Reciban un cordial y afectuoso saludo. Agradezco mucho todo el tiempo y la dedicación que compartieron conmigo para llevar a cabo las metas de este equipo en el año 2022. Dar gracias a Dios porque, los que presentaron quebrantos de salud pudieron salir fortalecidos de esa experiencia. Agradecer porque tuvimos el mínimo de reportes y quejas de este año en comparación con años anteriores y con el número de estudiantes que manejamos. Agradecer porque nuestros estudiantes terminaron su año escolar con buena salud y la promoción Lithium pudo culminar sus estudios y graduarse el grupo completo. Agradecer incluso los tropiezos y las dificultades del año porque nos enseñaron cuán valiosos somos, la fortaleza de nuestra pedagogía, si esta es una vocación o un oficio que ejercemos por trabajo, quiénes son nuestros compañeros más valiosos y a quiénes debemos seguir acompañando en este camino hacia el mejoramiento continuo.
Sea esta, una oportunidad para pedir disculpas por los momentos de debilidad, congoja, o de enojo. Somos humanos y por ello, siempre se presentan dificultades en nuestras relaciones y en el manejo de la información. Pedirnos perdón a nosotros mismos por manejar mal un momento de crisis, por un mal manejo de las emociones, por dejar que se filtren las crisis personales en las profesionales. Pedir disculpas a nuestros estudiantes y padres de familia por las situaciones que no supimos manejar, mejorar, acompañar y/o enriquecer.
Proponernos para el 2023 metas más altas que garanticen trayectorias exitosas a nuestros estudiantes, pero que también nos ofrezcan oportunidades para crecer y ser mejores. Metas de sentido de pertenencia con la escuela y con nuestro rol de formador de formadores, de servicio al prójimo tal como el maestro de maestros Jesús nos guía. (Otros podrán indicar en este momento otros líderes del pensamiento, la enseñanza y la trascendencia más acordes a su religión o credo.)
Como siempre, que el Niño Dios nazca en sus corazones. Y no sólo en el mes de diciembre, sino en cada abrazo que le das a un hermano para ser más fuerte, para sentirse más amado, para ofrecer tu apoyo y compañía, para comprender su experiencia de vida, para reconocer su verdad, para brindarle alegría, para iluminar con tu presencia su vida. Porque el Niño Dios nace en el abrazo fraterno que regalas para expresar la abundancia de tu corazón.
Nos vemos el próximo año, con la venía de Dios nuestro Señor.
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