miércoles, 3 de mayo de 2000

La fuerza de amar II

Antonio no imaginó que encontrarse con una mujer pudiera ser tan emocionante. Durante todo el tiempo de vuelo estuvo retorciéndose las manos, nervioso, imaginando que tal vez amarse no iba a ser suficiente para hacer feliz a una mujer como Valeria. Cielos! Era él el hombre para esa mujer? Sus padres que habían dormido en la habitación de invitados de su penthouse le esperaban para desayunar. Antonio recibió el habitual beso de su madre y le besó la frente a su padre.
  • -          Estás preparado? – Preguntó su madre cuando vio su bolso de viaje.
  • -          Necesito adelantar el vuelo… Mamá necesito urgentemente ver a Valeria. – Confesó sin reparos. Sus padres había escuchado cosas más descaradas en sus conversaciones.
  • -          Sucede algo malo con Megan? – Preguntó preocupado Francesco, su padre.
  • -          Nada, papá … pero esta espera antes del matrimonio me está matando… yo la quiero aquí conmigo…- Le dijo tomando un poco del café que su madre le servía. Cuando Valeria estuviera en casa, ya no tomaría más café italiano… Valeria tomaba café colombiano o el cubano que le gustaba mucho. Y no comerían pastas sino las famosas arepas que sabía Valeria hacía muy bien… Se preguntó si Esteban había valorado los desayunos con Valeria, si había elogiado sus arepas, si había añorado estar en casa para sentirla entre sus brazos, antes de abrir los ojos…
  • -          Esa mujer siempre te ha vuelto loco… - Se quejó Francesco. Antonio sonrió con sorna.
  • -          Ya sé que no la apruebas. Que te asombró que ocultara su embarazo para no cambiar tus planes… - Le dijo Antonio sin poder evitar que un ligero tono de reproche se sintiera en sus palabras.
  • -          Eran tus planes también. – Le recordó Francesco. – Nadie te obligó y cuando supiste que estaba embarazada… debiste sospechar que podría ser tuyo y debiste ir a preguntar por ello. En lugar de eso escogiste negarte a la realidad.
  • -          Sé que tienes razón… pero si Valeria hubiese sido la mujer de tu escogencia… me habrías aconsejado hacerlo.  – Insistió Antonio. Francesco asintió.
  • -          Por ello, por lo arrepentido que me encuentro de que hubieses desperdiciado tanto tiempo en mujeres sin sentido y el tiempo perdido sin disfrutar de nuestra nieta… He decidido nombrar a los hijos de Valeria como  mis herederos universales… Ellos recibirán mi fortuna – Anunció Francesco señalando una carpeta en la mesa. Antonio lo miró asombrado.  – Además de eso, creo que Gina y yo nos mudaremos a este apartamento para que vayas a vivir a nuestra casa en The Hamptons…
  • -          Papá… The Hamptons nos queda muy lejos de la oficina y sabes que Valeria trabajará conmigo. Sin embargo, hazle el ofrecimiento a Valeria para que pueda agradecerte personalmente. – Le dijo Antonio. El gesto de su padre demostraba interés por mejorar su relación con Valeria. Cielos!! Incluir a Magin en su testamento… reconocerlo como su nieto… Ese era un gesto que pocos italianos harían.
  • -          Si… Esa es la idea… Por eso, avísanos cuando viene Valeria… queremos hacer una cena especial…- Le informó su madre. Antonio hizo un gesto de duda. – Tranquilo… Solo nosotros y ustedes. No será, todavía, una reunión familiar italiana.
  • -          Entiéndelo… Ella está incómoda porque es una viuda… porque ya somos mayores… porque hace mucho no los ve… Quiero un lecho de rosas para ella. – Le dijo Antonio a su madre. Esta sonrió.
  • -          Querido… Contrario a lo que he sentido en otras circunstancias… - Le dijo Gina refiriéndose a las dos ocasiones anteriores en las que Antonio les presentó alguna de sus relaciones. – En este momento, sé que ella es la elegida, es perfecta.
  • -          Gracias, mamá. Me voy a buscar un cupo cancelado, una persona que me cambie su hora de vuelo… Necesito ir a Chicago. – LE dijo levantándose de la mesa habiendo probado a medias los huevos con jamón y el café.  – Debí comprar un avión en lugar del Yate…- Se quejó arrepentido.
  • -          Tonterias!!! Prefiero el Yate… - Le dijo Gina dándole la bendición en el aire mientras Antonio tomaba su mochila de viaje y salía.

Eran las diez… llegaría con cuatro horas de anticipación. Miró por la ventanilla del avión y deseó poder ponerse un paracaídas y bajar… Talvez demoraría menos lanzándose que esperando a aterrizar. Había llamado del aeropuerto a Megan para informarle que había conseguido cambiar su tiquete adelantando la hora de salida. Había sido la suerte o el azar. Aurora lo había llamado también. Le deseó mucha suerte y le dijo que la llamara para armarle la boda secreta a Valeria.
  • -          Una vez describió en mi diario como quería la boda perfecta… Conservo esos cuadernos en mi casa de Miami… Voy a buscarlos y te lo mando.  – Le dijo Aurora. Antonio sonrió.
  • -          No me lo mandes… te daré el número de Camille, una buena amiga y entre las dos… la organizarán… pero primero deja que convenza a la novia.
  • -          No sé por qué tanta duda… Ella es perfecta y sabe que eres su destino… nadie la convencerá de lo contrario. – Le dijo. Antonio deseó que asi fuera.

Por fin, aterrizó el avión y pudo bajarse. Un vecino de Carolina lo esperaría en la puerta de salida para llevarlo al edificio donde vivían. Con su morral al hombro miró a las personas en la sala de espera y el corazón se detuvo.
Valeria caminaba con una calma que Antonio le envidió y una sonrisa en los labios. Antonio se quedó petrificado. El vestido de seda que llevaba marcaba los movimientos de su cuerpo. Era tan femenina, delicada, sensual y él estaba volviéndose loco porque no dejaba de desear quitarle la ropa al verla. Jamás había sido tan consiente de las miradas, de los gestos y del olor de una mujer. Valeria lo envolvió con su perfume aún antes de deslizarle los brazos por los hombros y levantarse en la punta de los pies para besarlo. Antonio la sujetó por la cintura y la estrechó contra su cuerpo.
  • -          Vale… sabes… hueles… y te ves tan deliciosa… Creo que empiezo a entender a los caníbales… - Se burló. Obtuvo lo que deseaba. La risa de Valeria atrajo la atención de los pocos que no les miraban ya por el beso.
  • -          Te dije que no corrieras para llegar… - Le reclamó ella y entrelazó los dedos de sus manos para caminar a su lado.
  • -          No me gusta verte llorar… y escucharte llorar es peor. – Respondió él besándola en la sien. Valeria sonrió.
  • -          Lo siento… Es solo que durante el funeral de papá y luego el de Esteban no hice más que dar vueltas  y vueltas… - Suspiró. – Creo que no había llorado la muerte... y ahora… - Antonio la detuvo y la hizo pegarse a una pared para no impedir el paso de los transeúntes.
  • -          Dime que me amas y que vas a casarte conmigo… - Le dijo . – Lo demás… lo viviremos juntos. – Antonio sonrió al ver que Valeria contenía el aliento. Sus cuerpos se rozaban, su aliento se entremezclaba y todo parecía ser sexo alrededor de ellos.
  • -          Vamos paso a paso. – LE respondió ella. Antonio la besó apoderándose de sus labios con pasión.
  • -          Vamos a un lugar donde podamos hacer… y no hablar de amor. – Le dijo. Valeria sonrió y lo empujó para seguir caminando. Antonio volvió a tomarla de la mano y caminaron en silencio hacia la salida del aeropuerto. Ella no lo tomaba en serio. Y Antonio sabía que había razones suficientes para ello. Después de todo tardó doce años en buscarla y en intentar quitársela a Esteban.
  • -          Es hermoso… -  Le dijo Valeria antes de soltarle la mano para buscar las llaves del auto.
  • -          Qué es hermoso?  - Preguntó Antonio. Ella sonrió.
  • -          Caminar tomados de la mano.. – Respondió ella. Antonio sonrió
  • -          Yo estaba pensando lo mismo… Mi sueño desde hace  mucho tiempo es vivir contigo, cariño… - Valeria se subió al auto y le quitó el seguro para que él pudiera subir. Antonio lanzó su maletín de viaje en el asiento de atrás que como cosa rara estaba lleno de las cosas de Valeria.
  • -          Y besarte cuando se me antoja… - Le dijo Valeria. Antonio la complació y se acercó a besarla.
  • -          Nos van a arrestar por escándalo público. – Le dijo Antonio acomodándose en su asiento. – Y eso no es bueno… no hay cárceles mixtas. Valeria sonrió y condujo en silencio durante unos minutos. Antonio la observaba conducir.
  • -          No me has dicho como ha sido tu mañana…. – Dijo cuando ya no podía guardar más silencio. Valeria volvió a sonreir pero con burla
  • -          No te he agradecido tus regalos?  - Preguntó.  – Tienes una asistente muy eficiente.

Antonio entendió el mensaje oculto. No lo imaginaba organizando el envio de esos regalos. Pensaba que era el trabajo de su secretaria. Tomó una mano y recorrió la pierna de la rodilla al interior.
  • -           En realidad… fue la esposa de un amigo pero… yo escogí los regalos. – Le dijo.  – No te agradaron los regalos? – Preguntó mientras acariciaba su pierna. Valeria contuvo el aliento.
  • -          Cielos, Tonio deja eso… Esta bien. Me encantaron. Mi desayuno estuvo perfecto y… los regalos son maravillosos… las flores me recordaron aquel vestido que me compraste en Cartagena…
  • -          Esa era la idea.-  LE dijo él porque no estaba dispuesto a admitirle a ella que las flores le recordaron el dia de su boda con Esteban. - No querías montarte en la camioneta… luego no querias pasear por Cartagena con tu ropa de oficina… y luego no querías salir de la cama de agua de aquel hotel… - Le resumió Antonio acariciando por debajo de la falda del vestido la pierna de Valeria.
  • -          Nos vamos a estrellar si sigues con eso. – LE dijo ella con voz ronca. Antonio sonrió divertido y se regresó a su asiento.
  • -           No es lo que quiero… quiero un lugar donde pueda hacer el amor contigo. – LE dijo sin tapujos. Valeria contuvo el aliento. Antonio sonrió.
  • -          Lo siento… pero no voy a decirlo con palabras sutiles. – LE dijo. Valeria se rio.
  • -          Sutil… No conoces esa palabra. – Le dijo y se mordió el labio. – Antonio, yo creo que debemos tomar las cosas con calma, yo no soy una jovencita, tampoco una modelo y … tuve dos hijos…
  • -          Y tu cuerpo es espectacular!! Ya lo vi.. ya te tuve entre mis brazos… y créeme… no ha pasado un segundo desde entonces en el que no haya deseado tenerte de nuevo.
  • -          Tengo cicatrices… las marcas de mis embarazos…- Antonio la besó aprovechando un semáforo en rojo.
  • -          He tenido  mujeres cuyas cicatrices y marcas son de vanidad. – Le dijo refiriéndose a las mujeres en su pasado perfectas por haber pasado por un quirófano. – Pero las tuyas son más atractivas para mi. – Le escuchó gemir. – Y esta mañana le mandé un email a mi publicista para que retire y prohíba todas las fotos que alguna vez me tomaron para la prensa con alguna mujer…
  • -          Es un absurdo… no vas a poder eliminarlas a todas… aunque eliminarlas a ellas sería buena idea. – Dijo Valeria con enojo. Antonio sonrió.
  • -          Ya las eliminé de mi vida, cariño… sólo por dormir contigo… - Le dijo. – Acaso tus temores también incluyen que yo estoy más viejo y canoso? – Añadió con coquetería. Valeria sonrió.
  • -          Estas buscando halagos, Tonio? – Le dijo. – No hay punto de comparación. Tu estómago sigue siendo plano, no hay una cicatriz en tu cuerpo y… las canas… No puedo decirte por qué pero me vuelven loca.
  • -          Muy bien. Hemos cambiado, ahora somos 20 años más viejos que la primera vez…- LE dijo él. – Pero… ¿Me amas?

Valeria se mordió el labio mientras entraba a un conjunto residencial con bloques de apartamentos de ocho pisos, piscina, parque y una zona social. Se detuvo en el tercer bloque y parqueó. Se volvió hacia Antonio entonces.
  • -          Me estoy enamorando de ti … otra vez… y me estoy llenando de miedo…- Le dijo ella. – Tu trabajo no es como los demás trabajos, requiere muchos viajes, muchos compromisos sociales y… muchas mujeres... hermosas, famosas y sexys…
  • -          Quiero que estés conmigo absolutamente segura de que eres mi mujer… Cuando estás a mi lado no hay nada más…  Quiero ser tu obsesión, lo demás está  demás. – Le dijo apasionado.
  • -          A veces Megan dice cosas asi. – Comentó Valeria mordiéndose el labio.
  • -          Es mi hija. – Respondió Antonio. Valeria suspiró.
  • -          Y es tan apasionada como tú. Y comienza las cosas con obsesión y las termina de manera tajante. – Antonio se bajó del auto.
  • -          Valeria… ya bájate del auto y vamos a casa. – Le dijo Antonio dándose cuenta que ella pensaba una cosa y hablaba de Megan para distraerlo. Valeria sonrió.
  • -          No hay manera contigo. Me tumbas al suelo las estrategias aún antes que yo misma termine de desarrollarlas. – Le dijo ella.  En el ascensor Antonio la acorraló contra la pared.
  • -          ¿Megan y tu madre están en el apartamento? – Le preguntó besándola en el rostro. Valeria contuvo el aliento.
  • -          Se fueron a visitar a una amiga de mi madre… muy convenientemente para ti. – LE dijo ella. Antonio la sujetó por las caderas y la presionó contra las suyas.
  • -          Por eso, las amo… - Le dijo apoderándose de sus labios. El ascensor se detuvo y Valeria lo  llevó a la puerta 503.

Antonio empezó a desabrocharle el vestido tan pronto cerraron la puerta. Valeria lo llevó a su habitación, antes que hicieran el amor en la sala. Antonio la recorrió primero con las manos, luego con los labios, describiéndola con palabras sensuales y algunas veces subidas de tono. Valeria estaba disfrutando de sus caricias. Sus gemidos y sus ruidos le hacían sentirse poderoso, sensual, más hombre que nunca. Aquella era una de las experiencias más sensuales que Antonio pudiera recordar. Era sentir que para esta mujer, él era su universo. Y tenerla entre sus brazos era la gloria.
Valeria se acurrucó contra su pecho acostada sobre él. Qué delicioso sería despertar todos los días con aquella mujer en sus brazos. Antonio acarició su espalda, sus brazos y apartó los cabellos sobre su pecho para apreciar su rostro. Algunas canas se entremezclaban en sus rizos cobrizos. Herencia de su madre que tenía mechones de canas desde joven.
  • -          Qué pasará cuando lleguen Megan y mamá y nos encuentren en la cama? – Preguntó Valeria sin levantar el rostro del pecho de Tonio. Antonio sonrió.
  • -          No digas nada… Megan sabe más de lo que debe saber y tu madre… no creo que quiera que te comportes como una joven virgen. – Le respondió él. – Tus temores están en tu cabeza. Nadie está esperando que le lleves 10 años de luto a Esteban y nadie se asombrará cuando les digamos que nos vamos a casar.
  • -          Quisiera estar tan segura como tú. – Dijo lastimera Valeria. Antonio la abrazó con fuerza.
  • -          Tienes que dar explicaciones para sentirte mejor? – Preguntó él pero estaba ya acariciando el cuerpo desnudo entre sus brazos sintiendo que el deseo recobraba sus fuerzas.
  • -          Ninguna – Respondió Valeria y dejó que Antonio iniciara un nuevo juego sensual en el que ella termino apoyada de rodillas sobre la cama con Antonio amándola desde atrás.
  • -          Siente, Valeria. – Le dijo al oído apretándola contra su pecho. – Me derramo en ti, nado en tu sudor, me quemas… y apenas estoy terminando…y ya quiero volver a comenzar.
  • -          Eso… es sexo… - Le dijo Valeria que a duras penas podía hablar mientras él le hacia sentir la fuerza de su deseo.
  • -          Amor, sexo, lujuria, adicción... no me importa, Valeria… mientras lo compartas conmigo.- Le dijo él y la separó para hacerla volverse a él e internarse de nuevo en ella mientras la besaba casi sin permitirle respirar.

 Valeria se quedó dormida abrazada a él. Antonio la observaba dormir cuando apareció Megan en la puerta de la habitación. Antonio alcanzó a jalar una sábana y cubrirlos antes que Megan fuera consciente de sus cuerpos desnudos. La chica sonrió y le guiñó un ojo. Luego le puso seguro a la cerradura y cerró la puerta. Antonio sonrió. Esa chica era una traviesa. No sabía si reírse de ello o preocuparse. De seguro le diría a Carolina que estaban dormidos y que no los molestara. Sin embargo, escuchó a lo lejos en dos ocasiones el timbre de la puerta. Seguro eran los otros regalos que Camille había hecho llegar para Valeria. Sonrió y la miró dormir. La tranquilidad del sueño le quitaba unos 10 años a su ya joven apariencia.  

 Volvió a pensar en el compromiso de serle fiel, de ser el esposo que Valeria necesitaba. No lo que él quisiera sino la vida que a ella le pareciera una vida de ensueño. Valeria había tomado las riendas de los negocios de Esteban y lo había convertido en millonario. Ahora Antonio tenía que dejarla tomar las riendas de su corporación y acompañarla como el esposo y socio que ella necesitaba en esta nueva etapa de sus vidas. Antonio suspiró y acarició el rostro de Valeria mientras pensaba en cómo la familia de Esteban le había rechazado al comienzo de su matrimonio y embarazo y que después, cuando Valeria triplicó las ganancias de su consorcio entonces su suegra cambió de parecer y la acogió como una hija más.
Valeria recorrió el pecho de Antonio con los labios y deslizó su cuerpo cubriéndolo con él. Antonio se deshizo entre sus brazos. No importaban las horas de vuelo para llegar a Valeria, estar con ella compensaban cualquier sacrificio.
  • -          Vale… no comiences… Tenemos que hablar. – Le dijo Antonio tratando de resistirse a la tentación de las caricias de  Valeria
  • -          Creía que estaba soñando. – Respondió ella tajante.
  • -          Vale… No hemos hablado de Magin… - Le dijo Antonio. Valeria sonrió.
  • -          Mi hijo es el menor de tus males. – Respondió Valeria y empezó a acariciarle apasionadamente los pezones.  – Y no voy a pasarme el tiempo hablando contigo…
  • -          Mi padre hizo su testamento y puso a los chicos como sus herederos universales. -  Dijo Antonio. Valeria frunció el ceño y se apoyó en el pecho masculino.
  • -          Francesco no debió hacer eso… - Comenzó a decir. Antonio sonrió con burla.
  • -          Papá hace lo que quiere… nadie lo convencerá de volver a cambiar su testamento. – Le dijo Antonio. Valeria suspiró y dos lágrimas silenciosas corrieron por sus mejillas. – Vale… Yo no quería hacerte llorar…
  • -          Yo tampoco quiero que me hagas llorar.-  Le dijo Valeria intentando sonreir. Antonio la hizo sentarse a horcajadas sobre él.
  • -          Quiero que rias… No sabes lo que me retorcían las entrañas de verte en las fotografías riendo con él. Y yo,  en cualquier lugar del mundo fingiendo que no me dolías, que no me hacías falta.
  • -          Antonio… qué voy a hacer cuando te vayas? – Preguntó ella. Antonio le rodeó con sus manos el rostro de la mujer.
  • -          No  voy a ir a algún lado, cariño. Son 10 años evadiéndonos… luego otros 10 cumpliendo por compromiso…
  • -          Pero, Tonio… tus mujeres… - Antonio se levantó y sonrió ante el grito de asombro de Valeria que no esperaba que él le cargara. La llevó a la ducha.
  • -          La única mujer con la que voy a estar de aquí en adelante eres tú…- Le dijo él y procedió a hacerle el amor en la regadera.

Un par de horas más tarde, después de varias conversaciones y muchos besos se convencieron de que tarde o temprano tendrían que enfrentar a la madre de Valeria. Carolina no iba a imaginarse que eran una pareja casta y pura. Le dijo Antonio a Valeria aunque tal vez por primera vez en su vida, sentía el peso de tener una relación abierta a la familia. Mas no podía mostrarle a Valeria que él también estaba nervioso.  Vestidos y agarrados de las manos se reunieron con Carolina en la sala del apartamento. Carolina se levantó para permitir que Antonio la abrazara y besara en ambas mejillas. Antonio sonrió a la señora.
  • -          ¿Tú estás segura que estás enferma? – Le dijo Antonio sonriendo. Carolina suspiró.
  • -          Ojalá fuera mentira…- Se quejó Carolina sentándose de nuevo en el sofá especial que Valeria le había comprado. Los muebles modernos del apartamento eran demasiado bajos para que Carolina se sintiera cómoda.
  • -          A mamá le agradaría mucho que pasaras con ellos una temporada en su casa de Miami… Allí todo es tan tranquilo… - Le dijo Antonio. Valeria se sentó en un sofá de dos puestos y Antonio la acompañó sentándose a su lado. La mano de Valeria deslizándose por su pierna hasta entrelazar los dedos de su mano con la de él le hicieron estremecer. La miró sonriendo.
  • -          Yo creo que primero debemos reunirnos para decidir cuando se casarán ustedes dos. – Le dijo Carolina. Antonio alzó una ceja.
  • -          Eso es muy sencillo… tan pronto como Valeria diga… - Respondió de inmediato. – Si ella me dice que mañana, yo estoy listo.
  • -          Y Magin… - Dijo Valeria en un suspiro de angustia. Carolina sonrió.
  • -          Magin va a adorarlo. Antonio es su héroe desde que le regaló aquel juego… - Valeria asintió.
  • -          Esteban no quería comprarle al niño más juegos electrónicos y de repente en esa navidad, llegaron tus regalos para Megan y como siempre un detalle para Magin.- Le contó Valeria. Antonio asintió. Le había enviado un Wii con varios CD de juegos. Sugerencia de Megan por supuesto.
  • -          Lo siento. No sabía que esas eran las circunstancias… Megan me dijo que era lo que Magin quería y yo lo compré por complacer al chico. – LE dijo Antonio. Valeria hizo un gesto con su mano restando importancia a la situación.
  • -          Esteban no dijo nada a los chicos. Se imaginó que Megan te había dado la sugerencia del juego.  – LE dijo  Valeria. – Aún asi, una cosa es recibir regalos del papá de mi hermana y otra cosa es vivir con él.    
  • -          Oh por favor, Valeria. – Le dijo Carolina. – Tarde o temprano te ibas a volver a casar. No te imagino viviendo sola el resto de tu vida para no traumar  a tu hijo.
  • -          Qué dices, Carolina? LE estoy proponiendo a Valeria ir a  visitar al chico en Miami. Tú sabes pasar un día con él, conocernos. –Le dijo Antonio. Carolina asintió.
  • -          Creo que debes casarte con esta niña pronto, creo que debes convivir con Magin y que él va a estar feliz de estar en tu casa. – Le dijo Carolina. – Y cuándo se van para Nueva York…
  • -          Cómo asi? Diras nos vamos… No vamos a dejarte en Chicago. – Dijo él mirando a Carolina y Valeria.
  • -          Una pareja con una vieja… no… para nada práctico. – Empezó a decir Carolina.
  • -          Por favor, Carolina… Para Valeria y para mi no es como comenzar una relación. Más bien estamos reanudando un viejo matrimonio que por un tiempo estuvo separado.- Describió él asombrando a Valeria que parecía no haber pensado en nada de ello. -  Mi casa en Nueva York tiene tres pisos, en cada piso un apartamento. En el piso más alto vivo yo, mis padres en el que sigue y tú vivirás en la primea planta. Todo con el fin de que no tengas que subir escaleras.
  • -          Pero qué es eso, Antonio… tienen que vivir solos. – LE dijo Carolina. Antonio sonrió.
  • -          Y viviremos solos… Mis padres no intervienen para nada en mi apartamento y la verdad no permanecerán mucho en el suyo, decidieron que van a usar la casa en The Hamptons. De hecho van a ofrecerle la mansión a Valeria . – LE dijo Antonio mirándola. – Pero  no podemos aceptarla. Estaríamos mucho tiempo viajando de regreso a casa, después de la oficina.
  • -          Vaya… parece que tienes todo pensado…- Dijo Valeria. Antonio intuyó problemas. Ella estaba sintiendo que Antonio le imponía las cosas.
  • -          Cariño… no hago más que pensar en ti. Creo que he perdido más millones en esta semana que en toda mi historia laboral… - Le dijo Antonio.  – Quiero que todo sea perfecto para ti, que nada perturbe tu sueño…
  • -          Está bien. Está bien. Se te abona la intención pero deja que nosotras decidamos lo que vamos a hacer… Yo estoy de acuerdo con Antonio, mamá… No puedes quedarte en Chicago… - LE dijo Valeria a su madre. – Y bien… creo que lo que dice Antonio tiene sentido si tiene un apartamento para ti … ¿Qué te quita vivir allá? En invierno te irás de paseo a Colombia.
  • -          Supongo que no puedo discutir mucho con los dos… - Dijo dudosa Carolina. – Además… cómo dañarles ese brillo en los ojos, esa sonrisa nerviosa, esa electricidad que ustedes emanan… ¿Cuándo van a casarse?
  • -          Ya te dije… Primero veremos cómo reacciona Magin. – Insistió Valeria. Antonio retuvo sus dedos cuando ella intentó alejarse de él.
  • -          Sin importar como reaccione Magin… Vamos a casarnos, Valeria. – Le dijo enfático Antonio. No estaba dispuesto a ceder de nuevo su felicidad. Valeria suspiró.  – El niño puede ir a terapia, todos podemos ir a terapia si quieres pero nos vamos a casar.

Valeria lo miró enojada. Estaba acostumbrada a dirigir su vida y que Antonio le estuviera imponiendo cosas no le estaba gustando. Sin embargo, Antonio no se retractó. Valeria tenía que entender que la muerte de Esteban era una advertencia de la vida para que aprovecharan el tiempo juntos,  pues nadie tenía la vida comprada.
Entonces apareció Megan y los envolvió con su conversación sobre cual universidad debía escoger para estudiar. Y Antonio empezó a describirle todos los procesos que le tocaría realizar para ello. Valeria los observó en silencio. Antonio deseó adivinar lo que pensaba. La veía analizando sus relaciones con Megan y con Carolina. 
En medio de un momento de distracción de Antonio, las tres decidieron que saldrían a comer en la calle. El aceptó y se fue a la habitación de Valeria a cambiarse de ropa. Valeria entró en silencio y se sentó en una silla al lado de una ventana. Antonio se quitó la camisa y se sentó en la cama.
  • -          Llámalo por teléfono.  – Le dijo. Valeria lo miró.
  • -          Ahorita me llamaran… De seguro se han pasado el día paseando por Disney. – Le contestó sin negar que pensaba en Magin.
  • -          Es un niño muy difícil? – Le preguntó. Valeria sonrió.
  • -          Difícil fue Megan. Esa niña nos hacia correr de un lado a otro con sus cambios de parecer temperamentales. – Le confesó. – Magin… fue un bebé tranquilo y lleva una infancia feliz. Sin embargo, no sé cómo va a reaccionar a tener un nuevo papá. Antonio, apenas tiene 7 años…
  • -          Aurora me dijo que era una buena edad para adaptarse a un nuevo papá. Es el momento de la vida en el que reconoces a tus cuidadores como los padres, o los abuelos. – LE dijo. Valeria alzó una ceja.
  • -          Estuviste hablando de mi hijo con Aurora? – Le preguntó. Antonio suspiró.
  • -          Converso mucho con Aurora y tú lo sabes.  – Le dijo recordando que Aurora y Valeria habían discutido cuando se enteró de que Megan era hija de Antonio.
  • -          Lo siento… sigue revolviéndome el estómago recordar que ella y no yo, es tu mejor amiga. – Antonio sonrió y se acercó a donde estaba sentada.
  • -          Estás celosa?  - Preguntó con un ligero tono burlón. Valeria suspiró y observó su torso desnudo con interés. Antonio empezó a desabrochar su correa.
  • -          Es solo que… bueno… - LE dijo pero no pareció encontrar palabras que la ayudaran a salir de la incómoda situación. Antonio la azuzó aún más desabrochándose lentamente el pantalón.
  • -          Pero… no debes estar celosa… por lo menos no de Aurora…- Le dijo él provocativo dejando caer su pantalón al suelo para luego darle una patada. Se quitó los zapatos y se acercó a ella. Valeria se sentó derecha en el sofá.
  • -          Antonio… vamos a salir a cenar. No creo que sea una buena idea…- LE dijo y contuvo el aliento cuando Antonio se quitó la ropa interior y le tomó las manos para colocarlas sobre su estómago.
  • -          De todos modos tenía que cambiar mi ropa. – Le dijo. – Ayúdame a vestirme… - añadió y sonrió al verla pasar saliva con dificultad. Estaba transpirando mientras Antonio la hacia deslizar las manos sobre su vientre hacia abajo.
  • -          Tonio… - Dijo ella en un susurro. Antonio le jaló obligándola a poner en pie. Se apoderó de su boca mientras hacia que una de sus manos le tocara íntimamente.
  • -          Y cuando me llamas asi… se me hace agua la sangre. -  Le confesó. – Valeria… Hazme el amor… otra vez. – Pidió para concentrarse luego en seducirla con sus besos.

Valeria cedió a los deseos de Antonio y le tocó apasionada, disfrutando del contacto con la firme masculinidad de Antonio. Se dejó desnudar de él y lo hizo enloquecer con sus caricias. Antonio le pedía más y más mientras bailaban en la danza más antigua de la humanidad.
Estaban  terminando de vestirse cuando llamó Magin. Valeria lo puso en altavoz para que Antonio lo escuchara. El niño hablaba con una fluidez verbal y un tono de voz que Antonio conocía muy bien: la misma voz de Esteban.
  • -          Oh, mamá!! Debiste mudarte a Miami… Esto es fantástico!! – Le dijo tan pronto Valeria respondió a su saludo. Valeria suspiró.
  • -          Cariño… te iba a llamar porque en esta semana debo mudarme a Nueva York. – Le dijo Valeria. El niño hizo unos segundos de silencio.
  • -          Vamos a mudarnos otra vez? – Dijo con desgano. – No voy a empacar nada. Estoy cansado.
  • -          Cuando regreses ya habremos empacado Megan y yo, tus cosas.- LE explicó Valeria. – Sabes dónde es Nueva York? Recuerdas la estatua de la Libertad?
  • -          Allí donde queda el Museo de una noche en el Museo? - ¨Preguntó haciendo referencia a su película preferida. Valeria miró a Antonio pues no tenía ni idea. Antonio se alzó de hombros, tapo la bocina y le dijo que había muchos museos.
  • -          Bien, hijo. Tengo que confirmar en internet y tú sabes más que yo pero en Nueva York hay muchos museos…
  • -          Cool!! – Respondió. Valeria alzó una ceja divertida.
  • -          Estás hablando en inglés, jovencito? – Le dijo haciéndolo reir.
  • -          Todos los niños con los que la abuela me ha obligado a jugar hablan inglés… - Esta vez Antonio tuvo que hacer un esfuerzo para entenderlo pues algunas palabras las pronunció con dificultad.
  • -          Entonces, estás de acuerdo con la mudada a Nueva York? – Preguntó Valeria.
  • -          Ya no nos mudaremos más después de esa? – Preguntó Magin. Valeria sonrió
  • -          No…- Respondió mirando a Antonio a los ojos. Antonio le besó en la boca, abrazándola. – Magin… recuerdas a mi amigo Antonio Vitta?
  • -          El que nos regaló el viaje a Aruba?  - Preguntó de inmediato Magin. Antonio sonrió. Le había dado los tiquetes a Megan para que se los llevara a todos a Aruba en la Navidad en la que murió Esteban.
  • -          Exactamente… El quiere que vivamos en su casa… - Le dijo Valeria. Antonio supuso que no estaba segura de querer hablar de su vida sexual con el chico. Y, a la final, tenía que hacerlo?
  • -          Me parece bien. Tiene muchos juegos electrónicos. ¿Sabias? ¿Tú crees que me deje jugar con él? – Le preguntó el niño. Antonio supuso que para eso le había tomado Megan las fotos en su estudio de Barranquilla. Aquella chica era maquiavélica.
  • -          Bueno… se lo puedes preguntar.. Él está oyendo nuestra conversación. – Le dijo Valeria y Antonio empezó a sudar. ¿Hablar con el niño? Cielos!!!
  • -          Hola, campeón!! –Lo saludó como solía hacerlo cuando Megan se lo pasaba al teléfono.
  • -          Hola, Antonio!!! – Le dijo Magin sin prevenciones en el tono de su voz. – Tienes juegos electrónicos en tu casa de Nueva…
  • -          Nueva York… Si… Tengo Wii, un televisor plasma con Karaoke y 3D que es una locura, cientos de CDs de Walking death… - Empezó a decir Antonio y luego Valeria lo hizo callar colocando dos dedos sobre sus labios.
  • -          De verdad? Y… podré jugar contigo? – Antonio sintió que el corazón se le encogía al ver la ansiedad en los ojos de Valeria y escuchar el entusiasmo en el tono de voz de su hijo. 
  • -          Cuando no estemos estudiando… Estaremos jugando… prometido. – Le respondió Antonio. Valeria se abrazó a él. Se mordía el labio nerviosa y estaba a punto de llorar.
  • -          Tú eres el otro papá de Megan… verdad? – Preguntó Magin. Valeria apretó las uñas alrededor de la cintura de Antonio. Él la besó antes de responder al niño.
  • -          Si… Soy el papá de Megan. – Le dijo y su titubeo fue interrumpido por Magin.
  • -          Y vas a ser mi otro papá también? – Preguntó el niño. Antonio contuvo el aliento. Valeria se alzó los hombros.
  • -          Por supuesto… Cuando tú quieras, seré tu nuevo papá… - Le respondió. Valeria enterró su rostro en el pecho de Antonio. – Es lo que quieres?
  • -          Bueno, ahora lo que quiero es ir a comer… Pueden hablar con la abuela?- Valeria sonrió divertida y la voz de Marcela se escuchó en la línea.
  • -          Le dijiste sobre tu novio? – Valeria se mostró tan sorprendida como Antonio.
  • -          Bien… Cómo sabes? No es mi novio… En realidad voy a casarme con Antonio. – Le dijo ella después de titubear.
  • -          No soy tonta, Valeria. – Le dijo Marcela. – No estaba ciega tampoco. Creo que Esteban también sabía en el fondo que el día que te fueras de casa seria para irte a vivir con Antonio – Le confesó Marcela. Valeria miró a Antonio con angustia. No sabía qué decir. Y la verdad, él tampoco.
  • -          Marcy.. yo no quiero ofenderlos, ni molestarlos. Sabes que quería mucho a Esteban. – Empezó a decir Valeria. Marcela la interrumpió.
  • -          Lo sabemos. No te habrías quedado a su lado a pesar de que Antonio conoció a su hija, ni te habrías comprometido a una vida en pareja sino hubieses sentido algo por él. Obvio que no es ese amor apasionado que te inspira Antonio, ese que te hace brillar como si fueras una estrella.
  • -          Esas son tonterías…- Le dijo Valeria e intentó pasar el teléfono a llamada normal pero Antonio no la dejó riendo divertido por su rostro sonrojado.
  • -          No… No es una tontería. Y yo me alegro que te cases… de hecho es necesario que lo hagas. Creo que para Magin tener un papá que conocer será un buen aliciente para superar la pérdida del anterior. Eso si… Valeria… Crees que él esté de acuerdo en que sigamos teniendo contacto con ustedes? No quiero que Magin crezca en familias separadas.
Valeria miró a Antonio a los ojos. Él tampoco sabía qué decir ni qué hacer pero ella buscaba un apoyo en él. Valeria suspiró.
  • -          Antonio es una maravillosa persona… cuando lo conozcas… sabrás por qué Esteban le tenía en alta estima a pesar de que yo me interponía entre ellos. Eran muy parecidos.  –Confesó con sinceridad. Antonio frunció el ceño. Si bien era cierto que hubiera podido ser su mejor amigo de no existir su relación con Valeria, Esteban y él eran muy diferentes. 
  • -           Lo sé Valeria… pero no debe ser cómodo para él tener en tu casa la visita de tus exsuegros… - LE dijo ella. Valeria volvió a mirar a Antonio.
  • -          Hola, Señora Marcela…- Saludó Antonio. – Estoy escuchando en el altavoz… la verdad es que ustedes son la familia de Magin… son los abuelos de mis hijos, independientemente de quien haya sido su hijo. – Agregó. – Yo no puedo ignorar que Megan y Magin son niños felices y maduros, esto es producto del amor que recibieron… que siguen recibiendo. Qué padre sería yo si no quisiera alrededor de mis hijos a las personas que más los aman?

Valeria cerró los ojos y se apoyó en el pecho de Antonio. El esperó a que ambas superaran el llanto para retomar la conversación. Era un terrible reto a su orgullo y a su buena educación hablar con la madre de Esteban, reconocer que eran la familia de Magin y de Megan, hablar de Esteban y no pensar que en algún momento besó a Valeria… la tuvo entre sus brazos… Antonio también cerró los ojos.
  • -          Marce… creo que debemos hablar otro dia. Estaré en Miami el lunes para ir a buscar a Magin. – Le dijo Valeria sobreponiéndose. Marcela corto la llamada

Antonio se llevó a Valeria hasta un sofá y la dejó acurrucarse entre sus brazos mientras volvía a llorar. Ella estaba tan sensible… Era una Valeria que Antonio desconocía. Una mujer que necesitaba que la consolaran, que la protegieran. Su debilidad lo hacia sentir más hombre. Acariciaba su brazo ofreciéndole consuelo y compañía aunque su cuerpo ya deseaba otra cosa.
  • -          ¿En realidad me parezco a Esteban? – Le preguntó. Valeria sonrió haciendo cosquillas con sus labios en la piel sensible de Antonio que quedaba al descubierto por los botones de su camisa desabrochados.
  • -          En la mania de creer que necesito un hombre que me organice la vida… - LE dijo Valeria Antonio sonrió.
  • -          Yo más bien quiero desorganizarte, mami… Desde que te vi por primera vez… tan seria, tan formal, tan bien peinada, bien vestida…    - Le dijo mientras acariciaba sus cabellos, su espalda, sus caderas subiéndole la falda del vestido de seda que llevaba y que lo estaba volviendo loco.
  • -          Te pareces en lo noble, en lo caballeroso, en lo inteligente…- Le dijo Valeria acomodándose  hasta quedar boca abajo sobre el cuerpo de Antonio. Levantó el rostro para besarlo en la boca. – Las diferencias… sin embargo…   Hacen que cada vez sea más difícil decirte que termines…
  • -          Valeria… - Le dijo al verla desabrochar la camisa. – Se supone que vamos a cenar…- Valeria suspiró y le besó en el pecho.
  • -          Me estoy arrepintiendo. – LE dijo mientras continuaba su camino besando el pecho desnudo. Megan tocó en la puerta.
  • -          No se queden dormidos… tengo hambre. – Gritó sin abrir la puerta. Valeria apoyó la frente sobre el pecho de Antonio. Él sonrió.
  • -          Esta chica si que va a ser nuestro dolor de cabeza. – Bromeó besándola apasionado. Valeria gimió.
  • -          Antonio… cómo vamos a concentrarnos en la oficina… en casa… Esto no es una buena idea.. Nunca hemos hecho juntos otra cosa más que… sexo.  – Le dijo Valeria. Antonio suspiró.
  • -          Bien… eso fue antes… De ahora en adelante vamos a criar a dos chicos, vamos a cuidar a nuestros padres y nos vamos a volver locos el uno al otro….- le dijo Antonio levantándose con ella entre brazos y la puso en el suelo de pie frente  a él – Valeria… no busques excusas para no aceptarme.

Valeria se separó de él y arregló su vestido. Ya no iba poder cambiarse. Antonio la observó peinarse, maquillarse y mirarlo desde la puerta de la habitación. Se fueron a cenar sin hablar de nuevo sobre su relación. Megan salvó la velada volviendo loco a Antonio con sus preguntas sobre la Universidad de Columbia.
Camille lo llamó cuando comían el postre. Antonio miró a Valeria y se preguntó qué pensaría Valeria del viaje a Paris. Suspiró escuchando  a su amiga burlarse de él.
  • -          Si logras salir de la cama, cariño, recuerda que tienes a tu nombre dos boletos a Paris para dentro de cuatro horas - Le dijo.
  • -          Hace escala en Miami? – Preguntó él sin ubicar donde estaba. Camille se rio.
  • -          Pero esta es la mujer que te trastorna de veras, no? Amor, no estás en Nueva York. Y definitivamente no vas para Colombia. En qué estas pensando? – Antonio recordó entonces que estaba en Chicago y que desde que llegó de Nueva York no había dormido más que un par de horas.             Giró la cabeza buscando deshacer los nudos en su nuca.
  • -          Ya sabes… Esto ha sido una maratón. – Dijo y se levantó de la mesa, pidiendo disculpas señalando el teléfono. Valeria no dejó de mirarlo mientras se alejaba hacia la barra del bar del restaurante.
  • -          Recuerda dormir… recuerda que esa será tu mujer para el resto de tu vida… Quién te la va a quitar? – Preguntó Camille. Antonio suspiró de nuevo.
  • -          Ella misma? – Camille dijo qué? – Ella puede cansarse de mi, Camille. Puede irse de mi casa… aburrida de que no puedo mirarla sin desear quitarle la ropa.
  • -          No puedo creerlo. – Le dijo la mujer al otro lado del teléfono. - Cariño ella está asustada. Se casó con un chico totalmente plano, tranquilo y ella sabe que vos sos un terremoto en la cama y un huracán inconstante que va de playa en playa.
  • -          Tú qué sabes…. No he tenido ni la mitad de las mujeres que me achacan . – Le dijo Antonio pasándose las manos por el cabello desordenándolo.  – Y no hemos estado juntos para que andes hablando de mi de esa manera pero… Camille, estoy en sus manos. Ella lo sabe, no?
  • -          Tal vez no cariño y es el tiempo el que va a hacer que la convenzas. Ahora vas a tener fuerzas para eso, amor? Tienes que ser el amante perfecto, el esposo fiel y el amigo constante de una mujer que te tiene en jaque. –Le resumió Camille. Antonio pidió un whiskey.
  • -          No me estás animando. – Reveló nervioso mientras miraba como las otras dos mujeres trataban de hacer una conversación con Valeria mientras ella no dejaba de observarlo. Le sonrió y le guiñó el ojo pero sabía que no iba a engañarla.
  • -          Lo siento cariño. Aunque te estoy plantando un reto. No eres tú el exitoso hombre de negocios que dirige Vitta Inc.? – Preguntó Camille. Antonio sonrió con tristeza
  • -          Delante de Valeria, soy un estúpido adolescente que no sabe cómo seducir a su maestra.- Le dijo revelando más de sus temores de lo que hubiese deseado. Esa era otra cosa que Valeria producía en él. Lo volvía un ser vulnerable, ansioso y hasta temeroso de que estaba haciendo lo correcto.
  • -          Piensa más bien que es una compañera de la oficina que te seduce y que tienes que mantenerla  interesada en tu negocio y en ti. – Antonio se tomó el whiskey de un solo trago y se alzó de hombros.
  • -          Ya me está mirando extraño. Valeria tiene un sexto sentido que le dice cuando estoy hablando con una hermosa mujer y cuando no.  – Camille se rió. Antonio no pudo evitar reírse.
  • -          Gózate Paris, Cariño. Pero sobretodo gózate a la chica… piensa solo en ella, en lo que le gusta, en lo que la apasiona y tienes un día en Paris para ello.

Camille tenía razón. De casarse no tendrían luna de miel. El estaba por fusionarse con una corporación japonesa y debían viajar a Japón en un par de semanas y… Cielos! Iban a tener que viajar durante todo un mes. Antonio regresó a la mesa. Los ojos de Valeria fijos en su expresión. El podía adivinar que ella se imaginaba que lo había llamado una de sus examantes.
  • -          ¿Cuáles son sus planes para mañana? – Les preguntó a las tres mientras le tomaba una mano a Valeria entre las suyas.
  • -          Había planeado visitar a mi amiga Luisa. – Respondió Carolina mirando con curiosidad a Valeria que no respondió. – Tiene una nueva casa a las afueras de Chicago y quiere que me pase el día con ella.
  • -          Puede Megan ir con usted. Yo planeé un pequeño paseo para Valeria y me acaban de confirmar el cupo. – Mintió. Megan puso los ojos en blanco pero no estaba enojada en realidad.
  • -          Si… claro… Engánchale la chica a la abuela, llévate a la mamá.- Se quejo Megan. Antonio no pudo evitar sonrojarse.
  • -          Nosotros tendremos nuestra semana a solas. –Se comprometió con ella. – Pero tu madre y yo no tendremos Luna de miel así que pensé en regalarle un día especial.
  • -          Antonio… no es necesario… - Comenzó a excusarse Valeria. – Tomemos las cosas con calma…
  • -          Nada de eso. Tú y yo vamos a disfrutar de este domingo a solas porque tal vez será el último en un par de meses… y algunos días en Japón.
  • -          Van a ir a Japón? Oh, papá, yo quiero ir a Japón. – Pidió Megan.
  • -          Ya veremos, Megan. Entonces…  mamá es mia por al menos 24 horas ? – Valeria contuvo el aliento. Antonio lo percibió.
  • -          Si van a salir de viaje, vamos a casa. Antonio apenas si ha dormido desde que llegó… el jet lag lo va a fundir en cualquier momento. – LE dijo Carolina.
  • -          Estoy de acuerdo. – Dijo Megan. Y se fue  acompañar a su abuela al baño mientras Antonio pagaba la factura de la cena.
  • -          Qué es lo que te disgusta? – Valeria lo miró enojada.
  • -          No tienes que hacer el viaje. No tenemos que hacer este viaje. Tu compañía es más que suficiente. –  Antonio la hizo levantarse y la abrazó.
  • -          Lo que te disgusta en realidad es que no controlas la situación. – Le dijo Antonio.
  • -          El lunes debo tomar un vuelo a Miami para ir a buscar a Magin, el jueves en la noche otro vuelo para irnos a Nueva York. – Empezó a enumerar ella. Antonio sabía que todas eran excusas para intentar demostrarle que ella tenía razón.
  • -          Cariño… De ahora en adelante tendremos muchos viajes en nuestra agenda. – Le dijo él con calma – Papá tiene mal acostumbrados a sus socios. Antes de imponerles un nuevo ritmo tendremos que visitarlos: Japón, Suecia, Australia, Arizona, Argentina. ..
  • -          Antonio… - Dijo Valeria pero él se apoderó de sus labios y la obligó a callar.
  • -          Antonio….nada. – Dijo ronco sin separarse de sus labios. - Los chicos deben asumirlo y tú debes manejarlo.

Carolina y Megan regresaron. Antonio la ayudó a levantarse y se fueron de regreso al apartamento. Al llegar Carolina invitó a  Antonio a que conversara con ella unos detalles, Valeria se fue a su habitación.
  • -          Hijo… Valeria está acostumbrada a su independencia. – Le dijo Carolina. – Si la presionas con obedecerte y seguirte, es posible que consigas exactamente lo contrario.
  • -          Lo he pensado. Pero también he pensado que con Esteban no funcionó que él simulara dejarle el control a ella. – Respondió con sinceridad. Carolina sonrió.
  • -          ¿Megan te informaba todo? – Preguntó Carolina al darse cuenta que Antonio conocía de la relación de Valeria con Esteban más de lo que debía.
  • -          No… Conozco a Valeria. Está en ese momento en el que quiere que alguien le diga que hacer y la abrace.- Le dijo Antonio. Carolina suspiró.
  • -          Si… pero le gusta mandar. – Le dijo Carolina. Antonio sonrió.
  • -          No te engañes. Ella ha trastocado toda mi existencia. No tengo tiempo para el romance en este momento.- LE confesó. – Sin embargo aquí estoy, intentando convencerla de que me tiene entre sus manos.
  • -          Ay hijo… - Le dijo Carolina y lo besó en la frente. – Debiste organizar ese viaje más adelante o por lo menos dormir en lugar de llevarnos a cenar. En cualquier momento vas a colapsar y… buena suerte.
  • -          No te preocupes. Son cuatro horas de vuelo. Dormiremos en el avión – Se despidió.

Antonio caminó hacia la habitación. Valeria estaba acostada en la cama con una pijama de infarto que a duras penas tapaba lo que debía tapar. Y que tenía la impronta de ser uno de los regalos de Camille.
  • -          Eres una torturadora. – Le dijo Antonio quitándose la ropa mientras la veía sonreir
  • -          Exactamente como tú. – LE respondió Valeria. Antonio frunció el ceño y dejó de quitarse la camisa
  • -          Pensé que estaba enamorándote…- LE dijo él Valeria sonrió.
  • -          Sabes de qué hablo… -Le dijo pero Antonio siguió mirándola sin decir lo que ella esperaba. – Quién te hablo por teléfono?

Antonio sonrió sin decir nada. Se quitó la camisa con lentitud sin dejar de mirarla a los ojos. Dejó caer sus pantalones y caminó hacia ella ya descalzo. Valeria se mordía el labio inferior de manera nerviosa.
  • -          Y si te digo que era una ex… que me estaba pidiendo que te abandonase. - Le dijo. – Ella estaba en mi cama de Nueva York… aparentemente desnuda…. Esperándome…
  • -          Dime quien es… - Preguntó Valeria con voz ronca. Antonio se subió a la cama arrodillado a su lado.
  • -          Yo le dije: tranquila. Espérame porque Valeria ya se acostó conmigo, lo más seguro es que esté embarazada de nuevo, esta vez sí se casará conmigo. –Le dijo Antonio para picarla. Valeria frunció el ceño.
  • -          Mierda!! Lo has hecho a  propósito…- Le empezó a decir. Antonio apoyó una mano a lado y lado de su hermoso rostro y se acercó a sus labios.
  • -          Hacerte el amor sin condón… Eso es lo que me haces hacer tú…  En nadie confío… y nadie me anula el pensamiento como tú.- Le dijo hablando sobre su boca sin besarla. – Necesito estar contigo, sentirme dentro de ti y las precauciones… están de más.
  • -          Tonio… - Gimió ella. Antonio no pudo evitar gemir y acostarse sobre ella.
  • -          Y cuando me llamas así… No sé qué botón oculto accionas y yo me vuelvo un idiota. – Le confesó.  – ¿Sabes lo que intenté odiarte? ¿Sabes lo que es para un chico de 20 años al que se le aparecían mujeres desnudas en su habitación, reconocer que la única mujer que deseaba se había acostado con otro y se casaba con él porque estaba esperando un hijo suyo?
  • -          Tonio yo quería que fueras feliz. – Le dijo ella dejando correr un par de lágrimas por las mejillas.
  • -          Pues lo soy ahora… Cuando estoy en tus brazos, cuando miro a tus ojos y veo que me deseas, cuando sé que puedo tocarte, que con solo decirte ven…. Te meterás en el armario de la ropa de cama y harás el amor conmigo como loca porque por fin… Eres mía. – Le dijo él y se deslizó sobre ella como una serpiente haciéndola gemir.
  • -          Tonio… yo…- Antonio la besó apasionado mientras con una mano empezó a levantar la pijama casi transparente de ella.
  • -          Estaba hablando con Camille. Me estaba dando los detalles de un viaje que haremos en tres horas… Si seguimos hablando no vamos a llegar a tiempo…- Le dijo Antonio continuando su tarea de desnudarla. – Un viaje que te hará saber que no he olvidado nada, ni tu cuerpo… - Y sonrió al verla gemir con solo sacar el pijama por encima de su cabeza. – Ni las conversaciones a solas en el jardín de tu casa…  Y ojalá te diga que recuerdo cada detalle tuyo porque sin importar si fueron dos o doscientas mujeres las que pasaron por mi cama… todas estaban allí porque me recordaban a ti.

Valeria lo miró horrorizada a los ojos. Antonio sonrió. La había sacado de quicio. Ella no sabía qué decir y el aprovechó para seducirla con manos y boca. Valeria gemía como loca cuando Antonio decidió quitarse su ropa interior. Aún así continuó recorriéndola, derritiéndola, haciendo que ella se sintiera tan al borde del abismo como él.
  • -          Créeme, Vale… que hoy no me convencerás como ayer de dejarte. Si hoy me dijeras como hace 18 años que te vas a casar con otro hombre porque esperas un hijo suyo…- Le dijo Antonio deslizando una mano entre las piernas femeninas. – Yo no te dejaría como entonces… no con lo que sé, no sabiendo que eres la única que me hace sentir así, que anula mi pensamiento… y mi consciencia….
  • -          Oh Dios… Tonio... ¿Me vas a perdonar? – Le dijo Valeria. Antonio sonrió con gesto seductor.
  • -          Me voy a condenar a hacerte el amor todos los días, cariño. Ese será nuestro  castigo. – LE dijo divertido. Y se acomodó entre sus piernas. – Dime… Me aceptas?
  • -          Tienes que preguntar? – Gimió Valeria. Antonio sonrió.
  • -          Quiero escucharte… - LE dijo. Valeria sonrió.
  • -          Tonio… siempre te he amado, siempre eres tú en mis sueños, en mis anhelos, en mi frustración. – Le dijo Valeria tratando de hacerlo entrar en ella. Antonio se contuvo.
  • -          Y… de ahora en adelante… - LE dijo Antonio. Valeria suspiró resignada.
  • -          Nadie más que tú… en mi vida… en mis sueños y en mi cama…. Tonio…te deseo. – Concluyó ella invitándolo a terminar la tortura. Antonio no la hizo esperar. Se unieron en una danza incontrolable de pasión, una y otra vez, hasta que Antonio pensó que iba a morir entre sus brazos.

Valeria se estiró desperezándose mientras Antonio se bajaba de su cuerpo. Lo que dijera en palabras siempre sonaría demasiado simple, demasiado cursi, demasiado corto comparado con la intensidad del deseo y el amor que ella le inspiraba. Sobretodo, esta sensación de abrir los ojos a la mañana y encontrarse con el tesoro de su vida entre sus brazos.
  • -          Ya es hora… - Le dijo. Valeria sonrió.
  • -          A dónde vamos? – Preguntó. Antonio la apretó contra su cuerpo.
  • -          Oh tal vez nos quedemos… - Le dijo. – Allá no vamos a poder hacer el amor y yo…
  • -          Tonio… a dónde vamos? – Insistió ella. Antonio suspiró.
  • -          ¿A la ducha a quitarme las ganas? – Preguntó divertido. Valeria llenó con su risa la habitación.
  • -          Y ¿después de la ducha? – Preguntó. Antonio no esperó más y la llevó cargada.

No hablaron en algún tiempo hasta que por fin estuvieron de nuevo vestidos. Por insistencia de Megan que ya revoloteaba en la puerta de la habitación.
  • -          ¿Esta niña no duerme? – Preguntó Antonio. Valeria lo miró preocupada por primera vez al notar las ojeras en el rostro de él.
  • -          Tú eres el que no ha dormido… - Le dijo. Antonio la tomó de la mano y la sacó de la habitación casi que sin dejarle tiempo de meter nada más en su bolso de viaje.
  • -          Voy a dormir mañana cuando este en casa pensando en ti…- LE dijo. – Por ahora, todo el tiempo a tu lado es más importante vivirlo despierto.

Antonio le había escogido la ropa para ponerse. La blusa era de seda verde lima y el pantalón de mezclilla, en el bolso llevaba ropa interior y maquillaje. El llevaba una camisa azul y un pantalón de mezclilla. Lllevaba su bolso de viaje porque al regresar tendría que tomar el vuelo a Nueva York y ella el de Chicago. Sería el final de aquel encuentro.
Antonio sintió en el estómago un enjambre de mariposas de angustia. ¿Y si Valeria se arrepentía de casarse? La miró tomarse el café que Megan había hecho y besarla en la frente. Había un taxi esperando afuera por ellos y Megan abrazó a Antonio como si se marchara para siempre.
  • -          Papá… soy muy feliz. – LE informó. Antonio sonrió.
  • -          Me alegra, hija. – LE dijo besándola en la frente, Sabía que la razón de su felicidad consistía en saber que sus padres estaban juntos.
  • -          Ya deben irse. Los quiero mucho. – Les dijo empujando a Antonio hacia la puerta.
  • -          Obedece a la abuela. - _Le recordó Valeria pues ya se lo había dicho mientras desayunaba. Megan sonrió.
  • -          La abuela es más loca que yo… estás segura que quieres que le obedezca? – Valeria sonrió.

Ambos se marcharon sin hacer caso a las tonterías de Megan. En el taxi, Antonio volvió a abrazar a Valeria y la acomodó para besarla en el trayecto. No le dijo a dónde iban hasta que llegaron a la puerta de embarque.
  • -          Paris… Es en serio? – Preguntó ella. Antonio sonrió.
  • -          Bien… Recuerdas el Jorobado de Notre Dame? – Preguntó él. Valeria sonrió.
  • -          Es por eso? Me llevarás a Paris porque me lo prometiste hace 19 años? – Antonio se sonrojó. Valeria lo miró con coquetería y se acercó a él. – Esa tarde concebí a Megan…
  • -          No… no sabia que habíamos concebido a Megan esa tarde…- Le dijo. Valeria se agarró de sus hombros y se alzó en la punta de los pies. Antonio sintió que aquel beso le doblaba las rodillas.
  • -          Querido… Eres un romántico Quién podía imaginarlo? – Antonio sonrió agarrándola por la cintura.
  • -          Tú… Nunca había hecho esto antes.. De hecho tuve que buscar a Camille para que me ayudara a darte las sorpresas porque me sentía como un tonto tratando de hacerte todo esto. – Valeria sonrió divertida.
  • -          Eres realmente hermoso, amor. – Le dijo Valeria volviéndolo a besar. – Nadie puede halagarme  con un regalo como el tuyo… Es… especial!
  • -          Camille me dijo que debía enamorarte con regalos y yo sabía cuales debían ser pero no cómo hacerlos llegar. Ella organizó las entregas y toda la parafernalia alrededor de cada uno. – Luego la acercó a sus caderas y sonrió sobre sus labios. – El que más me gustó fue la ropa de dormir sexy… y me gusta todavía más quitártela.

Les invitaron a embarcar y Valeria se separó con renuencia. Se acomodaron en sus asientos y abrocharon sus cinturones. Valeria se apoyó  en el pecho de Antonio y él le abrazó. Suspiró… cuando no estuviera con Valeria iba a hacerle falta, ella parecía llenar sus brazos más que un millón de cosas.
  • -          Espero que sea tu primera vez en Paris. – Le dijo sobre el oído. Valeria se estremeció.
  • -          Aunque viniera por décima vez, creo que contigo todo es nuevo. – Le dijo Valeria.- Esteban nunca se interesó por Europa.  - Agregó ella. – Le gustaban más los días de playa o en el campo. Viajamos mucho por Colombia pero fuera…
  • -          Esa es una de las quejas de Megan. – Confesó Antonio. – Esta super emocionada. Estudiar en Nueva York la ha entusiasmado más de lo que yo creí.
  • -          Megan es más de discotecas y rumba… Y por supuesto, los conciertos. – LE comentó Valeria
  • -          Y… Magin? – Preguntó Antonio.
  • -          Megan es una fuerte influencia para él. –Dijo – Sin embargo, a él le atraen los deportes. Y los juegos electrónicos… por eso quería matarte cuando le contabas de todos esos aparatos que nombraste.
  • -          Voy a organizarlos en un cuarto de juego. Porque están en la habitación y...- Valeria lo interrumpió mirándolo de reojo.
  • -          Sácalos de allí o no nos dejará dormir. – LE dijo ella. Antonio habló rozando los labios con la sensible piel de su oreja.
  • -          Tú no vas a dormir mucho de todos modos, cariño. – Bromeó él. – Esos juguetes son tus verdaderos rivales. Pasé más noches en solitario con ellos que con una mujer.
  • -          En Barranquilla, también? – Preguntó Valeria.
  • -          Sabes la fuerza de voluntad que se requiere para no tomar un avión y buscarte en Medellin… - Valeria suspiró.
  • -          Confías en que nuestros sentimientos sean suficientes para mantener nuestra relación unos … veinte años? – Preguntó ella. Antonio suspiró y la besó en la sien.
  • -          Nuestros sentimientos… - Y le besó el cuello. – Nuestro deseo... – Sonrió al escucharla gemir cuando le acarició los senos.  – Y nuestro interés por consolidar un futuro para nuestros hijos.
  • -          A veces te escucho y siento que confías demasiado en mi. – Reveló Valeria. Antonio sonrió con los labios pegados sobre la oreja de ella.
  • -          Hiciste que un matrimonio por compromiso funcionara… ¿Crees que no podrás con un matrimonio por amor?

Valeria permaneció en silencio. Antonio no estaba seguro de haberla convencido sin embargo, la dejó sumirse en sus pensamientos. Necesitaba ese tiempo a solas. La auxiliar de vuelo los invitó a acomodarse para dormir un poco. Los asientos se reclinaron hacia atrás y Valeria volvió a acomodarse entre sus brazos. Ah… pensó Antonio. Era tan fácil enamorarse de ella.
Llegaron a Paris un poco antes de la cena. Aunque allí ya era el día siguiente del que habían dejado en Chicago, Valeria sentía que tenía 24 horas sin comer. La primavera embellecía el paisaje que solía ser más gris y frío. Antonio había alquilado un auto con chofer. Este los llevó de paseo por la zona turística de la ciudad y por último les dejó en un restaurante cerca de Notre Dame. Valeria se negó a comer ancas de rana y Antonio se burló de ella. Aunque en realidad él tampoco había comido aquel plato. Pidieron mariscos y hablaron como cuando estaban en la escuela pasando de un tema a otro sin terminar ninguna idea.
Luego caminaron tomados de la mano hacia la Iglesia y la recorrieron en silencio. Tuvieron unos minutos de oración frente a la imagen de la virgen. A Antonio se le antojó que no había rezado con ninguna mujer en su vida. Y hacerlo con Valeria no había resultado tan incómodo como se hubiera imaginado en otras circunstancias.
Salieron de Notre Dame y se fueron a comer helado en Rôtisserie de Guy Savoy. Luego recorrieron las calles como si fueran dos enamorados. El chofer les esperaba en el café de Paris asi que Antonio le hizo dar vueltas alrededor de Notre Dame.
  • -          Valeria… ves las figurillas en la fachada? – Le preguntó haciéndola detenerse mirando de frente la iglesia. Valeria se alzó de hombros.
  • -          Si… tienes muchas imágenes… creo que son reyes… y otros adornos…-   le respondió ella.
  • -          Bien.. asi es nuestra relación… Cada rey , cada imagen es una escena de nuestra relación pero la hace maravillosa en medio de las complicaciones. – Le dijo él haciendo que le mirara – Vamos creciendo juntos… pero separados…. Yo ya no quiero estar solo, Valeria
  • -          Y si alguna vez sales con otra mujer… - Valeria expresó su mayor temor.
  • -          Tenerte en mis brazos es lo que quiero, con sólo tenerte a mi lado… Poder decirte lo que siento… Ya soy feliz. – LE dijo él y la besó. – Me gusta creer que por mi estás tan loca como yo por ti… Si esto no es asi… entonces no vengas a Nueva York.

Valeria se abrazó a su pecho en silencio. Antonio cerró los ojos y le besó en los cabellos. Ninguno de los dos miró al fotógrafo colombiano  que reconoció a Antonio Vitta y a la ejecutiva de inversiones de News Corp. ¿Una fusión muy interesante se estaba dando entre ambas firmas de inversionistas? Se preguntó y tomó la foto que envió de inmediato a su oficina en Bogotá.
Antonio la hizo dar vuelta y caminar hacia donde los esperaba el chofer con el auto. Queria que Valeria viera la torre Eiffel antes de irse. Asi caminaron en silencio hasta que un hombre que le pareció conocido se les acercó.
  • -          Doctor Vitta… - Saludó el hombre con un claro acento paisa pero con un buen inglés.
  • -          Buenas tardes… - Saludó Antonio. Valeria entró al auto.
  • -          Esta relación de ustedes dos implica una fusión entre corporaciones? – LE planteó de una vez el periodista. Antonio lo miró sonriente.
  • -          No… Sólo vamos a fusionarnos nosotros… - Respondió divertido ignorando a Valeria que lo miraba enojada desde el interior del auto. – La señora Valeria Andrade y yo… nos vamos a casar en las próximas semanas. Ella ya no trabaja para News corp.
  • -          Entonces ¿puedo publicar la foto que les tomé en Notre Dame? –Preguntó el periodista.
  • -          Y puedes citarme en tu artículo: Voy a casarme con la única mujer con la que podría y debería hacerlo. – Le dijo Antonio y se subió al auto. Valeria lo miró retándolo.
  • -          Antonio… no debiste hablar tan a la ligera… - LE dijo ella mientras el auto avanzaba por Paris. Antonio suspiró.
  • -          ¿Porque no te vas a casar conmigo? – Valeria le acarició el rostro con una mano.
  • -          Porque todavía estoy iendo a News Corp. – Le dijo. Antonio se acercó a ella y le besó.
  • -          Si te vas a casar conmigo, todo lo demás son tonterías. – LE respondió él.  Sabia que Valeria ya había sacado sus cosas de News corp y que ya había ubicado a su reemplazo. El empalme podía ser de manera virtual y lo podía terminar en casa.
  • -          Muy bien… Lo sabes todo…- Le dijo Ella sonriendo. – ¿Qué debo hacer entonces?
  • -          Casarte conmigo. – El auto se detuvo frente a un hotel. – El vuelo sale a  medianoche. ¿A qué hora debes estar aquí? – Preguntó él al chofer. El joven le dijo que a las 10.
  • -          Perfecto… Nos vemos a las 10.- Le dijo Antonio. La ayudó a bajar y Valeria se encontró en un par de  minutos en la recepción de un hotel que casi no pudo apreciar.

Antonio había reservado una habitación. Su vuelo de regreso saldría a medianoche. Valeria decidió seguirle la corriente y no discutió con él. Antonio no se confió y de todos modos la miró pidiendo su aprobación. Valeria se acercó a él y se abrazó a un costado.
  • -          Trata de sacarme de aquí . -  Le dijo al oído alzándose en la punta de los pies. A pesar de sus tacones de vértigo, quedaba una cuarta más baja que Antonio. La recepcionista entregó unos documentos a Antonio para firmar y le indicó a un botones para que les ayudara a encontrar su habitación.

A mitad de camino hacia el ascensor, una chica despampanante y sensual se acercó a ellos saludando a Antonio en inglés. Valeria la miró con curiosidad. Antonio sonrió. De seguro estaba ella calibrando a ver si era una de sus amantes.
  • -          Lilian… Esta es mi esposa, Valeria Andrade. – Le dijo Antonio presentando a Valeria. La chica alzó una ceja con curiosidad.
  • -           Bueno… qué sorpresa!! No he visto ni siquiera los rumores de tu boda. – LE dijo la joven. Valeria siguió mirándola concentrada en tratar de adivinar sus pensamientos. Antonio acarició con una mano el trasero de Valeria para obligarla a mirarlo.
  • -          Valeria y yo vivimos muchos años separados… Alguna vez te conté que tenía una hija. Recuerdas? – LE dijo Antonio. Lilian asintió.
  • -          Ah… la madre de tu hija… Qué bien!!! Recuerdo que en esa reunión comentaste que era tu único negocio frustrado.
  • -          Valeria es más que un negocio… Es mi opción de vida. – Aclaró Antonio ante que Valeria hiciera un comentario sobre lo burdo de la frase. Antonio la sujetó con firmeza contra su cuerpo. – Lo siento… debemos irnos. Nos vemos en la próxima asamblea de socios en Nueva York.
  • -          Mucho gusto conocerla Valeria… Espero que podamos compartir en Nueva York en otra oportunidad… - Dijo la chica aunque Valeria sabía que era un formulismo, sonrió y respondió con dulzura.
  • -          Será un placer volver a verte, Lilian. – Antonio la llevó al ascensor antes que Valeria le pintara las uñas en la cara.
  • -          Eres una tigresa…. Peligrosa …- Le dijo Antonio divertido. Valeria lo miró de reojo.
  • -          Estas loco. Solo saludé a la chica. – Respondió. Antonio dejó escuchar su risa divertida
  • -          Oh, vamos Valeria no me engañas. Esa chica es la heredera de uno de los socios de mi padre. Esta empezando a encargarse de los negocios de la familia debido a la muerte de su hermano mayor. Y no.. no me he acostado con ella. Se acuesta con mi asistente en Nueva York . – Valeria sonrió.
  • -          Siempre soy tan transparente? – Preguntó. Antonio la aprisionó contra la pared del ascensor sin importarle que el botones seguía en el ascensor con ellos.
  • -          Nada más en lo que se refiere a mi… - Le dijo hablando sobre sus labios.  – Si fueras asi de transparente en los negocios no te querría en mi línea de inversiones.
  • -          ¿Solo me quieres en tu línea de inversiones?- El ascensor se detuvo y Antonio la hizo salir de él.

La habitación que le habían dado era de ensueño. Era un hotel para altos ejecutivos y millonarios que estaba de tránsito en la ciudad. Antonio no había querido llevarla al apartamento de la empresa en Paris porque allí si había llevado a una de las mujeres en su pasado y cualquier cosa podría pasar. No quería que alguien cometiera una imprudencia delante de Valeria.
Ella se quitó la ropa y se metió en la ducha, mientras Antonio despedia al botones y cerraba la puerta. Antonio no resistió  la tentación y se quitó la ropa también para ingresar al cuarto de baño. Valeria estaba acostada en la tina, disfrutando de un baño de espumas.
  • -          ¿Me aceptas? – Preguntó Antonio dejando que ella recorriera con sus ojos su cuerpo desnudo.
  • -          De hecho… eres exactamente lo que hace falta a esta terapia. – LE respondió ella y él no se hizo esperar.

Iniciaron un sensual juego de seducción en el que se masajearon con esponjas, jabón y besos hasta que Antonio desistió de continuar jugando y la sacó de la tina para amarse con la comodidad de la enorme cama doble de la habitación. El jet lag, las horas de sexo y el disfrute de estar juntos hizo que durmieran abrazados y desnudos.
Antonio recorría con su dedo las curvas de Valeria cuando sonó su celular. Eran las nueve de la noche en Paris, las tres de la tarde en Chicago.  Lo tomó antes que la despertara. Era Megan.
  • -          Jovencito… usted no llama ni para avisar que llegaron bien. –LE reclamó tan pronto identificó su voz. 
  • -           Desde que nos bajamos del avión hemos estado aquí y allá. – Le dijo Antonio.
  • -          Papá… Magin le ha armado tremendo alboroto a los abuelos pues… tarda un poco en reaccionar. – LE dijo Megan. – Por qué no lo llamas y concilias con él. Pretende que el abuelo lo mande a Chicago sin compañía.
  • -          Tiene tu madre su teléfono grabado en la memoria del celu? – Preguntó Antonio. Megan le dijo que lo buscara por el nombre de la abuela. Ella estaba allí por su culpa.

Antonio marcó y le contestó el padre de Esteban. Antonio no recordaba un momento más incómodo en su vida. Alli estaba él hablando por celular con el padre del hombre que dos años antes fuera el esposo de la mujer en sus brazos
  • -          Magin…- LE dijo Antonio saliendo de la cama con mucho cuidado para evitar que Valeria despertara.
  • -          Hola, Antonio. ¿Mi mamá está contigo? – Le dijo Magin. Antonio sonrió.
  • -          Si… aquí está dormida. ¿Quieres que la despierte? – Preguntó Antonio. Magin suspiró al otro lado de la línea
  • -          No… A ella no le gusta que le levanten de su siesta. – Le dijo Magin. – Ya me quiero ir para mi casa.
  • -          ¿En Medellín? Recuerda que ya no vas a vivir más allá… Le dijo Antonio pensando que el chico recordaba a su padre.
  • -          No… quiero irme con mi mamá…- Le dijo el niño. Antonio sintió el corazón como un granito de arena.
  • -          Muy bien… Te prometo que tan pronto despierte… y encontremos un vuelo de avión iremos por ti…- LE prometió. – Esto puede tardar horas… porque estamos muy lejos.
  • -          Ya sé…. La abuela me lo mostró en un mapa del Mundo… - Le dijo Magin. – Y  ¿cuando venga mamá vendrás con ella?
  • -          ¿Quieres que vaya? – Le dijo Antonio sopesando su respuesta. Hablar en forma negativa sugiere una respuesta negativa por lo menos en los negocios.
  • -          Quiero conocer tu Wii. -  Le dijo el niño. Antonio suspiró
  • -          Es igual al tuyo… Tu mamá me lo dijo. – Le dijo Antonio aunque no tenía ni idea de cual serie tenía el niño. Quería de algún modo bajar la ansiedad de conocerlo.
  • -          Y a mi… Magin… ¿Quieres conocerme? – Le preguntó Antonio después de unos segundos en silencio
  • -          Yo te conozco. Megan tiene una foto tuya en su habitación. – Antonio frunció el ceño. No sabía que Megan tuviera algo asi. No había visto una foto suya en la habitación de Megan en Chicago… Bueno en realidad no había visto mucho del apartamento en Chicago.
  • -          Muy bien… pero ahora vas a vivir conmigo… ¿quieres que vaya con tu mamá a buscarte? – Le preguntó aunque no estaba seguro de que a Valeria le agradara mucho la idea. Magin mostró más entusiasmo en su voz al responder:
  • -          ¿Lo harias? ¿Vendrías con mamá a buscarme? – Antonio sintió que le gustaba el chico Tenia un raro estilo de negociar pero estaba seguro de que aquel había sido el objetivo de Magin desde el principio.
  • -          Si tú me lo pides, yo lo haré. –LE dijo Antonio.
  • -          Quiero que vengas a buscarme. – Antonio sintió que un par de lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. Cielos!! Era el hijo de Esteban pero… nada lo hacia recordar eso… solo escuchaba su voz implorando por su presencia y Antonio volvía a sentirse como un idiota.
  • -          Muy bien pero debes ir a la playa con los abuelos… cuando regreses… ya faltará poco para que mamá y yo lleguemos. ¿Está bien?
  • -          Si…  Pero vamos a ir a la playa mañana… – Se quejó Magin.
  • -           Lo siento es que no podemos conseguir un avión más rápido. Nos vemos mañana?
  • -          Está bien. Nos vemos mañana. – Le dijo y conseguido su objetivo le paso el teléfono a su abuela.
  • -           Estaremos allí pero no antes del mediodía… Cree que pueda distraerlo el resto de la tarde y acostarlo temprano? – Preguntó Antonio. Marcela suspiró.
  • -            Aquí ya está hablando con el abuelo para que le lleve a comer a la playa eso nos tomará varias horas y luego… si… ¿Qué le prometiste? – Preguntó Marcela tuteándolo. Antonio sonrió.
  • -          Ir a buscarlo. A mi padre le dará un infarto porque tenía una reunión con él para leer unos convenios pero… no creo que le disguste lo que voy a hacer. –Le confesó Antonio sin saber por qué.
  • -          Es italiano… me imagino que ante todo está la familia. Eh? – Antonio suspiró. Valeria y Magin le estaban convenciendo más rápidamente de eso que Francesco con toda una vida de cantaletas. Concluyó Antonio aunque no lo repitió en voz alta.
  • -          Nos vemos en Miami. – Le dijo Antonio y cerró la comunicación. Tomó su celular sonriendo al ver que Valeria se daba vuelta en la cama y buscaba su cuerpo. Antonio que estaba medio sentado a su lado sintió su brazo rodear su cadera y su cabeza acomodarse sobre su vientre.
  • -          ¿Con quién hablas? – Preguntó Valeria semidormida. Antonio se preguntó con quién creía ella que estaba. ¿Pensaría en Esteban? Una punzada de celos le recorrió el vientre como una daga.
  • -          Con la oficina… sigue durmiendo. – Le dijo. Valeria sonrió.
  • -          Ya no quiero dormir más, Tonio… quiero que me recuerdes por qué estoy aquí…- Le dijo ella. Antonio sintió como el corazón le daba un salto de sólo escucharla decirle Tonio. Cerró el teléfono y se deslizó entre los brazos de Valeria para acostarse a su lado.
  • -          Oh, Vale!!! – Gimió él.  – Siempre que estés conmigo en la cama… Sólo hay una tarea para ti. – Le dijo él besándola apasionadamente, disfrutando de la risa que brotaba de sus labios y de los gemidos de placer que provocaba su mano entre sus piernas.
  • -          Entonces… Venga para cumplirla. – Se burló ella mientras el recorria con sus labios del cuello hasta  sus pechos.

Antonio decidió dejar para después la conversación de Magin y su viaje a Miami. Era tan maravilloso estar dentro de Valeria, sentir que comenzaba a recordar a la chica de su adolescencia. Antonio la vio dominar ese encuentro, mirarlo con pasión. Vio como perdía las inhibiciones que ella misma se había autoimpuesto y disfrutaba de enloquecerlo.
Mucho rato después, con una ducha juntos, Antonio le contó su conversación con Magin. Valeria suspiró un par de veces antes de estar de acuerdo en que debían ir los dos a buscarlo.
  • -          Despertamos su curiosidad. Quiere conocerte y no cejará en su empeño por ello. – Le dijo Valeria. Se mordió el labio y Antonio la subió en el mesón del lavamanos.
  • -          Qué sucede? – Preguntó. Valeria se mordía el labio cuando estaba estresada.
  • -          Antes de morir… Unas semanas antes… Esteban y yo discutíamos… Ninguno de los dos vio al niño pero a él le quedó en la memoria que… Esteban me preguntó si Magin era hijo suyo. –Le dijo después de muchos tartamudeos y detenciones. Antonio frunció el ceño.
  • -          No nos vimos sino hasta después del año de Magin… - Le dijo él. Valeria suspiró.
  • -          Para Esteban… cada vez que yo iba a Barranquilla era una oportunidad para verte. – Le dijo ella cerrando los ojos. Antonio recordó que ese gesto significaba que le costaba decir lo que sentía.
  • -          Pero si te casaste con él, dejaste que le diera su nombre a Megan, te acostaste con él … - Dijo al final aunque le hubiera gustado más morirse que tener que reconocerlo en voz alta. Valeria lo miró a los ojos.
  • -          Me acosté con él… después de doce años de convivencia convencida de que ya no volveria a estar contigo… - Confesó. Antonio le abrazó con fuerza hundiendo su rostro en el cuello de ella.
  • -          Cielos… Valeria esto es más duro… - Le dijo con sinceridad. Valeria suspiró.
  • -          Lo sé… crees que quiero decirte esto? Crees que es fácil admitir que… me aferré a Esteban porque pensé que ningún otro hombre en el mundo volveria a mirarme como tú y… bueno quedé embarazada de Magin… pero luego de recuperarme del parto, algo dentro de mi volvió a cambiar… y no pude volver a estar con él.

Antonio sentía que hablar era lo más difícil de hacer en ese momento. Asi que tomó una toalla y empezó a secarle el cabello. Valeria lo miraba con los ojos entrecerrados. Ella estaba intentando adivinar sus pensamientos, sospechó Antonio. Pero en su cabeza todo era un caos. No quería tener esa conversación con ella y sin embargo, sospechaba que era necesaria para continuar sus vidas.
  • -          Qué pasó con Magin? – Preguntó después de imaginar diez preguntas más que podría hacer.  Valeria suspiró.
  • -          Ha quedado marcado. Cree que es hijo tuyo  y Esteban jamás pudo aclararle las razones de lo que dijo… - Le dijo Valeria en un hilo de voz. – El cree que yo miento para que no se sienta mal.
  • -          Pobre chico… Cómo supiste tú lo que el niño piensa…-
  • -          La pregunta es cuándo lo supe. Unos días después del entierro Magin convirtió su dolor en desesperación y empezó a gritarme que él no era hijo de Esteban y que había sido mi culpa que a él le diera el infarto porque habíamos estado discutiendo por ti. – Antonio alzó una ceja.
  • -          Cielos cariño y eso es verdad? – Preguntó. Valeria suspiró de nuevo.
  • -          En realidad le dio un infarto fulminante unas horas después de que discutiéramos ante la decisión de enviar a Megan a vivir contigo. – LE confesó Valeria. –En ese momento, Megan estaba tan insoportable, rebelde y grosera… yo pensé que la solución sería que estudiara contigo ese verano y luego miráramos a ver con quien se portaba mejor.
  • -          Eso no le gustó a Esteban. -  Valeria movió la cabeza de lado a lado.
  • -          Ni a Esteban ni a sus padres.. tuvimos muchas discusiones en esos días hasta que.. bien…- Antonio dejó de secarle el cabello y empezó a pasarle el cepillo. - Alguien en el funeral comentó sobre las discusiones y Magin estalló.
  • -          Odio a los imprudentes. – Comentó Antonio tratando de aligerar el ambiente. Valeria suspiró.
  • -          Y yo detesto los enredos de mi vida. –Se quejó ella
  • -          Qué es lo que quieres que haga con Magin… No puedo evitar que se identifique conmigo... Sobretodo, si tenemos los mismos vicios cibernéticos…- Bromeó. Valeria lo miró con expresión de angustia.
  • -          La verdad… creo que debemos ir a un psicólogo… porque me estoy sintiendo cada vez más confundida con todo. – Reconoció Valeria. – Cielos!!! Odio sentirme torpe… y esta situación me hace sentir ignorante.
  • -          Muy bien, cariño. Buscaremos una terapeuta y haremos todo lo que tengamos que hacer. – Le dijo Antonio rodeándole el rostro con sus manos para obligarla a mirarlo. – Y lo haremos juntos… para variar.
  • -          Me estas odiando por todos estos años separados…- Antonio la besó para callarla.
  • -          Estoy odiando el tiempo que estuvimos separados pero a ti… cielos!!! Valeria ni aunque lo intentes con todas tus fuerzas, podrás convencerme de odiarte. – Le dijo él . Antonio la besó y la acomodó en la orilla del mesón. Necesitaba estar dentro de ella una vez más antes de irse al aeropuerto.
  • -          Una vez más… - murmuró una y otra vez mientras la penetraba sin preámbulos y lo obligaba a mirarlo a los ojos. Antonio sintió que tocaba el cielo del placer viendo como sus ojos cambiaban de color como efecto del climax y como su rostro se derretía de amor por él.

Se ducharon con rapidez y estuvieron justo a tiempo en la recepción para recibir al chofer del auto alquilado que los llevaría al aeropuerto. Antonio le sostenía una mano fuertemente asida a la suya, quería que ella sintiera que él la estaba apoyando con algo más que estar a su lado. Valeria se acurrucó entre sus brazos en el auto y una vez más se durmió entre sus brazos durante el vuelo. Antonio decidió dormir también. Empezaba a sentir el agotamiento de la tensión a la que se había sometido desde el viernes.
Cuando despertaron estaban a punto de aterrizar en Miami. Desde su celular llamó a Marcela comunicándole que habían llegado y que un auto de alquiler les llevaría al resort donde estaban alojados. Era un tiempo compartido que pertenecía a Esteban y que Valeria había puesto a nombre de los padres de él al repartir la herencia. Antonio lo sabía porque Valeria le había contado muchas cosas en esos pequeños momentos en los que agotados de hacer el amor, se habían quedado abrazados, desnudos, conversando de todo un poco.
Esos momentos que se veían solo en la relación con Valeria. Antonio  solía tener por norma con sus relaciones a que jamás dormían en su cama o en su apartamento, después del sexo se marchaba y jamás… jamás compartía un fin de semana completo con ellas. Desde que su padre le pidió formalizar una relación y asumir la dirección de la corporación, Antonio no pudo pensar en otra mujer diferente a Valeria, pasar un fin de semana con ella era un sueño y vivir con ella será la gloria.
En poco tiempo estuvieron en la entrada del resort, en un carrito de golf les llevaron hasta el apartamento de Marcela y  Daniel. Valeria aspiró el aire profundamente, eran las siete de la mañana y retrocederse en el sistema horario nunca era agradable, menos si la esperaba presentarle a su hijo, a su nueva pareja.
Marcela abrió la puerta y los hizo entrar. Daniel tenía a  Magin entretenido con un juego de mesa, pero la concentración del niño acabó cuando descubrió la llegada de su madre. Entonces Valeria abrió los brazos y recibió a su hijo que corrió hacia ellos. Antonio los miró con ternura. El chico era muy guapo y tenía unos ojos chispeantes que le miraron aunque estaba besando y abrazando a su madre.
  • -          Vienes a llevarme? – Preguntó el niño. Antonio no tuvo claro si la pregunta era para él o para Valeria. 
  • -          Si, venimos a buscarte… pero no nos iremos enseguida. Antonio y yo venimos de muy lejos y necesitamos descansar antes de tomar otro avión. – Explicó Valeria. Antonio supo que ella le decía aquello a sus  ex suegros más que al niño.
  • -          Buenos días. – Saludó Antonio extendiendo una mano hacia Marcela. Ella se acercó a él y lo obligó a abrazarla.
  • -          Créeme Antonio que haciendo a un lado todo… No creo que Esteban hubiese querido otra persona al lado de Valeria. – Le dijo acariciándole la mejilla. Antonio se sintió tremendamente comprometido con aquella mujer. Sabia por Valeria que no la había aceptado    con facilidad y que menos le había gustado saber que Mega no era hija de Esteban. Sin embargo, la convivencia y la manera en la que las inversiones de Valeria convirtieron a Esteban de rico a millonario, hicieron que Valeria adquiriera una nueva posición entre la familia.
  • -          Valeria… - Le llamó Daniel.  Valeria se acercó con Magin  agarrado de la mano.
  • -          Hola, Daniel. -  Le dijo Valeria. – Te presento a Antonio Vitta. – Agregó Valeria con sencillez.
  • -          Me alegra que hayan podido venir… - Les dijo Daniel indicándoles que se sentaran con él en la terraza. – Si bien es cierto que no vamos a sentirnos totalmente cómodos juntos… queremos Marcela y yo que Megan y Magin sigan teniendo una relación cercana a nosotros, y que se nos permita esa relación.
  • -          De hecho es muy lindo que Magin y tú se conozcan estando aquí con nosotros. – Comentó Marcela. Antonio asintió.
  • -          Si… Quiero que estén seguros de que la familia seguirá siendo la familia… Ya le dije que estoy sumamente agradecido por el amor y los cuidados que siempre le han dado a Megan… y no soy yo quien les diga hasta dónde va a llegar esa relación. – Expresó  Antonio.

Magin se sentó en las piernas de su madre. Miraba a Antonio con atención. Valeria los vio enfrentarse en silencio.  Luego Antonio sacó del bolsillo de su chaqueta un CD que Valeria no había visto.
  • -          ¿Has jugado a esto? – Preguntó Antonio entregándole el CD al niño. Magin lo tomó más que entusiasmado.
  • -          Me gusta mucho. Tienes un Wii… me dijo Megan. – Le respondió el niño sin mirarlo a la cara. Valeria se mordió el labio.
  • -          Así es… Tengo un cuarto para jugar en mi casa de Nueva York. – Le dijo Antonio. El niño miró a su madre.
  • -          Allá vamos a mudarnos? – Valeria asintió.
  • -          Me voy a casar con Antonio… ¿Qué opinas? – Le dijo Valeria como si le diera una recomendación para la escuela.
  • -           ¿Megan y yo viviremos con ustedes? – Preguntó indeciso. Valeria le acarició una mejilla.
  • -          ¿Y quién dijo que no? Todos vamos a ser la familia de Antonio y viviremos en su casa. – Le explicó Valeria. Antonio le tomó la otra mano, intervino diciendo:
  • -          Nuestra casa… Esa será nuestra casa, y todos seremos una nueva familia. – Magin miró a su abuelo Daniel.
  • -          ¿Los abuelos también vivirán allá? – Daniel contestó antes que Antonio o Valeria pudieran hacerlo.
  • -          Sabes que ya no quiero vivir en clima frío y… en Nueva York en Noviembre… Caerá nieve… - Le dijo Daniel al chico. – Pero estará la abuela Carolina y otros abuelos que vas a conocer…


El celular de Antonio interrumpió la conversación y lo obligó a levantarse de su asiento. No quería que Valeria supiera lo atrasado que estaba en su agenda y los problemas que tendría para ponerse al día. En verdad que en medio del empalme con la Junta Directiva de su padre y todos los informes que aún no había leído, no era el momento para andar detrás de una mujer y enamorarla… Suspiró escuchando a su asistente enumerar las cosas que faltaban por hacer.
  • -          Contrata a Smith & Watson… Sé que suena a compañía de revólveres pero son los mejores consultores de inversiones que conozco. Habla en persona con Mary Smith… Dale los informes de las compañías y pídele una valoración de rendimiento. -  Le dijo Antonio a su asistente
  • -           Eso significa que sigo toreando a tu padre con lo de la cita para conversar? – Le preguntó. Antonio sonrió.
  • -          Vamos hombre!! Qué tú eres español y sabes mucho de toreo. – Le dijo Antonio con acento español. Jaime sonrió al otro lado del teléfono.
  • -          Vaya toro de lidia que me has echao!! – LE dijo Jaime.  – Cambiemos de papel y yo voy y convenzo a ese bombón de que se case contigo… Cielos! Esta sí que te ha costao.
  • -          Ni que lo digas… Te prometo que mañana salgo de viaje para Nueva York y que el miércoles a primera hora estoy en la oficina. – Se comprometió Antonio y regresó al balcón con Valeria.

Los suegros de Valeria se habían llevado al niño a un paseo por la playa. Valeria estaba pensativa mirando sin ver un vaso con jugo de naranja. Antonio se sentó y acercó su rostro al de ella.
  • -          Qué sucede? – Preguntó interpretando los gestos de Valeria como enojo.
  • -          Te vas a reir de mi. – LE dijo Valeria. Antonio la miró como diciendo: En serio? – Bien… es que todos reciben la noticia de nuestro matrimonio como algo largamente esperado y… yo sigo dudando…
  • -          Bueno pues toma una decisión cariño. – LE dijo Antonio haciéndola poner de pie. – Decídete pronto… porque yo me estoy muriendo por vivir contigo pero si no me amas lo suficiente…
  • -          Te amo… Claro que te amo… -Le dijo -  Pero pensé que para Magín sería más difícil aceptar que me casara contigo y prácticamente está muriéndose porque me lo lleve a tu casa… - Antonio la rodeó con sus manos haciéndole estremecer. Con su boca la obligó a levantar el rostro y mordisqueó sus labios.
  • -          Yo te amo… ya te lo dije… E incluso decir te amo me suena simple… insulso… -Valeria le miró a los ojos. – Y si tienes muchas dudas sobre vivir conmigo… tal vez no me amas lo suficiente… Asi que me voy a Nueva York… piénsalo… y búscame si estas dispuesta a darnos una oportunidad.
  • -          Te vas… ya? – Preguntó Valeria. Antonio sonrió. La alzó en brazos y le dijo:
  • -          Dime pronto cuál es la habitación que usaremos antes de que los Castellanos se encuentren con un espectáculo triple XXX al regresar.- Valeria le indicó la segunda puerta a la derecha antes de abrazarlo con sus brazos al cuello.


Cuando entró en su apartamento, la tarde del martes, Antonio sintió que era más grande de lo que lo recordaba. Empezó a levantar un inventario imaginario de sus cuadros y esculturas y concluyó que debía deshacerse de casi todas. Cielos!! Todos eran regalos de esas que Valeria llamaba “sus mujeres”. Antonio sonrió. Ninguna de ellas podía estar soñando con él, no había una mujer en la Tierra que no supiera que Valeria era la más que la madre de su hija.
Tomó el teléfono y llamó al apartamento de sus padres. Julia Sebastian, el ama de llaves de sus padres era la persona perfecta para reemplazar todo aquello por algo sofisticado pero sencillo al mismo tiempo. Valeria odiaba las cosas que a la vista se veían demasiado caras. Empezó a quitar cuadros y esculturas y a recogerlas en un rincón.
De modo que cuando Julia llegó a su apartamento había cambiado de lugar algunos cuadros y había recogido casi todos los regalos de mujer. Julia miró la pila de cosas y luego lo miró a él.
  • -          Ve a dormir. -  Le dijo con la confianza de 10 años de trabajo. – A leguas se ve que estás cansado… Qué debo hacer con eso? Lo guardo en la bodega de la familia o…
  • -          Nada de guardar… Véndelo y el dinero se lo das a ese sobrino que siempre estas ayudando. – Le dijo Antonio quitándose los zapatos. Julia tenía razón debía dormir.
  • -          De hecho vendrá en dos horas a recoger todo esto. – LE dijo Julia. – Estás seguro que quieres que venda todo? Es una pequeña fortuna…
  • -          Y para su universidad el chico necesita una verdadera fortuna. – LE dijo Antonio caminando hacia su habitación. – No le digas nada sólo guarda ese dinero en tu cuenta para que el chico lo utilice cuando vaya a pagar la Universidad.
  • -          ¿Y vas a dejar todas esas mesas y paredes vacias? – Preguntó Julia. Antonio le gritó desde su habitación.
  • -          En la bodega de Papá seguro que hay cuadros y esculturas suficientes para cubrirlas o ve a Harvey´s… tienes acceso a la cuenta familiar allí. ¿No? Compra lo que consideres le gustaría ver a una mujer como Valeria.

Julia conocía muy bien a Valeria. Megan se la pasaba hablando de su mamá. Si había una fanática de Valeria en la familia, esa era Julia. Cada vez que Antonio presentó a una mujer a sus padres, que en los últimos diez años sólo fue una, o cada vez que apareció en la prensa una foto de Antonio con una modelo famosa buscando un impulso para su carrera, allí estuvo Julia para decirle que era un tonto, que dejara de hacer perder su tiempo a todas esas mujeres y que buscara la manera de reconciliarse con Valeria.
Antonio se  durmió escuchando los ruidos de Julia mientras lo reorganizaba todo. De seguro también revisaría sus cajones y armarios para ver si alguna de “sus mujeres” había dejado algo olvidado. No tenía ni idea de que Antonio tenía por premisa no llevar a nadie a su casa. La única había sido Bella…. Isabella Mastroniani le había convencido de ser una mujer liberal y poco interesada en el matrimonio, hasta que la llevó a cenar a su apartamento en un estúpido arranque de locura, decidido a arrancar a Valeria de su cabeza pues sabía que estaba esperando un hijo.
Entonces Isabella se convirtió en una posesiva y maniaca mujer que se convenció de ser la candidata ideal para ser su primera esposa. A Antonio le costó mucho dinero y tiempo convencerla de que no tenía ni el cuerpo, ni el espíritu, ni era Valeria. Isabella se había casado entonces con un conde holandés y se había ido a vivir en Suecia. Había sido la única y descabellada ocasión en la que se le ocurrió llevar a una mujer a su casa. El resto de las ocasiones siempre había sido por motivos sociales.
Valeria llegó en el vuelo del viernes, Megan corrió a sus brazos y le besó. Luego pasó a abrazar a su abuelo. Antonio saludó a Magin con un choque de puños y desordenando su cabello. Valeria llegó hasta él con pasos lentos y mirada insegura. Antonio le rodeó la cintura con las manos y la acercó a él para besarla en la boca. Al diablo la prudencia y el tema de Magin… Esa boca era su obsesión de los últimos tres días… con sus noches.
Habían estado hablando por celular unas cinco veces al día. Coordinando actividades, intercambiando información, insistiendo Valeria en que debían ir despacio para que Magin se adaptara a la nueva relación. Antonio mandó todo eso al carrizo y decoró su habitación para recibir a Valeria y la del lado contrario del corredor para Magin. Megan ya tenía su habitación… decorada a su gusto.
Valeria correspondió a su beso con la misma intensidad. Antonio sintió que el estómago se le paralizaba. Ella estaba extrañándolo tanto como él. Tuvo que hacer un esfuerzo por recordar a los niños y a sus padres y se separó de ella.
  • -          Magin… te presento a Francesco y a Delia… tus abuelos. – LE dijo Antonio al niño. Delia le tomó el rostro entre sus manos y lo besó en la frente
  • -          No ha hecho otra cosa más que hablar del famoso cuarto de juegos. – Le susurró Valeria al oído. Antonio sonrió.
  • -          Si vuelves a hablarme al oído, voy a meterte en el baño del aeropuerto para hacerte el amor. – LE dijo Antonio en susurros casi gimiendo. – Muy bien. Vamos a casa.


Una semana después, el auto que les había recogido en el aeropuerto de Tokyo, los llevaba al hotel. Valeria observaba todo con atención. Antonio adoraba eso de ella, para Valeria el mundo seguía siendo un lugar inexplorado, sin importar que tuviera 36 años y una larga vida en los negocios. Con la esposa de Ling Saigo había cuadrado para que los atendieran en el Spa del hotel en una sesión de relajación.

La llevó a la suite y contuvo el deseo de llevarla a la cama. Tomó las maletas y las ubicó en unas mesas en el cuarto de baño. Empezó a buscar un vestido de baño que le había comprado y una bata  de seda que le había comprado para esa ocasión. Valeria frunció el ceño.

  • -          Cuáles son tus planes? – Preguntó viéndolo meter en una bolsa de paseo todas esas cosas.
  • -          Tenemos tres horas de spa en una sesión de relajación para parejas… - Le anunció. Valeria sonrió.
  • -          No se supone que vamos a leer el proyecto juntos antes de la cena? – Le dijo Valeria. Antonio sonrió y metió en la bolsa una carpeta después de enseñársela.
  • -          Nadie dijo que no podemos leer mientras nos hacen un masaje relajante… Vamos… Deja que te consienta. – Le dijo y la tomó de la mano antes que siguiera protestando.

Dos horas después, Valeria picaba de una tabla de quesos mientras hacia anotaciones en un cuaderno del hotel. Estaban en un jacuzzi, con las máquinas de hidromasaje a toda velocidad y mientras Antonio le hacia un resumen de lo que iba leyendo, su mente de inversionista iba transcribiendo en el papel todas sus sugerencias y proyecciones al respecto. Antonio sonrió al descubrir que verla analizar un proyecto de inversión, topless y en medio de una tina con olor a esencias era casi tan sensual como hacerle el amor.
  • -          De qué te burlas? – Preguntó Valeria al mirarlo sonreir sin continuar su relato.
  • -          No me burlo… disfruto el paisaje. – Valeria se sonrojó y le lanzó un poco de agua con una mano.
  • -          Muy bien… Debo reconocer que un masaje de yogurt es más delicioso que comerlo, y que hacer el amor en el sauna… fue una experiencia inadecuada pero… deliciosamente placentera. – Le dijo. Antonio miró alrededor.
  • -          Cállate!! Los administradores del hotel te escucharán y nos impondrán una multa por tener sexo en el sauna. – Le dijo Antonio. Valeria sonrió.
  • -          Ah… pero no estaba permitido? – Preguntó fingiendo asombro.  Antonio sonrió.
  • -          Sabes bien que no. Sabes bien que eso hizo que el sexo fuera más emocionante. Sabes bien que me estas volviendo loco de nuevo hablando asi. – Le dijo él Valeria suspiró.
  • -          El jacuzzi está a la vista de todos… Creo que no es un buen lugar para tener… un encuentro de ese tipo. – Le dijo bromeando. Antonio lanzó el informe sobre una silla y nadó hacia ella. Valeria alejó el cuaderno donde escribía para que él no lo mojara con sus chapuceos.
  • -           Muy bien… No me tientes… Sabes lo que es mirarte comer helado, mientras te sumerges topless en un jacuzzi? – Valeria sonrió dejando que Antonio la subiera en sus piernas.
  • -          Ah… ya entiendo que es lo que sucede…- Bromeó Valeria acomodando sus caderas sobre la masculinidad de Antonio haciéndolo gemir.
  • -          Esto es tortura. – Le dijo Antonio sonriendo.
  • -          Tú comenzaste. -  Susurró Valeria Antonio le mordisqueó los labios.
  • -          Vamos a la habitación… No creo que te vuelvas a concentrar en el informe y ya tenemos que vestirnos para la cena. – Le dijo Antonio. Valeria asintió. Antonio no necesitó más invitación que eso. Se levantó con ella en brazos y la colocó fuera del jacuzzi. Antonio rescató la carpeta con el informe, se colocó una bata de las del hotel y ayudó a Valeria a recoger las cosas en las bolsas del Spa.

Por supuesto, llegaron a la hora justa  la cena. Valeria no podía ocultar la sonrisa de satisfacción en su rostro producto de dos horas de relajación en el SPA y dos horas de sexo en la habitación. Lui Tse Saigo la esposa de Ling los recibió en la entrada del restaurante y los condujo hasta la mesa reservada para el grupo. Valeria llevaba vestido de coctel de corte clásico, color marfil y Antonio estaba guapísimo con su vestido de tres piezas color azul marino.
Por debajo de la mesa, Antonio colocó su mano sobre la rodilla de Valeria, subiéndole la falda para tocarle la piel. Valeria lo miró a los ojos. Antonio sonrió.
  • -          Necesito saber que es verdad. – Le dijo muy cerca,  a su oído. - Es un polo  a  Tierra. – Valeria sonrió.
  • -          Va a ser muy difícil concentrarme en la conversación. – LE dijo ella. Antonio sonrió y subió la mano por el muslo.
  • -          Esto va a ser muy interesante. – Le dijo Antonio. -  Tendrás que demostrar que puedes pensar con tu cerebro por encima de tus…bajos instintos…- Comentó él. Ling Saigo le dijo algo en japonés y Antonio continuó la conversación.

Sin tener claro cómo, Valeria respondió a las preguntas de Ling Saigo. En el rostro de Antonio se revelaba que estaba haciéndolo muy bien. Además el ser la esposa de Antonio le daba a su palabra un valor  que no tendría otra mujer. La comida fue muy occidental para alivio de Valeria y se fueron a dormir casi a media noche.
Estaba en pijama cuando llamó a casa. Megan respondió al teléfono. Antonio sonrió escuchando la lista de quejas de Megan. Magin estaba acaparando la atención de los abuelos y nadie quería secundar sus ideas de diversión.
  • -          Megan… ir a los museos no te va a matar. – Le dijo Antonio. Valeria salió de la ducha con apenas una pijama transparente encima. Él puso los ojos en blanco.
  • -          Tienes que autorizar que me permita salir con mis amigos. – Le dijo. Antonio intentó pensar con coherencia a pesar de que Valeria casi se deslizó sobre su cuerpo. Aquello era una descarada tortura.
  • -          No tienes amigos en Nueva York. – Le dijo Antonio con voz más ronca de lo usual. Valeria sonrió.
  • -          Claro que sí. Pregúntale a mamá que los chicos de su amiga Elisa son bastante conocidos en la familia. – Insistió Megan. Valeria le quitó el teléfono a Antonio y  lo puso en altavoz.
  • -          Megan… Sabes que debes cuidar de Magin y de los abuelos… Saldrás sólo el viernes y hasta las 10 de la noche. Si incumples… no volverás a salir en dos meses. – LE dijo de manera tajante acostada sobre Antonio como si no estuviera haciendo nada. Antonio rodeó con sus manos el trasero de Valeria y la acomodó sobre él.
  • -            Hola, mamá. Magin está con los abuelos en un recorrido por el museo de arte. – LE comunicó Megan sin hacerle la lista de quejas que le había hecho a Antonio. Sabía que Valeria no le permitiría convencerla de algo que no quisiera hacer.
  • -          Dile a Elisa que me llame al celular o desde tu celular… y veremos. -  Le insistió Valeria. – Cuando lleguen los abuelos… diles que llamamos y que volveremos a llamar más tarde. Ahora… cómo te fue en la prepa?
  • -          Es un buen colegio… hice un par de amigas y ser la hija de Antonio Vitta abre muchas puertas.  – Antonio sonrió al escuchar el entusiasmo de Megan.
  • -          No te pases, Megan. Una persona no debe vanagloriarse de lo que tiene sino ganarse lo que no tiene. – Le dijo Valeria. – Llamaremos más tarde… para poder hablar con mamá. Ahora adiós, Megan… Vamos a dormir porque aquí es de noche.
  • -          Muy bien, mamá. – Dijo resignada Megan. Valeria cerró la llamada y Antonio dio vuelta para quedar sobre ella.
  • -          Te has vuelto una descarada… ¿cómo te apareces con ese pedazo de tela mientras hablo con mi hija? – Le dijo hablando sobre su boca. Valeria sonrió.
  • -          Es una de las pijamas que me regalaste… más bien en quién pensaba Camille cuando me compró esta gasa… - Le dijo Valeria. Antonio se apoderó de sus labios y no la dejó hablar en un tiempo.
  • -          Camille, como ya debes haber intuido… odia a todas esas mujeres que se supone salieron conmigo durante todos estos años.  – Le dijo Antonio.- Igual o más que tú…- Dijo riendo. – Más bien pensaba en que me encantan los merengues… y tú pareces … uno con este pedazo de gasa como lo llamas… y… voy a comerte muy despacio…- Prometió y Valeria disfrutó de su torturante acto de seducción.

  Llevaban dos semanas de vivir juntos y la organización de la boda estaba adelantada pero Antonio no le había dicho nada a Valeria. Llamó a  Aurora en un momento en que los japoneses se la llevaron a recorrer las tiendas del hotel. Aurora le informó que el vestido de la novia estaba listo y que las tarjetas se iban a repartir en la familia. Antonio le informó la hora de su regreso a casa y que quería que todo estuviera en su apartamento para cuando regresara Valeria. Durmieron hasta tarde y volvieron a disfrutar el placer de estar juntos antes de bajar a desayunar. Pronto se acabaron las horas de paseo y armaron las maletas para regresar.
En la habitación que compartían encontraron una enorme caja de regalos. Valeria miró a Antonio y este se alzó de hombros. Valeria abrió la caja y exclamó un gemido de asombro. Saco con manos temblorosas un vestido de novia. Antonio supuso que Aurora había hallado su diario. Valeria se apoyó el vestido sobre su cuerpo y se miró en el espejo.
  • -          Cómo supiste de esto? Preguntó Valeria. Antonio sonrió. No era el clásico vestido de novia ni siquiera era un vestido de novia. Era más un vestido de fiesta.
  • -          Aurora está organizando tu matrimonio. – Dijo Antonio. -  Y te está avisando que es para dentro de dos semanas. Allí en esa caja pequeña están las tarjetas y ya se enviaron las de la familia.
  • -          ¿Aurora? Es en serio? Ella es mi wedding planner? – Preguntó Valeria admirando el rebordado de la tela con la que había hecho la falda del vestido. Aurora había conservado su diario de adolescencia. Concluyó Valeria recordando que allí era donde había escrito como quería su vestido de novia.  - Sabes que no deberías de estar viendo el vestido…- Le dijo Valeria. Antonio sonrió.
  • -          El agüero es que no vea a la novia vestida… y yo te veo desnuda así tengas media docena de abrigos de visón encima…- Valeria sonrió y guardó el vestido.
  • -          ¿Qué sorpresas me tienes aparte de que Aurora es mi organizadora de bodas?- Le preguntó rodeando con sus brazos  el cuello de Antonio. Él la alzó para que le rodeara con sus piernas la cadera.
  • -            Oh cariño!!! Las sorpresas que se me vayan ocurriendo en el camino… - Le dijo Antonio llevándola cargada hacia la cama. Megan apareció en ese momento.
  • -          Nada de eso jovencitos… ejerzan de vez en cuando su papel de padres…- Se burló la chica entrando a la habitación. Valeria se rió a carcajadas en medio de la cama. Antonio se sentó en el sofá al lado de la cama.
  • -          Dime… qué necesitas que no puede esperar? – Le dijo a su hija. Megan se sentó en la cama frente a él.
  • -          Quiero que me regales un auto. – Valeria se sentó de un salto.
  • -          Espera, Megan… yo sé que los chicos tienen carro desde los dieciséis pero tú tienes dos meses de vivir en Nueva York.  -  LE dijo Valeria. Antonio las miró a las dos.
  • -          Bien… Lo del carro es muy buena idea pero tu madre tienen razón. - Confirmó Antonio. Tienes que conocer Nueva York y hacer un curso de manejo. 
Valeria se mordió el labio. El estaba en realidad pensando darle un carro? Antonio la miró. Tenía que enfrentar su primera diferencia con Valeria. Ella se había criado en Colombia y aquello no era normal en su ambiente pero él era más norteamericano que cualquier cosa y sabía que los chicos eran felices con eses costumbres americanas que les daban sensación de libertad y autonomía. 
  • -   Megan... Necesito hablar con tu madre a solas antes de decirte nuestra decisión sobre esto. - Le dijo Antonio a la chica. Ella hizo un chasquido con la lengua. 
  •       Los conozco... Mamá te va a convencer de lo que ella quiere. Y yo quiero un auto y cuando me confirmen... irme a vivir a la universidad que me aceptó. - Le dijo la chica. Antonio sonrió. Megan tenía claro que Valeria era capaz de convencerlo de cualquier cosa . 
  •       Tienes que entender algo... Las decisiones sobre ustedes debo tomarlas en conjunto con mamá, te gusten o no... incluso si alguno de los dos no le gusta también debe acomodarse a lo que decidamos juntos..- Le dijo Antonio. Valeria alzó una ceja asombrada. estaba convencida de que en cualquier momento Antonio iba a decir que era el jefe de la familia y que sus decisiones eran las que se seguirían. 
  •    Muy bien... Entonces conversen ese tema... Pero concéntrense en el tema que ya los conozco y dejarlos solos es... perder el tiempo. - Les dijo enojada por no haber conseguido lo que quería de inmediato. 


      Valeria sonrió cuando la chica cerró la puerta tras de ella. Megan no le hubiera hablado así a Esteban. Con él la relación era menos pasional, más distante. Antonio se pasó a la cama y se sentó frente a ella. Le tomó las manos entre las de él y suspiró. 
  • -         Esto de ser papá es muy difícil...- Comenzó a decir él. - Creo que prefiero negociar con los japoneses. 
  •            Lo más dificil es que es tu hija...- Le dijo Valeria . - Y tiene ese mismo espíritu libre que no quiere encajar con las normas sociales. 
  •           Yo siempre seguí las normas sociales. - Se quejó Antonio. Valeria sonrió divertida
  •           Con las del Don Juan Tenorio? Si.... Esas las conoces y las cumples bien. - Le dijo ella. - Ya sé que me vas a decir que lo del carro no tiene vuelta atrás... pero no podemos esperar a los 18? 
  •           ¿Acaso no escuchaste que hablé de un curso de manejo y un conocer a Nueva York antes de hablar de un auto?-  Preguntó Antonio. Valeria asintió. - Eres conciente que no es mi decisión sino que es común en este país y una necesidad... no puedes estar llevándola de un lado a otro... De todos modos voy a ponerle un chofer porque tengo que asignarle un guardaespaldas...
  •           Es necesario? Tienes amenazas? - Preguntó Valeria que enel fondo sabía que no era excesivo sino propio de su nueva condición de familia del magnate. 
  •           Sabes que no puedo exponerlas a un susto. - Le dijo Antonio. Valeria asintió. - Y Magin tendrá el mismo tuyo. Tú puedes acompañarlo a la escuela hasta que tenga 14 años y él mismo te obligue a dejarlo libre. 
  •         Supongo que así ha de ser... - Reconoció Valeria. Igual si ella estuviera en Chicago tendría que dejar a cargo de su madre a los chicos porque ella debía trabajar para mantenerlos. Ahora tenía la ventaja de que era millonaria y podía llegar tarde al trabajo para estar con sus hijos. Miró a Antonio. 
  •        Qué hice ahora? - Preguntó él interpretado su mirada. Valeria sonrió. 
  •         Cambiar nuestra vida... Algunas cosas no me gustan pero... supongo que es cuestión de hallar el lado positivo. - Le dijo ella. Antonio la atrajo hacia él. 
  •        Megan nos dijo que no nos desviaramos del tema...- Le recordó él. - Pero... podemos tomar un receso en la deliberación... Cierto? - Le propuso metiendo los dedos por las separaciones de los botones en su blusa. Valeria sonrió. - Que tal si hablamos también de los permisos para salir en la noche... y... de tener novios... 
  •        Los permisos en la noche son en fines de semana y con la condición de que estemos en la ciudad... Ella es la responsable de Magin si nosotros estamos fuera. - Le dijo Antonio mientras le desabotonaba la blusa. - Y los novios!! El novio... Singular... Que escoja uno solo para presentármelo y más le vale que sea en serio...
         Valeria sonrió mientras volvían a acomodarse en la cama para estar juntos. Megan tuvo que esperar casi una hora a que le volvieran a prestar atención. Supuso que no podría cambiar las cosas, sus padres no podían estar solos sin que estuvieran manifestándose su pasión. Tal vez por lo 18 años alejados o tal vez porque así era amar de verdad. Y ella y Magín tenían que aceptar no estar todo el tiempo con ellos. 
       Se fue a la cocina a enloquecer a Julia. Haría que escogiera un menú a su gusto para la cena. Eso le pasaba a Valeria por dejarla a cargo de la casa. Se burló mientras planeaba su travesura. La verdad es que su esperanza era encontrar un día un hombre como su padre... Uno que la adorara y le gustara el tiempo juntos como era Antonio y Valeria.  







  
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