivir contigo… Pero necesito que estés conmigo, amor… yo necesito este tiempo contigo… - Valeria suspiró. Antonio intuyó que ella estaba perdiendo ante sus argumentos y le costaba admitirlo.
- - Vamos a intentarlo? – Preguntó ella. Antonio sonrió sintiendo el placer de la victoria.
- - Así es, amor… vamos a intentarlo.- Le dijo él. – Y… qué pasó con el sexo telefónico? – Bromeó. Él escuchó la risa de Valeria al otro lado de la línea y se llevó la mano al vientre como si le hubiera dado un golpe.
- - Son las 10 de la mañana, Tonio…- Le dijo como débil excusa.
- - Y…nunca hiciste el amor a media mañana? – Le preguntó y cerró los ojos. Recordó que habían tenido sexo a media mañana en su oficina. Cielos! Qué hacía recordando esas cosas. Estaba tan excitado como un adolescente.
- - Contigo. – Respondió ella con la franqueza de siempre. La escuchó suspirar. – Siempre haces que me vuelva loca… que se me olvide dónde estoy y quién soy.
- - Y ahora… dónde estás? – Preguntó él.
- - En medio de una cafetería frente a mi oficina. No podía concentrarme en nada… Todo el tiempo estoy pensando en lo que estás haciendo, es si estás pensando en mi, en qué clase de locura me has contagiado… Por Dios! Soy una mujer llegando a la edad madura y tú me trastornas como si fuera una chiquilla… - Le dijo gimiendo.
- - Oh, Valeria… Sabes qué quiero… que digas mi nombre diez veces al día y que las otras horas del tiempo lo grites mientras te hago el amor… Es una locura lo sé y jamás… jamás me he vuelto loco de esta manera como contigo… - Antonio tomó aire. – Te digo cariño… no he avanzado nada en mi trabajo… cada media hora tomo el celular y deseo escucharte… pero me digo que es absurdo y que… vas a colgar antes de que diga la primera tontería.
- - Ya has dicho muchas y sigo escuchando…- Se burló Valeria sonriendo.
- - Asi es… y me enciendes más con eso… Valeria… cuando vas a venir…. – Gimió Antonio.
- - Vendrás el fin de semana.. El viernes… te quiero aquí al medio día… o voy a volverme loca pensando… - Le dijo ella y cerró la llamada.
Antonio sabía que ella estaba
cortando la llamada sin aviso porque no sería capaz de decirle te amo y
despedirse. O por lo menos eso esperaba él. Odiaba sentirse tan inseguro con
relación a los sentimientos de Valeria. Ella estaba manteniéndose callada
mientras él le revelaba lo más secreto de su corazón… ¿Es que se habían
cambiado los papeles?
Sin embargo, Valeria lo llamó
cuando Antonio conducía hacia su apartamento. Antonio sabía que todas las
tonterías que decía podían esperar a otro momento pero ella había llamado para
escucharlo de nuevo. Antonio sonrió divertido. Condujo con dificultad y parqueó
en su restaurante favorito.
- - Mi apartamento es un penthouse… y estoy seguro de que su decoración te va a encantar… todo lo que quieras dejar en Chicago… es tu decisión. – Le dijo Antonio siguiendo el hilo de su conversación sobre los muebles de su apartamento.
- - Bien… Pero estás de acuerdo en que Megan no puede vivir sola todavía…- Insistió Valeria. Antonio cerró los ojos imaginándola mientras hablaba.
- - No… pero si quiere ir a vivir a la prepa sabes que es común que los chicos lo hagan y yo no soy quién para decir que va a ir en contra de la corriente. – Le dijo Antonio a Valeria le iba a costar más que a los chicos acostumbrarse a la cultura yankee…
- - Si… ya sé. Pero la prepa… es un sitio muy diferente a una calle cualquiera en medio del Bronx… - Le dijo Valeria. Antonio estuvo de acuerdo. – Soy demasiado provinciana?
- - Eres demasiado sexy, mi amor. Estas hablando de cosas cotidianas y yo no hago más que imaginar qué llevas puesto. – Le confesó él sin reparos. Escuchó como Valeria contenía el aliento. La había tomado por sorpresa.
- - Estoy completamente vestida, Antonio. Sigo en la oficina… - Le respondió ella. Antonio frunció el ceño.
- - Qué haces allí, cariño. Es tarde… deberías estar cenando… - LE dijo él preocupado.
- - Hay muchas cosas que solucionar ante de irme. – LE contestó ella.
- - Quieres que me vaya mañana a Chicago y te ayude con tus cosas? - Preguntó él. Valeria sonrió.
- - Antonio… se te olvida que esta empresa es tu competencia? No vas a poner un pie en esta oficina… - Le dijo Valeria riendo. Antonio suspiró.
- - Entonces… sal de allí y vete a casa. No es bueno que te quedes sola y si alguien hace boicot empresarial y te culpan? – Le dijo preocupado. Valeria suspiró.
- - Tienes razón. Ya me voy… es que me paso todo el dia pensando en ti y… no me rinde el tiempo…- Le confesó llorosa. Antonio deseó poder estrecharla en sus brazos.
- - Valeria… termina eso pronto y ven a mi… - LE dijo él. Valeria volvió a cerrar la llamada sin despedirse.
Antonio se bajó del auto y entró
al restaurante. Sus padres estaban visitando unos amigos aquella noche y no
tendría cena en su casa. El lugar era muy exclusivo y sin embargo estaba lleno.
A Antonio le gustaba porque la especialidad era la comida italiana. Conocía a
los dueños desde su época de universidad y lo trataban como si fuera el dueño
del lugar.
Se acercó como siempre a la
oficina de administración antes de buscar una mesa. Camille Santori, la hermosa
esposa del dueño se levantó de su escritorio para saludarlo.
- - Tony querido… - LE dijo mientras le daba un beso en las mejillas. Antonio se dejó envolver del suave perfume francés de Camille.
- - Vengo buscando que me consientan. – LE dijo con tono divertido. Camille le acarició la mejilla.
- - Hay un brillo especial en tus ojos… Dime… la eterna Valeria ha dicho que si? – Le dijo. Antonio suspiró.
- - Dijo sí pero está llena de peros… - Le confesó. Camille se burló de él
- - Pobrecito…. Esta mujer la tengo que conocer… - Dijo llevándolo a un sofá junto a la ventana. – Ninguna mujer sensata tiene dudas sobre comerse este bombón que eres tú…
- - Pues esta chica me dejó hace 20 años, me volvió a rechazar hace seis años… y… la creo perfectamente capaz de dejarme en el altar… - Le dijo confesando sus temores a Camille. La mujer alzó una ceja asombrada.
- - No lo creo, Tony. Sé que nadie está absolutamente seguro del paso que va a dar… pero si aceptó casarse contigo… ella… estará allí… Es una mujer de palabra. Te dejó hace 20 años porque tu felicidad era realizarte como profesional. Ella no quería ser un estorbo en tu vida.
- - Me repito eso treinta veces al día y luego aparecen treinta miedos más. – Le confesó Antonio. Michael el esposo de Camille apareció entonces.
- - Vaya, eres tú! ME dijeron que un hombre apuesto hablaba con mi esposa pero… eres tú. – Bromeó como siempre. Antonio sonrió aunque no con el entusiasmo de siempre. Michael alzó una ceja sorprendido.
- - La chica le dijo que si pero en un mar de dudas… - Respondió Camille. Michael se sentó sobre el brazo del sofá detrás de su esposa.
- - Valeria, te ama… Está esperando como toda mujer que la seduzcas… que le hagas el amor con regalos como se lo haces… de seguro… con tus pequeñeces… - Se burló Michael. Antonio sonrió.
- - Estúpido!! Me tiene loco. Cuando éramos chicos pensaba que me volvían loco todas las mujeres… pero ahora hago un análisis retrospectivo y veo que Valeria… era mi debilidad. – Dijo Antonio sincerándose con los que durante los últimos años de su vida se habían convertido en sus consejeros más íntimos.
- - Estoy de acuerdo con Mikey… - Le dijo Camille. – Qué le gusta a Valeria…
- - De qué… Valeria lo disfruta todo. Está todo el tiempo probando, investigando, no se queda con lo que se ve a simple vista… - Le dijo sonriendo.
- - Cuando la vas a traer a Nueva York? – Insistió Camille.
- - Tal vez en dos semanas. Este fin de semana me iré a Chicago a ver cómo van sus cosas y qué le falta solucionar. – Le respondió Antonio pasándose las manos por el cabello como solía hacerlo cuando estaba tratando de concretar sus pensamientos.
- - Ya le diste el anillo? Qué vas a llevarle de sorpresa? Le gustan las flores, los dulces, los juguetes…- Empezó a preguntar Camille entusiasmada en hacer de celestina.
- - Espera… Espera… Ya le di el anillo… Si le gustan las flores, los dulces… tal vez el chocolate y los helados… juguetes? Estamos hablando de los sexuales? – Bromeó Antonio. Camille rió
- - Tonto!! Por supuesto que no… Por lo menos no ahora… - Le dijo enigmática. Antonio miró a Michael sorprendido.
- - Qué ´puedo decirte? Recuerda que es francesa… - LE dijo Michael. Antonio sonrió divertido.
- - A qué horas llegarás el viernes a Chicago…
- - Si por mi fuera llegaría mañana mismo… - LE dijo Antonio. – Pero tengo todavía una cantidad de contratos que legalizar y documentos que firmar… Ni siquiera he pedido tiquete…
- - Bien… pidámoslo de inmediato y vas a mandar a partir de las 6 am un regalo cada una hora… Comenzaremos con flores…
- - Vas a entregar flores a las 6 de la mañana? – Preguntó él asombrado. Camille sacudió la mano como si eso fuera sencillo mientras marcaba un número en su celular.
- - Luego… el desayuno… Qué le gusta? – Antonio frunció el ceño.
- - Sin duda café… colombiano, más negro que blanco, no creo que consigas yuca para hacer carimañolas y definitivamente no creo que consigas arepas de harina dulce en su lugar. – Bromeó Antonio. Camille lo mandó a callar cuando le respondieron.
- - Hola, Teresa… - Saludó con cariño y hablando en español. – Todavia tienes a tu hermana en Chicago? Necesito que me haga unas entregas el viernes cada una hora a partir de las 6 hasta las doce. Oh fantástico! Todavía tienes esa vecina colombiana… Violeta… haría para ti unas carimañolas o arepas dulces? – Antonio sonrió y miró a Michael asombrado. Michael se alzó de hombros.
- - Es una locura!! – LE dijo Antonio. Michael sonrió.
- - No vas a detenerla… Nada de lo que digas hará que cambie de opinión. – Le aseguró Michael y se fue a la cocina pues le hacían señas desde allí a través del ventanal de supervisión a un lado de la oficina.
- - Bien… qué flores le gustan? –Preguntó Camille.
- - Coloridas: rosas rosadas o rojas, tulipanes… o variadas pero con muchos colores… - Le dijo recordando el ramo de flores de Valeria en su matrimonio. – Camille repitió las indicaciones a su amiga.
- - Algún detalle en especial… un peluche, un juguete infantil que le recuerde tu tiempo contigo…- Le dijo. Antonio frunció el ceño. Cielos!!
- - Tal vez… Esos cuadernos con flores en las orillas del papel… O… papel para cartas decorado… solía escribir mucho y yo le regalaba todos los que encontraba en el camino. – Pensó Antonio. – Chayanne… CD´s de él… le encanta… es su amor platónico.
- - En serio? - Dijo Camille cuando repitió eso a su amiga. – Teresa dice que conoce a la esposa de Chayanne y que puede arreglar un encuentro de Valeria con él.
- - Estás hablando en serio… quiero que se enamore de mi y la voy a llevar a ver al único hombre ante el cual ella no va a tener argumentos? – Preguntó Antonio sintiendo una punzada de celos que… no le agradó para nada.
- - Oh vamos! Va a ser la esposa del hombre la que arregle la cita… crees que va a permitir que Valeria seduzca a su cantante favorito? – Bromeó Camille. Antonio se mordió el labio inferior.
- - No sé… Déjalo para el primer año de casados… - Bromeó Antonio. Camille sonrió.
- - Tonto!! Bien… flores, desayuno, helados dijiste? Alguno en particular.
- - Todos…bueno tal vez no el de chicle… o los dietéticos… - Le dijo Antonio recordando que Valeria odiaba el sabor a papel del helado de chicle.
- - Bien… Me mandas la cuenta a mi oficina yo lo cobro aquí. Gracias Tere. Nos vemos pronto. – Le dijo Camille a su amiga después de darle instrucciones sobre una caja con seis tarros de medio litro de cada sabor de helado común.
- - Valeria va a creer que me volví loco. – Le dijo Antonio. Camille sonrió con malicia.
- - Y… No es la idea… Quieres mostrarle que estas loco por ella… No? – Antonio se alzó de hombros.
- - Si… - Respondió con dudas. – Una acción más mia sería raptarla. Solía atraparla en situaciones incómodas de las que su única salida era yo y… bien siempre terminábamos en una cama. Creo que en la cama es en la única parte donde nos comunicamos mejor.
Camille se rio a carcajadas.
Volvió a encender su celular y llamó de nuevo sin mediar palabra con Antonio.
- - Necesito un par de tiquetes para Paris. – Dijo a su interlocutor. Antonio movió la cabeza negándose a seguirle el juego.
- - No puedo… Camille… no hasta después de Japón… - Le dijo a la mujer.
- - Es un día… te vas en el amanecer y regresas en la noche. ES un vuelo expreso para ejecutivos… No necesitas equipaje… - Antonio cedió a la tentación. Un día… después de todo había que descansar el domingo…
- - Puede ser el domingo y salir de Chicago? – Camille sonrió por toda respuesta.
- - Ya escuchaste al hombre… que salga de Chicago y que sea el domingo bien temprano. – LE dijo a su interlocutor. – Por supuesto que no es Michael y por supuesto que no es mi amante. No seas curiosa y ayúdame a hacer un sueño realidad. Sip…. Mándame la cuenta.
Antonio abrazó a Camille.
Necesitaba aquel abrazo reconfortante para animarse. Michael les hizo señas
desde la cocina para que se separaran. Antonio sonrió.
- - Como esto sea un chasco, aquí me tendrás durante el resto de mi vida llorando. – LE dijo Antonio a Camille La mujer sonrió.
- - Como esto será un éxito…. No me preocupa. No conozco a Valeria pero de todo lo que me has dicho… bien estoy segura de que te ama. Sólo que el amor es complicado. Tiene enredos que lo confunden. – Camille lo hizo levantarse del sofá y le hizo dar media vuelta. - Creo que ella es más dramática que yo… Simplemente, yo no te habría ocultado mi embarazo y habría luchado hombro a hombro contigo porque te convirtieras en el hombre que eres hoy. Pero somos el producto de nuestras decisiones.
- - Ahora me vas a dar de comer? - Preguntó Antonio. Camille rio.
- - Eso lo hace Mickey… Ve a buscarlo. – LE dijo sacándolo de la oficina con un ligero empujón. Antonio la dejó para ir a la cocina a hablar con su amigo.
Le costó mucho trabajo no
contarles sus planes a Valeria. Hablaba con ella en la mañana pues apenas abria
los ojos pensaba en ella y no resistía la tentación de llamarla y escuchar su
voz. Valeria siempre estaba despierta. No podía explicarlo con lógica pero
parecía adivinar cuándo la llamaría Antonio y todos los días despertaba a una
hora diferente. Era viernes y eran las cinco de la mañana, Valeria le contestó
como siempre.
- - Tonio cariño… No duermes? – Le dijo Valeria riendo. Antonio suspiró.
- - Menos hoy… por fin voy a verte. – Le dijo y se burló de si mismo al imaginar lo ridículo que parecía comportarse como un adolescente a sus 37.
- - La verdad anoche estaba que te llamaba para conversar contigo… me acosté casi a las doce sin conciliar el sueño ante la expectativa de verte. – Le confesó ella. Antonio escuchó los ruidos usuales de la mañana.
- - Mi madre ya se levantó. Desde que les dije que me casaría contigo parecen dos gallinas detrás del pollo consentido. – Se burló Antonio de sus padres. Valeria rio al otro lado de la línea.
- - Ni me digas… las de aquí – dijo refiriéndose a Megan y a Carolina. – No hacen más que decirme tonta cada vez que voy a trabajar. Ya yo estaría en Nueva York, Hay muchas modelos hermosas y famosas detrás de él, aquella senadora salió con él, ves la actriz de esta película salió con él... Te lo juro Antonio las voy a matar a ellas o tal vez lo haga contigo. Con cuántas mujeres te acostaste?
- - Si me hubiera acostado con alguna desde que estuve contigo, no andaría como loco. – Le dijo estirándose entre las sábanas deseándola más que nunca. - De hecho en este momento estoy tan desesperado que podría hacerlo solo mientras escucho tu voz.
- - Ni se te ocurra! – Gritó Valeria horrorizada ante la escena que imaginó. – A las dos… A las dos estaremos juntos y más te vale que puedas cumplir con lo que prometes.
Antonio gimió. Ella estaba
provocando más imágenes eróticas con lo que no decía que con lo que decía.
Valeria era totalmente inconsciente de lo mucho que la deseaba. Se había vuelto
una obsesión en su vida. Quería rescatar el tiempo perdido. Había sido tan
maravilloso estar entre sus piernas, escuchar sus gemidos al oído, sentir sus
manos recorriendo su cuerpo como si no lo conociera y quisiera grabar palmo a
palmo en su mente.
- - Valeria… Me estas matando lentamente. Yo ya no estoy para juegos de seducción, ni para romances y esperas… - Le dijo Antonio gimiendo. – Necesito que estes en Nueva York antes que se termine la próxima semana.
- - Te tengo una sorpresa. Ayer terminé de negociar con mi ex asistente en News Corp. Ella aceptó venir a reemplazarme y la corporación me liberó del tiempo de espera… - Le contó ella. Antonio se sentó en la cama.
- - Cuándo es tu vuelo a Nueva York? – Preguntó Antonio. Era todo lo que le importaba en ese momento. Estaba teniendo dificultades para concentrarse hasta en la oficina por andar pensando en Valeria y la posibilidad de que alguien la convenciera de no casarse con él.
- - El lunes voy a Miami. – Le respondió ella. Antonio frunció el ceño. Miami?
- - Qué dices? - Preguntó desconcertado pues su mente ya estaba haciendo los cambios necesarios para que Valeria se instalara en su penthouse
- - Debo hablar con Magin personalmente. Los abuelos lo tienen en Miami en Disneyworld.- Antonio asintió. El niño…Cielos! Ese era su mayor temor. Si Magin se negaba a aceptar a Antonio como su padrastro…. Nada convencería a Valeria de que se casara con él.
- - Iré contigo. – Le dijo él. Valeria rio. Se burlaba de su ansiedad.
- - No… Iré sola y luego lo llevaré a Nueva York a conocerte… y a conocer el estadio de los Yankees… - Le dijo ella con toda calma. Antonio alzó una ceja.
- - Le gustan los Yankees? – Ese era también su preferencia en beisbol. Frunció el ceño. Megan había dicho algo sobre que Magin se parecía mucho más a él que a su padre en los intereses? Antonio hizo girar su cabeza y masajeó su cuello.
- - Valeria… Ese niño es de Esteban? – Preguntó sin tapujos. Valeria suspiró.
- - Si… Ya sé que coincide contigo en muchas cosas. No te imaginas las veces que… - Antonio alzó una ceja al escucharla suspirar.
- - Valeria… qué pasa? - Valeria permaneció en silencio unos segundos. Antonio esperó pacientemente a que ella hablara. Aunque en su vientre se revolvían mariposas o los jugos gástricos en tensión.
- - Muchas veces… Esteban y yo discutimos la crianza de Magin. – Confesó Valeria tartamudeando como solía hacerlo cuando no quería expresar lo que decía.- Y me acusó en varias ocasiones de estarlo criando para ser hijo tuyo y no de él.
- - Eso es imposible. Tú y yo nos vimos solo dos veces después de que Magin nació y… bien no había ningún indicio de que haríamos una vida juntos.
- - Cuando estuve contigo… ya sabes en tu oficina… Esteban lo intuyó. No me digas como, sé que nadie le dijo algo concreto o me lo habría dicho de frente. – Le contó Valeria y suspiró de nuevo. – Por supuesto, yo lo negué una y otra vez y jamás acepté que hubiese estado contigo pero en toda nuestra vida de casados… creo que en los últimos dos años estuviste más presente en nuestras discusiones que en el resto del tiempo.
- - Por qué no lo dijiste antes? Por qué no me buscaste. Habríamos hablado con Esteban…
- - Y decirle qué? – Lo interrumpió Valeria. – Mira agradezco que hayas dedicado 16 años de tu vida a este matrimonio pero sigue siendo una farsa porque yo lo amo…
- - Me amas? – Preguntó Antonio descartando lo demás en la conversación porque aquella idea era su debilidad.
- - Creo que si… y creo que no dejé de hacerlo… Solo lo maquillé debajo de indiferencia… - Le dijo Valeria. – Por favor… hablemos esto de frente… cuando pueda ver que pasa por tus ojos…
- - Valeria… Me hace inmensamente feliz saber que me amas… yo estaba seguro de que me detestabas y de que esto que ahora teníamos era sólo…. Lujuría, deseo, aferrarnos a los recuerdos del pasado… - Le confesó él. Antonio la escuchó sollozar y frunció el ceño.- Valeria estas llorando?
- - Lo siento… es que no había hablado de esto con nadie… tal vez alguna vez lo hice con Inés… - Le reveló ella. Antonio tomó su teléfono fijo con la otra mano y marcó el celular de Megan sin decirle a Valeria.
- - Lo siento… - balbuceó Valeria… - Creo que ahora estoy haciendo catarsis de todo lo sucedido… creo que… - y al parecer las lágrimas no la dejaron continuar. Antonio la escuchó llorar hasta que Megan contestó al otro teléfono.
- - Dónde estás? - Preguntó tapando el teléfono móvil.
- - Bromeas papá… - Dijo Megan somnolienta. – Estoy en mi cama
- - Ve con tu mamá… creo que… necesita alguien a su lado… - LE dijo.
- - Y tú cómo sabes… - Preguntó Megan pero Antonio le cerró la llamada.
- - Vale… cariño…- Le dijo Antonio. – No llores… Lo que menos deseo en un día como hoy es hacerte llorar… Quiero que me recibas feliz… que cuando nos veamos en la tarde… Oh… Ni siquiera sé qué decirte, amor.
Antonio escuchó la voz de Megan
al fondo llamando a su mamá. Valeria le habló sin tapar el micrófono
autorizándola a pasar. Antonio se sintió un poco mejor. Valeria no le
contestó a Megan sobre la razón de su
llanto y, Antonio se sintió frustrado por no saber qué estaba pasando. Valeria
lloraba, Megan la consolaba y él seguía al teléfono. Megan le quitó el celular
a Valeria.
- - Papá? - Preguntó Megan. Antonio suspiró.
- - Si… Megan hay que acompañarla… ella parece tan fuerte…. Todo el tiempo está enfrentando las cosas solas y se nos olvida que es una persona y que es sensible y tierna. – Le dijo Antonio sintiéndose como un tonto al describirle a Megan a su madre como si no la conociera.
- - Oh, papá! – Gimió Megan. – Eres tan lindo… No tienes un pupilo tuyo o un conocido igualito a ti que me consigas?
- - Megan!! – Reclamó Valeria. Antonio sonrió. Las impertinencias de su hija la entretendrían. Pensó Antonio mientras les escuchaba discutir.
- - Megan… llego a las dos… si puedo adelantar mi vuelo, te llamaré. – Le dijo Antonio mirando su reloj y el portátil abierto sobre su cama que le mostraba el correo libre de compromisos. – Pero no quiero a tu mamá sola hasta que yo llegue y sobretodo no la quiero en la oficina. Entiendes?
- - Si, señor. – dijo Valeria fingiendo un tono militar. - Nos quedaremos en casa hasta que aparezcas… Me traerás un regalo?
- - Pásame a tu mamá… - Le dijo Antonio por toda respuesta anticipando en su mente los gritos de Megan cuando Antonio le entregara el celular de última tecnología que le llevaba y que Megan había casi llorado en la última conversación.
- - Antonio… Si tienes compromisos en la mañana no te afanes… nos veremos a las dos… estaré bien… lo juro. – Siguió insistiendo porque Antonio sintió un nudo en la garganta y le costaba responderle. Una cosa era decir amor en una frase que se había vuelto de cortesía en el lenguaje actual y otra cosa era expresarle amor a la mujer que se había negado en su vida durante 20 años.
- - Valeria… quiero que sepas que siempre serás mi mujer… que siempre lo has sido… que nos negamos la posibilidad de estar juntos por… bueno por razones tontas pero que… Cielos, Vale… yo te amo pero esta frase me parece demasiado simple para describirte… Necesito que me des la oportunidad de vivir una vida contigo… que me permitas amarte después de amarte… - Valeria rompió a llorar por toda respuesta. Antonio se desesperó más. Megan le quitó el celular a su madre.
- - Papá… esta conversación debe ser personal. No te parece? - LE dijo y le cerró la llamada. Maldita mocosa!! Claro que la conversación debió ser en persona pero… Cielos!!! Se sentía frustrado. Tanto dinero no le servía de mucho cuando la persona con la que deseaba estar estaba a dos horas de vuelo… Se bajó de la cama y se duchó. Tenía que irse al aeropuerto y convencer a alguien de cederle su vuelo.
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