—No, pero conociéndote estoy segura de que tienes otras cien normas que esperas que cumpla.
—Me resulta duro decirlo —comentó con expresión pensativa—, pero la lista de normas es ilimitada. En cualquier caso, no te preocupes, a medida que se me vayan ocurriendo, iré diciéndotelas.
—Muchas gracias. Hay que reconocer que para Moisés fue una suerte encontrarse con Dios, y no contigo. En ese caso, todavía estaría bajando tablas de la montaña
LAS REGLAS DEL JUEGO NOVELITA DE BIANCA JEJEJEJE

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