Analizando el recorrido de progresión en mi propia experiencia de niña con hipertactividad y defecit de atención encuentro que la danza fue elemento fundamental para la formación de hábitos saludables de control y atención en mi actitud cotidiana y comportamientos de responsabilidad y compromiso en mi interacción social. Desde los siete años y bajo la custodia de Ramón De Castro, yendo tres veces por semana a su escuela de danza, el aprendizaje de ballet, danza contemporánea y danza tradicional colombiana fueron aportando a mi manejo de la ansiedad, fortalecimiento de la atención, escucha atenta, control del tiempo y de la espera, ubicación en el espacio, coordinación del cuerpo y el ritmo.
Amen de otras muchas actividades terapéuticas aplicadas por mi madre - que incluyeron muchas veces la correa y la sanción - el acompañamiento desde la poesía de mi abuela Acha, la música de mi papá y mis hermanos varones, modelar y ser reina de belleza desde el ejemplo de mis hermanas que se conjugaron para que yo sea hoy una maestra, una amiga, una madre, una hija, una esposa, una compañera de la vida con mucha paciencia, con gran capacidad de escucha, con una memoria de inteligencia creativa y artística orgullo de su familia y de sus padres.
Gracias a Dios por la música, por la inteligencia creativa y sobretodo por la danza que hace parte de nuestra esencia y espíritu humano y que nos ayuda a entender a esos otros seres con los que convivimos que giran en torno al tiempo, a las distancias, a los silencios, a las matemáticas, a las normas. Gracias a Dios por los padres que tuve, por la familia en la que nací, por la familia que me permitió construir alrededor de mi pareja, de mis hijos y de mí misma. Gracias a la Danza.
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